La escena tiene lugar en una habitación oscura, pero llena de tecnologia. En una mesa de mármol, tres figuras que el siglo XX recuerda con horror se sientan frente a sus ordenadores portátiles. El tiempo los ha llevado al siglo XXI, y en lugar de estrategias bélicas y diplomáticas, discuten sobre los medios, la tecnología y las redes sociales que dominan el mundo moderno.
Hitler: (Tecleando furiosamente en Twitter) "Es increíble, no puedo creer que con unos cuantos caracteres la gente me siga y me apoye sin cuestionar. Hace falta mucha menos propaganda que en los 30... Aquí no se necesita ni un discurso. Publico una imagen potente, una frase corta y listo. ¿Dónde estaban estas herramientas en mi época?"
Franco: (Levantando una ceja, con una tablet en mano) "No sé si me convence tanto, Adolf. A mí me gustaba más controlar los medios de manera directa. Un buen periódico, una emisora de radio, sabías exactamente lo que la gente leía o escuchaba. Ahora todo el mundo puede hablar, todos tienen una opinión. ¿Cómo manejas eso?"
Mussolini: (Sonríe mientras ojea un perfil de Instagram) "Franco, querido, eso es porque no entiendes el poder de los influencers. ¡Son como nuestros antiguos propagandistas, pero con millones de seguidores! No necesitas un solo medio, necesitas controlar las tendencias, las imágenes, los vídeos cortos. ¿Ves esto? (muestra un meme) Con un simple meme puedes arrasar una idea y difundirla por todo el mundo en segundos".
Hitler: (Asiente, mirando su cuenta de YouTube) "Exacto. Con los algoritmos, se puede hacer que la gente vea exactamente lo que quieres que vea, pero con la ilusión de que lo eligieron. Mira mis vídeos en esta plataforma, son de menos de un minuto. Directos, emocionales. Y si alguien duda, siempre hay una respuesta rápida que puede dejar callado a cualquier crítico. ¿Y las fake news? ¡Son geniales! No necesitas siquiera que la información sea verdadera. Solo hay que hacer que circule lo suficiente".
Franco: (Suspira) "Es verdad que ya no hace falta hacer desaparecer a la gente de la misma manera que antes. Los algoritmos los borran de la realidad digital. Nadie los ve, nadie los escucha, están fuera del sistema. Pero no me malinterpreteis... sigo prefiriendo el control absoluto. Esto de los 'influencers' y los 'hashtags' parece caótico, poco fiable".
Mussolini: (Riendo) "Tú siempre tan clásico, Francisco. Pero te aseguro que si pudieras controlar el contenido viral, entenderías. Por ejemplo, en TikTok, puedes hacer que una coreografía o un trend sirvan para difundir una idea sin que parezca ni remotamente política. Las masas lo absorben sin resistencia. Yo hubiera hecho maravillas con esto en
mi tiempo".
Hitler: (Con una mueca pensativa) "TikTok... ¡Es perfecto para los jóvenes! Controlar las mentes jóvenes es clave. Los viejos se resisten, pero los jóvenes... ni siquiera se dan cuenta de lo que les está pasando. ¿Sabes lo fácil que sería reclutar masas con este tipo de plataformas? Videos cortos, cargados de emoción, violencia simbólica, y todo con música pegadiza. Los programas de adoctrinamiento de antaño son cosa del pasado".
Franco: (Con una mirada seria) "Sin embargo, todo esto es muy frágil, ¿no? Si de repente las plataformas deciden cortar tus cuentas, te silencian. Es demasiado poder concentrado en manos de empresas privadas".
Mussolini: "No seas tan pesimista. Solo tienes que asegurarte de que esas empresas estén de tu lado. Los gobiernos del siglo XXI han aprendido a jugar con ellas. Si controlas la narrativa a través de los medios sociales, puedes llevar a las masas a donde quieras. Y en cuanto a las noticias tradicionales, ni siquiera son necesarias. Nadie confía en ellas ya. El público solo cree lo que ve en las redes".
Hitler: (Asiente) "Sí, es cierto, Franco. La gente cree lo que quiere creer. Y si algo no encaja en su visión del mundo, simplemente lo descartan. Eso es lo hermoso de la burbuja digital. Tú les das exactamente lo que quieren, y ellos te lo devuelven en forma de apoyo incondicional".
Franco: (Con una sonrisa irónica) "Nunca pensé que diría esto, pero tal vez me estoy quedando anticuado. La dictadura perfecta puede estar aquí, en los algoritmos y las tendencias, sin necesidad de tanques ni fusiles".
Mussolini: "Exacto. Es la era del control invisible. Las redes sociales son como una plaza llena de gente, todos hablando, pero solo unos pocos deciden qué se escucha. Es la nueva forma de dictadura, más eficiente y sutil. Yo me sentiría como en casa".
Hitler: (Con una sonrisa oscura) "El mundo no ha cambiado tanto, solo las herramientas. Con las redes sociales, el control es aún más efectivo. Los medios tradicionales, las tecnologías de antaño, ya no son necesarias. Ahora, controlas lo que la gente consume y crees que lo has elegido tú mismo. El poder es absoluto, pero invisible".
Los tres hombres, satisfechos con la conversación, continúan explorando sus redes, maquinando cómo, en este mundo moderno, podrían haber hecho su ascenso aún más imparable.