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El año pasado 26.000 empresas cerraron por no saber adaptarse a los nuevos tiempos.

Mercados cambiantes, tecnologías emergentes, cambio generacional, compradores infieles con preferencias dispares.

¿Están las pymes tradicionales españolas preparadas para sobrevivir en este ecosistema caótico y volátil?

En tan solo dos décadas hemos mezclado. agitado, demolido y reconstruido todo lo que conocíamos sobre el modelo de gestión y administración de empresas que arrastramos desde aquel famoso Michael Porter.

Venta a través de canales digitales, validar antes de crear el producto, diseñar una solución basada en una necesidad, contar con perfiles de influencia para que sean el altavoz de tu proyecto, delegar producción y logística si es necesario para entrar en costes.

Métodos de lanzamiento de proyectos heredadas del ecosistema startup, que tiene como mantra empezar por lo mínimo viable para luego ir escalando, sin arrastrar una deuda desde el inicio.

Ésto, que para los que nacimos y crecimos entre negocios digitales es el modus operandi de referencia, se les ha escapado, les suena a chino y por ende lo consideran poco relevante a los equipos directivos de compañías creadas hace más de 30 años.

Empresas que fueron fundadas desde la intuición, sin necesidad de prestar excesiva atención al mercado porque la competencia solía reducirse al tamaño de la comarca en la que operaban, sin contemplar que eso de las compras recurrentes de Manuela y su familia pudiera no ocurrir.

Estamos en el escenario empresarial más apasionante de la historia. Startups recién “creadas” que tan solo tienen una idea y un Powerpoint de cuatro páginas en el que venden una visión para cambiar el mundo y saben trasladarla como si fuesen una empresa asentada; conviviendo con empresas históricas que llevan aportando valor y oportunidades laborales durante años en sus regiones correspondientes y no las conoce más que su personal, proveedores y clientes.

Es el momento de aunar visiones y expertise, encontrar ese punto medio entre lo emergente en pañales y lo asentado con boina. Trasladar dinámicas digitales al modelo tradicional, inyectar métodos ágiles que cuestionen al “porque siempre se ha hecho así”; abrir bien los ojos.

El mercado cambiante puede ser una amenaza para la supervivencia o un desafío para abrazar la innovación constante, la deconstrucción que esconde en su meta una versión mejorada, elevada, actualizada. La base sobre la que coger fuerzas para la siguiente maratón.

A vosotros, que lleváis tantos años vistiendo el traje de gerencia y conociendo la historia familiar de cada persona que compone vuestras filas, priorizando el hacer sobre el contar y el reponer lineales sobre el buscar nuevas oportunidades… gracias por el camino recorrido hasta aquí.

Ha llegado el momento de contarlo, haceros visibles, entender e integrar todo lo bueno de lo que ha cambiado. Seréis imborrables.

Lili Lorenzo

Lili Lorenzo es consultora en estrategia digital y project manager digital, experta enmarketing estratégico y posicionamiento de marca. Seis años como autónoma, más de 70 proyectos en puestos de decisión y dos empresas propias autofinanciadas a sus espaldas; con 34 años recién cumplidos. Tiene un objetivo como directora de Acto Voltaje: inyectar en empresas tradicionales todo lo aprendido durante más de una década entre negocios digitales, sin dependencias del algoritmo ni costes insostenibles en publicidad. El branding y el talento como pilares de marketing estratégico. Hacerlo bien, hacerlo raro, hacerlo imborrable.