Davizon, dueño de The Black Dog Tavern en la Ciudad Vieja, tuvo que pasar un curioso examen para convertirse en cliente de los Fritz. “Me llamó el director comercial para Europa y me hizo un montón de preguntas. Me preguntó si admitía perros (sí), me preguntó por el rugby (en esta taberna de cervezas artesanas y comidas el fútbol está vetado), me preguntó si tenía un grupo de rock y giraba por Europa (sí)…”. Se había estudiado bien el Facebook del bar y el resultado fue claro. “Me dijo, nos encaja”.
Así funciona la marca de refrescos Fritz, que nació en 2003 de la mano de dos estudiantes en Hamburgo, Alemania, que se retaron a hacer un refresco de cola mejor que el que había. Fritz no busca a las masas sino a un público concreto, uno alternativo, sostenible y que, para qué negarlo, le guste ese toque diferente que da el no encontrárselo en todas partes. Por eso, escoge locales para venderse compatibles con su filosofía. Cervecerías artesanas, cocktelerías, restaurantes modernos, tiendas eco… allí es probable que puedas encontrarte con la Fritz-Kola, su buque insignia, que presume de casi triplicar la tasa de cafeína a la Coca-Cola, y con el resto de su gama de refrescos que incluyen sabores tan diferentes como el mate, el ruibarbo o el melón. Una empresa que se define sostenible, que solo usa cartón y vidrio -y algo de plástico en alguna caja- y que tiene como producto estrella de su merchandising un aparcabicis.
“Ellos usan cafeína natural extraída del café verde (sin tostar) y del té. Es más saludable y su efecto es más potente pero a la vez menos agresivo. Te da un subidón pero se mantiene más, no te da un bajón tan brusco como la cafeína industrial”, nos explica Pablo Gómez, de la distribuidora Monterreal y responsable del aterrizaje de los Fritz en Coruña. “Conocimos al importador en una feria en Barcelona. Nos presentó el producto y nos gustó. En un mercado estancado como el de los refrescos, encontrar una gama como Fritz es llamativo. Y muy divertido”.
No es sencillo colocar la Fritz-Kola, una marca asentada en barrios como el de Malasaña en Madrid, con una imagen tirando a retro y una publicidad descarada y agresiva que llegó a montar una parodia con líderes mundiales incluyendo a Putin y a Donald Trump. Pero Pablo le vio cabida en la ciudad.
Una cola para mayores de 18
De hecho, cuando se acercó al Black Dog para vender el producto, resultó que Davizon ya lo conocía de las giras por Europa que hace con Bastards of Parade, su grupo. “La primera vez en Hamburgo nos pusieron una nevera de cerveza y en una balda había todo refrescos de cola y de naranja, de Fritz. La gente del grupo fliparon, especialmente con la de naranja”, nos cuenta desde el otro lado de la barra. Aunque empezó con los básicos -la cola, la querida naranja y el limón que, según Davizon sabe a limonada, de la de jarra-, fue picando a Pablo para traer más. Ahora tiene toda la gama, al completo. Y todas terminan saliendo.
“Tengo un par de adictos a la Fritz-Kola con café, me tienen desquiciado”, añade Davizon sobre este sabor que mezcla cola y café pero, eso si, mantiene el nivel de cafeína de la normal. Que no es poco. Al parecer, la Fritz-Kola, como reza su claim, es mucha-mucha cafeína. De hecho, la cola está vetada para los niños. Debes ser mayor de edad, de verdad, para consumirla en su local.
“Hay también cola sugar-free y otra edulcorada con estevia. Y de mate, que también trae cafeína”, enumera Davizon. Para los niños y no tan niños, ya que no hay Fritz-Kola sin cafeína, ofrece el resto de refrescos -naranja, limón, cereza y melón – e incluso los tres sabores con certificado ecológico y sin azúcares añadidos: manzana, uva y el ya mencionado ruibarbo. “Yo tengo siempre platos veganos en el menú. Cuando me preguntan qué beber, se lo comento”.
En A Coruña, además de en el Black Dog Tavern, puedes encontrarte con la gama Fritz en las cervecerías artesanas A Cova Céltica o a Caneca Furada, en la cantina Latacaña, en tiendas como la Factoría Verde, el restaurante fusión Bico Bar o las coctelerías Bordello o 1589. Al parecer, los cocteleros están encantados con tener una nueva y amplia gama de refrescos para sus creaciones. Al final, la cuestión es marcar la diferencia. Ya sea en imagen, variedad o en sabor.