De funcionar como el "patio trasero" de esta localidad de la costa coruñesa ha pasado a estar indicado como uno de los lugares que merece la pena visitar en los viajes por el norte de Galicia y parada obligatoria en la ruta dos Faros. Hablamos de la Playa de los cristales de Laxe, antes conocida como la Playa dos Botiños.
Los mayores del lugar aún recuerdan cómo se vaciaban camiones enteros de botellas y residuos en las proximidades de esta pequeña cala, situada detrás del viejo cementerio. Después de décadas depositando basura, el mar nos la ha devuelto transformada en la belleza de miles de cristales pulidos por la resaca y las fuertes corrientes de la zona.
En el año 2004, en Ministerio de Medio Ambiente tomó una decisión que no dejó a nadie indiferente: era necesario limpiar la playa de cristales. Los vecinos de Laxe protestaron contra la decisión, que finalmente se puso en marcha contra viento y marea.
Fue la única vez en que los vecinos y visitantes pudieron llevarse cristales para casa, que muchos todavía guardan como oro en paño. Algo que ahora está terminantemente prohibido, pero por aquel entonces la idea era desmantelar lo que ya algunos consideraban un bello vertedero.
Finalmente, la presión de ecologistas y vecinos llevó a paralizar las tareas de limpieza, que aunque hicieron mella retirando una inmensa parte de los cristales acumulados, no consiguieron borrar del mapa la Playa de los Cristales.
Ahí permanece, dejándonos bellas imágenes. Incluso cuando se empeñaron en hacerla desaparecer, esta playa multicolor nos recuerda que por mucho que pensemos que las cosas se acaban cuando las tiramos a un contenedor, no significa que se borren del mapa.
La playa de los Cristales bien puede leerse como un mensaje testarudo de la naturaleza pidiéndonos conciencia.