Un proyecto de vida. Eso es ENKI, desde donde trabajan por un mundo más justo, solidario, responsable e inclusivo a través del deporte. Carmen Touza y Ángel López, como cabezas visibles de un grupo maravilloso de personas que rebosan capacidad de trabajo y un enorme corazón, lideran un proyecto que consiguió hacer el regalo más grande siempre deseado: vida. Vida en forma de emociones infinitas, sonrisas permanentes, lágrimas, millas de lágrimas de felicidad, metas alcanzadas, sueños cumplidos, y en equipo, en familia, como más prestan las hazañas.
Para ponernos en situación, para conocerlos mejor, retrocedemos a 2020, cuando en el seno de Enki, de la fundación Abrente, nacen los Marines ENKI. Rocío, pura energía positiva, y José Luis, el mayor promotor de aventuras, son los padres de Inés y de Mario, de ahí el nombre MarInes, solo querían participar con sus hijos con diversidad funcional en los eventos deportivos de la ciudad. Lo hacen ahora con total normalidad en A Coruña. Para celebrarlo, para celebrar la inclusión en el deporte, y en comunión perfecta con la Fundación Adcai nació Runki, la carrera de los superhéroes, en la que participaron todos los colectivos amigos de toda España. El premio era una beca para correr en el maratón de Nueva York, el sueño de tres familias empezaba a hacerse realidad. Que los menores de edad no pudiesen participar, ni siquiera en las sillas, lejos de frustrarles su sueño fue para ellos un motivo más para seguir peleando para abrir caminos, empujando sonrisas, derribando barreras, y haciéndolo como saben ellos, sonriendo y disfrutando de la vida.
Ojalá pudiese describir con palabras el poder de la sonrisa reflejado en las caras de la expedición de los Marines Enki, tanto de los que corrieron la maratón más importante del mundo visibilizando el deporte inclusivo, empujando y repartiendo sonrisas entre los 53.000 participantes, como los que los acompañamos buscando esas camisetas rojas con los nombres de Pedro, Inés y Mario, para aplaudirles, abrazarlos, animarlos, darles nuestros ánimos, contagiando también a la inmensa multitud de personas que cubrían cada paso del circuito y que vitoreaban a los nuestros llevándolos en volandas hasta la meta de Central Park. Un momento tan emocionante, con Pedro al sprint, que simboliza lo que ellos son, ejemplo de fuerza, de coraje, de superación y un vendaval de ilusión y ganas de disfrutar la vida, venga como venga.
Y ese es el mensaje con el que me quedo de toda esta aventura. La vida es un viaje lleno de incertidumbre, que a veces se nos complica inesperadamente y sin poder decidirlo. Sí podemos ponerle actitud en la manera en la que la afrontamos, sin rendirnos ante lo que la vida nos impone. Compartir esa actitud de los Marines Enki es el mejor regalo, la mejor decisión, el mayor impulso para seguir luchando por un mundo más inclusivo, por un deporte más inclusivo.
Gracias Marines Enki por dejarnos formar parte de vuestra inmensa familia, llena de vida, de alegría y optimismo, llena de amor y generosidad, llena de compromiso y fuerza, llena de lucha y coraje, y siempre, siempre, con una sonrisa. Sois ya un patrimonio de esta ciudad.