El salario emocional se ha convertido en una herramienta cada vez más relevante para las empresas. Reconocer y recompensar el trabajo de los empleados no solo a través de una remuneración económica, sino también mediante el fomento de un ambiente de trabajo positivo, el desarrollo de habilidades y la promoción de la calidad de vida supone sin ninguna duda una inyección de motivación para el empleado y, con ello, una mayor rentabilidad para la empresa.
Tu jefe (entendiendo por “jefe” al propietario de la empresa, emprendedor, director de un departamento o responsable de un equipo) es una figura clave en la eficiencia y productividad de sus empleados, proporcionando no solo una dirección clara y objetivos alcanzables, sino también motivando y capacitando a su equipo a través de intangibles relacionados con el reconocimiento y el desarrollo personal y profesional para que logre un desempeño óptimo. Eso está claro, de hecho, el 42,5% de las salidas laborales voluntarias están relacionadas con un liderazgo inadecuado del superior directo (aka “Jefe”). Un mal jefe es la segunda causa de cambio de trabajo. Lo digo yo y un reciente informe de la consultora de recursos humanos “Equipos & Talento”.
No hay dudas. El salario emocional es una inversión que tiene beneficios en términos de productividad, retención de talento y clima laboral. Un empleado motivado y comprometido con la empresa es mucho más eficiente y eficaz en su trabajo, lo que rápidamente se traduce en una mejora de los resultados de la organización (por no hablar de la salud mental de todos los que participan en este juego de mesa al que llamamos “mundo laboral”).
Un líder eficaz es alguien que escucha y valora las ideas de sus empleados, fomentando un ambiente de trabajo más colaborativo y creativo. Un líder también es responsable de la toma de decisiones y la gestión del tiempo, lo que puede ayudar a reducir la incertidumbre y la ineficiencia en el equipo y, por tanto, en la empresa. Un líder comparte los aciertos y se responsabiliza de los errores de su equipo.
Pero… ¿Cuál es el salario emocional de un jefe? ¿Necesita un empresario (o tu jefe) algo más que un salario digno y una palmadita en la espalda?
Desde luego existe una enorme satisfacción personal en dinamizar el crecimiento profesional de tus empleados o de tu empresa / departamento. Ver cómo se desarrollan sus capacidades es una de las mayores recompensas inmateriales que puede experimentar un emprendedor e incluso, enfrentarse a cómo otras compañías “fichan” el talento de tu empresa es, en cierta medida, un reconocimiento a las habilidades de liderazgo de un “jefe”. Te lo digo yo, que me han “robado” algunos diamantes ya pulidos. Sin embargo, resistir al frente de un equipo de personas (con todas sus aristas) es, a menudo, un camino lleno de frustración, decepción, horas infinitas y habilidades psicológicas que solamente se aguantan si tu equipo te acompaña con su empatía, comprensión y apoyo.
Los emprendedores, los directores o los jefes de equipo también tienen familias, hobbies, incluso sueño y también pretenden y disfrutan un clima laboral sano y cercano, aunque nadie piense en ellos y se presuponga que su salario económico o su porcentaje de potenciales beneficios futuros debería de incluir la gestión de la incertidumbre, la ausencia de vacaciones, las horas laborales infinitas (en demasiadas ocasiones he escuchado “para eso es el jefe”) y hasta la factura del psicólogo.
Un empleado eficiente valora el tiempo de su jefe intentando ayudarle a optimizarlo para que pueda compatibilizar su función profesional con su disfrute personal. Un buen empleado empatiza con las decisiones de su responsable y las apoya, aunque no estén de acuerdo con ellas, entendiendo que hay variables que quizás ellos no alcancen a ver o entiendan pero que pueden llegar a justificar la decisión. Un empleado inteligente entiende lo importante que es para la estabilidad de su propio puesto de trabajo y el de sus compañeros que la satisfacción emocional de su jefe sea adecuada.
Un jefe también puede cometer errores, también aprende, también se siente presionado, también le gusta tener horario y también necesita el apoyo/cariño de su equipo para permanecer cuerdo, efectivo y rentable, en definitiva… también se merece un “Salario Emocional”. Un “¿puedo ayudarte?”, un “cuenta conmigo”, un “entiendo tu decisión” o un simple “¿cómo estás?” puede también tener a veces tanto valor motivacional para un jefe como su salario o su participación empresarial.