La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha celebrado este martes el juicio contra un hombre acusado de violar a su expareja. Los hechos tuvieron lugar en Santiago de Compostela, aunque la causa procedente del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de A Estrada, que fue donde se presentó la denuncia.
Este martes, durante la vista oral, la mujer explicó que había mantenido una relación previa con el denunciado pero que, poco antes de los hechos, lo habían dejado. Esa noche, coincidiendo con la celebración de Halloween, ella fue a una fiesta en casa de una amiga y luego salieron de copas por Santiago. En un pub, apareció el acusado.
La mujer, sintiéndose incómoda porque "él se acercaba mucho", decidió regresar a su piso pero al llegar al portal de su edificio su ex pareja "apareció por detrás". Ella le pidió que se fuese, pero ante la insistencia de él, le permitió entrar en la vivienda. La discusión siguió avanzando y ante las peticiones de ella para que se marchase, él insistía en que no la iba a molestar.
Según la versión de ella, empezaron a forcejear y cayeron en la cama. "Él no paraba de intentar tocarme y yo no quería que me tocara, me apartaba". Finalmente, el hombre aprovechó un ataque de ansiedad de la víctima, que se veía ya sin fuerzas para defenderse, para penetrarla sin su consentimiento, tal y como ha relatado la mujer.
Tras un tiempo de relación intermitente, en diciembre volvieron a tener una relación formal, pues ella estaba "muy enamorada" y "tenía una dependencia emocional muy grande de esta persona".
En febrero, tras una nueva ruptura, ella lo denunció por acoso y el 15 de marzo de 2020, en pleno confinamiento, denunció ante la Guardia Civil la agresión sexual. Desde entonces, no han retomado la relación.
Por su parte el acusado reconoce que ese día discutieron, pero aclara que fue ella la que le agredió a él y que no la forzó a mantener relaciones sexuales. Explica que cuando estaban de copas en el pub, ella se fue y, dado que estaba lloviendo y ella había bebido mucho, la llamó a ver si quería que las acercase a casa a ella y a su amiga, a lo que su ex le respondió que no, pero que se veían luego en casa.
Niega la discusión en el portal, pero sí reconoce una riña ya en la habitación por unas infidelidades por su parte y declara que en ese momento ella le propinó unos bofetones. Después de eso, él asegura que se fue pero que ella le mandó mensajes por Whatsapp pidiéndole que regresara para "arreglar las cosas". Al volver, de nuevo en la habitación, según el relato del acusado, se acostaron y, en la cama, volvió la "rabia" y "llegó a morderme", pero finalmente ella se echó a llorar, él la consoló y se durmieron.
Al día siguiente, según la versión de él, hicieron las paces y comenzaron una relación ya formal que duró hasta febrero de 2020, cuando él le reconoció que había tenido una "relación paralela". El caso ha quedado visto para sentencia.
La Fiscalía solicita que este hombre sea condenado a nueve años de prisión; seis años de libertad vigilada; 17 años de inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades que conlleven contacto regular y directo con menores de edad; y el pago de una indemnización de 25.000 euros a la víctima. El acusado se declara inocente por lo que su defensa pide su libre absolución.