Uno de los que me resulta más inquietante es el de Lennon a McCartney en su canción How do you sleep, en la que un Beatle desprestigiaba al otro cuestionando su autoría en algunos de sus mejores temas.

¿Cómo eres capaz de dormir?, le espetaba John a Paul.

Dormir bien es el patrimonio de las mentes ligeras, sin preocupaciones, el lujo de sentir que no tienes que pensar de más, un privilegio de quienes no tienen responsabilidades, la opulencia de quienes no se llevan tareas pendientes, problemas que resolver o, sencillamente, de los sin hijos.

Hace muy poco viví una situación en el trabajo que me quitó el sueño.

Días y, sobre todo, noches, tratando de encontrar la mejor manera de solucionar algo que no había provocado, pero de lo que debía responsabilizarme.

Qué difícil es tomar decisiones teniendo que contentar a todo el mundo.

Horas dedicadas a pensar la mejor manera de hacerlo bien pour tous.

La necesidad de satisfacer pretensiones demandadas por everyone.

Quedar bien. Hacer lo correcto. Mantener la calma. Dar la cara. Solucionar. 

Todo. A. La. Vez.

Una de esas noches me desperté a las tres de la mañana con la cabeza pesada y los ojos hinchados, sabiendo que no iba a volver a dormirme. 

Y, sentada en la cama, pensando en cómo mi cuerpo iba a gestionar otro día demasiado largo teniendo por delante unas veinte horas de estar despierta, pensé: es imposible.

Es imposible hacerlo bien para todxs.

Es imposible contentar a todo el mundo.

Es imposible creer que puedes gustar a cada persona.

Es imposible convencer a todxs de que tu opinión sí o no.

Es imposible demostrar algo a quien ya tiene una opinión infundada.

Es imposible intentar llevarte bien con alguien que quiere llevarse mal.

Y está bien.

Que sea imposible está bien.

Porque siempre va a haber gente a tu lado y gente enfrente.

Por muy bien que lo hagas, te odiarán.

Por muy mal que lo hagas, te querrán.

El secreto para dormir bien por la noche es ser fiel a ti misma. 

Una frase popular de Aristóteles dice: “la única forma de evitar la crítica es no hacer nada, no decir nada, no ser nada” y nadie quiere eso, ¿verdad?

Marcas como IKEA, Burger King, Volkswagen, British Airways o Heura Foods se han enfrentado a situaciones delicadas que han tenido que gestionar. 

La mejor forma de hacerlo es tratar de responder a tu ética empresarial, a tus valores de marca y, ante todo, a tus consumidores.

Debes intentar hacer las cosas de una manera que responda a tu ética, a tu honestidad y a tu forma de ser. Tu ética, tu honestidad y tu forma de ser no son iguales que la ética, la honestidad y la forma de ser de todxs los demás, pero son tuyas. Responde ante eso.

Vivir una situación tan desagradable en la que se cuestiona todo lo que eres te hace reflexionar en profundidad. En este caso sobre lo fácil que nos resulta la crítica, el desprestigio y la opinión rápida con el único objetivo de alimentar de carnaza nuestro insaciable apetito de odio.

Sin saber. Sin conocer. Sin valorar. Sin entender. Sin razón. Sin piedad.

Nos lanzamos a la crítica destructiva para posicionarnos en un bando, generalmente en el que consideramos “el bueno” para demostrar y demostrarnos que somos respetables, que estamos en el sitio correcto, que merecemos un trocito de podio junto a los vencedores, en los que nos vemos reflejados, héroes baratos a los que imitar para dar sentido a nuestras vidas, los que tienen la razón, única e inapelable y quien diga lo contrario está, sin duda, equivocado.

Y, sin embargo, ese posicionamiento momentáneo y rotundo, absoluto e inapelable es, a su vez, efímero. 

Porque la opinión que defendemos, de lo que alardeamos, sobre lo que presumimos contundentemente en redes sociales, no siempre somos capaces de aplicarlo en la vida. Pasamos página con una facilidad que asusta, de polémica en polémica sin escuchar ni reflexionar ni indagar. 

Siguiente tema, rabiosa actualidad, más leña al fuego.

Veredicto: ¡culpable!

Guerra. Jarana. Movida. Salseo. Hate. Desprestigio. Carnaza.

Es gratis odiar. Odiemos. Y además es divertidísimo.

No nos importan las personas que están detrás.

No nos importan las consecuencias.

No nos importa nada.

¡Odiemos!

Porque piensas que vas a seguir durmiendo bien por las noches.

Hasta que un día eres tú el que está en el centro de una polémica que no has provocado y te toca salir. Pero no te van a escuchar, ni a creer, ni a darte el beneficio de la duda. Es imposible.

Y está bien.

Que sea imposible está bien.

Haz lo correcto.

Sé honesta contigo misma.

Duerme bien por las noches.