Los peregrinos que recorran el Camiño de Fisterra-Muxía se encontrarán a su paso por el municipio coruñés de Ames, cerca de Santiago de Compostela, con el Bosque do Peregrino, una masa forestal autóctona plantada en el Monte de Ventosa, un territorio que ha sufrido el efecto de los incendios en varias ocasiones.
Uno de los objetivos que persigue este nuevo bosque es, precisamente, la de prevenir los incendios gracias a la plantación de 35 especies no pirófilas autóctonas como castaños, robles, fresnos, abedules o alcornoques.
Además de estos árboles, el Bosque do Peregrino también cuenta con un mirador desde el que observar el Val da Maía, así como con bancos para que tanto los vecinos como los turistas y aquellos que recorran el Camino de Santiago pueden detenerse a contemplar el paisaje y un cierre perimetral de la zona con postes de madera de 1,5 metros.
Esta actuación ha costado cerca de 20.000 euros, pero el Concello de Ames prevé continuar con las intervenciones en la zona, que este mismo año pasará a contar con nuevos equipamientos como un parque infantil, mesas, una fuente y paneles informativos.
"Buscamos que tanto el peregrino como cualquier otro visitante o vecino de Ames pueda disfrutar relajadamente de unas vistas espectaculares del Val da Maía; quedan aún cosas por hacer, pero va a ser uno de los lugares más visitados de nuestro hermoso Concello", asegura el concejal de Transición Ecológica y Medio Rural, Manuel Lens.
De este modo, esta zona verde dará servicio tanto a los vecinos de la cercana urbanización Pedra Dourada como a los peregrinos que recorran el Camiño Fisterra-Muxía, uno de los tres que recorren Ames, junto al recientemente reconocido Camiño da Ría de Muros e Noia y el Camiño Portugués.