Siento un cariño especial por septiembre.
Se acerca el otoño, vuelve la vida “normal” tras el verano (amo la rutina) y es el mes de mi cumpleaños.
Recuerda: hoy es el día de tu vida en el que serás más joven.
Ya no hay vuelta atrás, sí, eres más joven que nunca.
Leí esto hace poco y me explotó la cabeza.
Pasamos la vida posponiendo decisiones esperando al momento perfecto y resulta que no existe. Nunca es el momento idóneo para cambiar de ciudad, dejar ese trabajo, abandonar una relación tóxica, hipotecarte o tener un hijo… Pero siempre pensamos que cuando llegue el momento, lo sabremos.
Primer consejo a mi yo de 20 años: hazlo ahora.
Cumplir años siempre ha sido divertido, pero a partir de los 35 es catártico y cada año duele un poquito más.
Septiembre, para las marcas, es el año nuevo de la rutina y llegan a las agencias los primeros briefs de Navidad. Pasamos en un nanosegundo de la operación bikini al Gordo.
A las marcas, el hacerse mayor o ‘adulting’ también les genera conflicto. Demasiadas veces comunican como si solo se dirigieran a la Gen Z… y como (casi) todas las marcas quieren parecer modernas, inclusivas o sostenibles, a veces olvidan que parte de su público se sale del rango, es el llamado público ‘Senior’ (personas de más de 65 años) y, o no se dirigen a ellos, o les hablan como si no fuesen modernos, inclusivos o sostenibles. Que lo sean o no, solo depende de haber analizado cuidadosamente cuál es tu público, extraer el buyer persona (representación ficticia del público objetivo de una marca) y hablarle directamente. El edadismo en publicidad es un hecho y, cuando no te ves reflejada en la comunicación de una marca, sientes que no es para ti. Lo malo es que a veces sí es para ti, pero no lo parece. Entender a tu target es un reto que muchas marcas todavía no han asumido.
¿Cómo gestionamos, entonces, el hacernos mayores?
Empiezas por cosas como llevar Crocs por la calle sin trabajar en sanidad, buscar tutoriales de cómo pintar muebles lacados o que el mayor planazo de un sábado por la noche sea dormirte a las 22h. Tengo asumido que, en un futuro cercano, seré aficionada a la jardinería o al tricot. Y, sin embargo, me siento tranquila conmigo misma, mucho más que a los 20 o a los 30. Porque cada año acumulas sueños, experiencias, conocimiento, momentos, hitos y eso se va haciendo más y más grande. Te vuelves más segura, confías más en ti misma y lo que opinen los demás empieza a resbalarte peligrosamente.
¿Lo hueles? sí, es paz mental.
He escrito a mi yo de 20 años una lista con esas verdades transformadoras que me gustaría haber sabido antes. Para que se calme, respire hondo y disfrute más del camino. Por si los viajes en el tiempo son lo siguiente después de Tik Tok, X y Threads, que alguien se la haga llegar, por favor.
Querida ‘Yo’ de 20 años:
Quiérete más.
No necesitas estar con alguien para estar bien, mejor sola que mal acompañada. Y deja de esperar señales de amor tan complejas que ni Alan Turing sería capaz de descifrar. Cuando te quieren bien, te lo demuestran. Y si este no es, en el fondo lo sabrás, pasa página. Nunca trates como prioridad a alguien que te trata como opción.
Deja de preocuparte por lo que piensen de ti.
Si a alguien no le gustas e invierte su tiempo en hablar mal de ti, pasa.
No gastes tu energía en alguien a quien no le interesas. No tienes que gustarle a todo el mundo, ¡a ti tampoco te gusta todo el mundo!
No vayas a todo.
No tienes que ir a todo, no eres tan importante. Existe el FOMO, aunque aún no sepas qué significa porque se inventará en 2011 y pronto dejará de importarte no estar en cada eventito, cada fiestita, cada quedadita.
Que te lo cuenten.
Olvida las tendencias.
Céntrate en lo que te guste a ti, en lo que te sienta bien, busca tu propio estilo y ahorra pasta en cosas que vas a ponerte (literal) dos veces.
Pasa de los consejos no pedidos.
Haz lo que creas que es correcto. No escuches consejos, especialmente, cuando la persona que te los da nunca ha estado en la situación a la que te enfrentas. Por ejemplo, señores diciéndote que el parto “es una horita corta”. Sonríe fuerte.
Sé una buena persona.
Ni por el karma, ni por el universo, ni por los chakras. Tratar bien a la gente, ser amable y sonreír es el arma más poderosa del ser humano. Lástima que la mayoría aún no se ha dado cuenta.
No presumas de estar ocupada.
No mola, no es divertido, no te hace mejor. Trabajar tantas horas, tener tantas cosas que hacer, estar siempre hasta arriba, sentirte cansada y, al día siguiente, volver a empezar… no es sano. Te acabará pasando factura. Cuídate más.
No tienes que ser la mejor.
Evolucionar profesionalmente no es una competición, ni consiste en quedarte hasta las tantas, ni obsesionarte con ganar premios. Tu objetivo debe ser leer más, escribir más, no dejar nunca de aprender y disfrutar con lo que haces. Pásatelo bien y rodéate de gente con ganas.
Pon en valor tu tiempo.
Decir que sí a todo es contraproducente. Aprende a decir que no. Marca tus límites. Seguir echándote a la espalda las necesidades y urgencias de otros, agota. Tu tiempo es lo único que no se regenera, ni se compra, ni va a volver.
Inviértelo en experiencias bonitas y en pasarlo con buena gente.
No esperes validación.
Para estar bien, ser feliz, vivir tranquila… no necesitas que otras personas te validen, no necesitas opiniones que no has pedido, no necesitas que la sociedad piense que eres ok. Sé tú misma.
Haz las paces con tu cuerpo.
Vas a odiar tu cuerpo una gran parte de tu vida pero solo tienes ese, cuanto antes gestiones la relación con tu cuerpo, mejor. Acéptalo, cuídalo y respétalo; sin locuras ni dramas. No me gusta que los demás opinen sobre mi cuerpo, por eso nunca opino sobre el cuerpo de los demás. Me alegra que las mujeres más jóvenes no tengan que sentir que Kate Moss es el único canon de belleza permitido… pero tener 20 años en los early two thousands es algo que no puedo cambiar. Vuelve al principio de la lista y quiérete más.
Y tú, ¿qué le dirías a tu ‘Yo’ de 20 años?
Hace unas semanas lancé en mi perfil de LinkedIn (si te ha gustado este artículo ¡escríbeme!) la pregunta “¿qué consejo le darías a tu ‘Yo’ de 20 años?” y hubo muchas respuestas interesantes, te comparto algunas.
Porque, aunque ya no tengas 20 años, septiembre es el momento perfecto para esa conversación que tienes pendiente contigo mismx:
Aprende. Arriesga. Conócete. Sé humilde. Escúchate. Equivócate. Pide ayuda. Confía en ti. Sé tú mismo. Sé constante. Habla menos y escucha más. Ten paciencia. Haz preguntas. No tengas miedo. Defiende tus ideas. Crea una estrategia. Asume responsabilidades. No finjas ser lo que no eres. No pospongas las decisiones difíciles. Rodéate de gente que te haga crecer. Apóyate en las personas que tienes cerca. Disfruta del viaje.