Este mes se cumplirán cinco años desde que María de Lillo y Yago García decidieron embarcarse en una apasionante aventura. El 24 de julio del 2014 inauguraron Rialto, solo dos días después de haber conseguido el traspaso de sus anteriores dueños. Ahora, este pub situado en una esquina de la plaza de María Pita es, según sus propios dueños, el último reducto que escapa del reguetón y del indie, que ha tomado el resto de locales de la ciudad.

María y Yago se conocían de Punto 3, que había sido fundado por el abuelo del segundo. Quería un local "de primera copa" y conocían el Rialto, que estaba de capa caída. Yago ya era el encargado de la discoteca de la plaza de San Agustín, pero para María fue la primera experiencia como responsable de un local.

Cinco años después, el balance es muy positivo. Han revitalizado un local céntrico pero alejado de las zonas de fiesta. La música nacional de los años ochenta ha ayudado mucho. Hombres G, Miguel Bosé o Mikel Erentxun son algunos de los grupos que se pinchan cada fin de semana. Un local que aires del pasado en busca esa fiesta coruñesa que Yago y María conocieron.

Copas en un ambiente de los ochenta

Picado

¿Cómo surgió la idea de coger este local?

María: Nosotros habíamos trabajado juntos porque Yago tenía el Punto 3. Teníamos pensado abrir algo más de primera hora. Mirando otras opciones descubrimos que esto se traspasaba. Vinimos a tomar una copa para ver cómo estaba. Era un local de toda la vida y queríamos comprobar si era viable.

Yago: Lo vimos claro. Era una apuesta que podría funcionar, con la gente que conocemos y el ambiente que podríamos traer para aquí. La misma semana que lo cogimos, lo inauguramos.

Entiendo que no hubo muchos cambios en el local.

Yago: Hicimos una decoración un poco más acogedora. Mejoramos la iluminación, hicimos una buena limpieza y puesta a punto, pedimos la licencia de terraza y la colocamos… Tenía un estilo un poco frío. No parecía que fuese un pub, tenía mucha luz.

Hablabais antes de Punto 3, una discoteca muy popular en A Coruña hasta su cierre.

Yago: Lo había fundado mi abuelo en 1954 como un salón de bodas. Desde aquel momento fue evolucionando mucho. Pasó a ser una sala de fiestas, donde llegó a actuar Rocío Jurado. Se casó toda la ciudad allí, porque era el único sitio que había.

Hubo un período que se llamó Gran Casino y después, en los 80, ya se hizo discoteca. Yo la cogí en el 2003 y 15 días después murió mi abuelo. Se quedó mi madre de gerente y yo de encargado. Y hasta el 2015, cuando acabó el contrato de arrendamiento.

"Prefiero un cliente al que le gusten los Hombres G, que uno al que le guste Maluma"

Yago García

¿Por qué buscabais un local de primera hora?

Yago: Yo tenía esa idea antes, pero estaba en una zona de confort que me colmaba. Fue en el 2011 más o menos cuando ya empiezo a buscar algo de este estilo, en el que pudiésemos tener a la gente de 11 a 4 de la mañana. Aún seguía Punto 3 abierto, así que buscábamos tener una sinergia entre los dos locales.

Abristeis en julio. ¿Cómo fueron esos primeros meses de verano?

Yago: Una locura. No podíamos quedarnos ni al cierre. Teníamos que ir corriendo de un lado para otro.

María: Fue un descontrol. Teníamos también empleados aquí y en Punto 3, así que tampoco podían hacer el cierre. Fueron unas semanas de locura.

Además se junta el verano con las fiestas de la ciudad en María Pita.

María: Es más, fue el año con las mejores fiestas desde que llevamos aquí. Me conozco el cartel de memoria. Vinieron Luz Casal, Marta Sánchez, Sergio Dalma, Antonio Orozco, Dani Martín, M-Clan… Agosto siempre fue un mes de fiestas, en el que todos los días tenías un aliciente para salir. Los últimos cuatro años ha cambiado bastante.

Yago: Aquellos responsables de fiestas eran muy buenos. Te ponían conciertos un domingo, un martes… Pasamos de eso a conciertos solo los viernes y sábados, que ya hay gente normalmente por aquí.

¿Cuál era la historia de este local antes de que lo cogieseis vosotros?

Yago: El nombre se lo puso el tío de los del Yéboles. Esto era una cafetería antes. Se debió de fundar en los años 60. Primero se llamó Cafetería Rialto. Después, en los ochenta, lo cogieron los dueños anteriores a nosotros, que fueron los que lo convirtieron en pub. Yo era cliente, porque al tener la discoteca hacíamos muchas colaboraciones juntos. Este local siempre ha tenido muy bien ambiente. Siempre ha gustado. Solo encuentras esta gente y esta música aquí.

Está un poco en el limbo de las zonas de fiesta de la ciudad.

María: Yo creo que nos mantenemos por el trato de casa que damos. Ese trato de toda la vida. La gente lo pide y es lo que nosotros les damos. Aquí los clientes son como de la familia. A veces no sé sus nombres, pero sé lo que beben.

¿Cómo fue pasando el tiempo desde aquel verano?

María: Hay meses mejores y otros peores. Aquí tenemos el problema del clima. En los meses de febrero o marzo, cada vez que hay temporal, a la gente no le apetece salir. Pero, la verdad es que desde que Iago se metió a poner su música, la gente ha respondido.

"Aquí los clientes son como de la familia. A veces no sé sus nombres, pero sé lo que beben"

María de Lillo

Es cierto que la música es uno de los factores a tener en cuenta del Rialto.

Yago: Prefiero un cliente al que le gusten los Hombres G, que uno al que le guste Maluma. Esa es la frase que describe este local. Aquí vamos a poner a Miguel Bosé, Duncan Dhu… Música de los ochenta.

¿Cómo es vuestro cliente habitual?

Yago: Tenemos una gente de 35 años para arriba, coruñesa y que le gusta esa música. En todos los locales te ponen reguetón o indie. Nosotros nos salimos un poco de eso. Tenemos a primera hora gente más mayor y a medida que pasa la noche la media de edad va rejuveneciendo.

¿Tenéis alguna anécdota o alguna fiesta que se haya ido de madre en estos cinco años?

María: Pues mira, una fiesta que se fue de madre fue nuestro tercer aniversario. De hecho, no lo hicimos aquí. Fue en el Hotel Finisterre, por temas de horario. Empezamos avisando a los clientes de aquí, después por Facebook. Era un jueves y Yago pensaba que no iba a tener éxito. Al final, tuvimos que cambiar de sala a una más grande, de 1.200 personas. Y aún así hubo que limitar la afluencia.

Yago: Fue muy buena fiesta, la gente se lo pasó genial. Conseguimos generar un ambiente como los de antes, como los de A Coruña de hace años. Ahora está todo un poco enrarecido. No hay un ambiente coruñés de toda la vida ahora.

Yago y María con Mauro Silva en el Rialto.

María: Otra historia curiosa es la del día que un cliente apareció con Mauro Silva. Nadie se había dado cuenta de lo lleno que estaba el local. Lo que pasa es que le pedimos una foto con el logo de Rialto detrás y ahí ya todo el mundo se enteró y el pobre lo pasó fatal para salir de aquí.

¿Qué pide la gente de beber aquí?

María: Cuando es temporada de terraza, la gente suele tirar de gintonic premium. También notamos cuando hay puente en Madrid y se pide más whisky.

¿Qué esperáis del futuro?

María: Diosito, diosito, que me quede como estoy (se ríe). Estamos muy contentos, tenemos la clientela que queremos, nuestra familia. Son lo mejor.