Vecinos y entidades ecologistas de la comarca de Arzúa han anunciado este miércoles la creación del colectivo Arzúa Sostible, que nace para luchar contra la mina de Touro "por su impacto negativo sobre la salud pública y el medio ambiente".

La creación de este colectivo busca facilitar el asesoramiento y la presentación de documentación administrativa "ante el hipotético desarrollo de un nuevo plan extractivo por parte de Cobre San Rafael, Atalaya Mining y Explotaciones Gallegas".

"Aunque las empresas se esfuercen en comprar la voluntad popular, el proyecto de la mina de Touro tuvo, tiene y tendrá una completa falta de licencia social: la pandemia no puede ser excusa para intentar imponer esta explotación", denuncia en un comunicado la Plataforma Veciñal Cornado Mina Non, que se integrará en este nuevo colectivo.

Un vertido de la mina en el Río Ulla (Plataforma Veciñal Cornado Mina Non).

El grupo considera el programa "Terras da xente" de Cobre San Rafael "una mera compra a golpe de talonario del apoyo de entidades locales de la comarca", con "25.000 euros que son calderilla en comparación con su volumen de negocio en Andalucía".

"Venden su propuesta como un hito de la Responsabilidad Social Corporativa mientras sus dos empresas matrices acumulan tanto quejas vecinales como expedientes sancionadores por las muchas irregularidades cometidas tanto en Andalucía como en Galicia", denuncian.

Una brecha provocada por la mina de Riotinto (Plataforma Veciñal Cornado Mina Non).

Así, el colectivo se ha referido a la explotación de Atalaya Mining en Riotinto, donde los vecinos de un barrio cercano se han organizado "después de que la expansión del negocio minero y las voladuras con explosivos, además de nubes de polvo, hayan provocado brechas en muros, techos, y paredes".

Por otra parte, denuncian que Explotaciones Gallegas -máxima accionista de Cobre San Rafael- ha recibido en los últimos años "más de 80.000 euros en multas por sus vertidos e irregularidades cometidas en relación con el dominio público hidráulico".

"Esa y no otra es la realidad de las empresas que pretenden desarrollar el proyecto de reapertura de la mina de Touro, que se definen claramente opr sus hechos: hay cosas que el dinero no puede comprar, como el sentido común y el amor por la tierra", concluyen.