Fue la zona de ocio nocturna por excelencia del municipio vecino de Oleiros. En la década de los 80 y principios de los 90 muchos coruñeses se desplazaban hasta Santa Cristina para disfrutar de una noche de fiesta. Chevalier, Bambina o Brothers son algunas de las referencias discotequeras. Son espacios por lo que más de uno y una seguramente haya pasado en sus años de adolescencia.
Sin embargo, hoy en día la imagen de Santa Cristina se aleja de la de hace unas décadas. Ahora, la gente ya no cruza el Puente Pasaje para "echar unos bailes", sino que la oferta de este lugar es mucho más diversa. Cafeterías, restaurantes, incluso hasta una bolera… Esta zona de Oleiros se ha convertido en un polo de atracción alejada del ocio nocturno. Ahora, las terrazas son las grandes protagonistas.
Como decimos, hubo un tiempo en el que Santa Cristina fue lugar de peregrinación de jóvenes (y no tan jóvenes). Así ha cambiado este municipio coruñés que los fines de semana ve como sus terrazas se llenan de coruñeses dispuestos a "alejarse" de las calles de la ciudad herculina.
Santa Cristina era hace veinte años el lugar más atractivo de la comarca, tanto para vivir como para salir por la noche de copas. Sus calles estaban llenas de locales de moda que cada fin de semana se llenaba de jóvenes, sobre todos los domingos por la noche. Pero esta época de bonanza tenía los días contados. La crisis sacudió con fuerza y los jóvenes buscaron otras alternativas de ocio.
Algunos locales sobrevivieron una época, pero con un ambiente que generó confrontación con los vecinos. Los altercados y las reyertas se convirtieron en algo habitual en Santa Cristina, que vio como su éxito iba decayendo poco a poco. Un imagen que, por suerte, se ha quedado ya en un viejo recuerdo.
El último bastión de la noche
La discoteca Chevalier fue una de las últimas en bajar la persiana. Trató de readaptarse a los tiempo y ofrecer otra propuesta, pero no tuvo éxito: pasó de tener más de mil personas los domingos a acoger a 150. En la década del 2000 esta discoteca también cerraba sus puertas.
Los bajos de muchas de estas antiguas discotecas siguen vacíos, lo que nos recuerda lo que un día fue Santa Cristina. Sin embargo, ahora, las terrazas invaden las calles de esta localidad, donde son pocas las tiendas que sobreviven. En su avenida principal apenas se ven comercios, salvo algún que otro supermercado, un bazar chino y un quiosco. Poco más. Sin embargo, sí apreciamos un crecimiento de la hostelería, un sector pujante en esta zona, sobre todo en periodo estival. Han surgido también nuevos negocios como Interactive Club, un centro de aprendizaje de inglés mediante un innovador método interactivo.
El ocio en Santa Cristina tiene forma de bolo. La bolera Solbowling lleva años animando a todo aquel que quiere conseguir un strike.
Playa y paseo
Ahora, más que a bailar, a Santa Cristina se va a comer y a beber. Y por supuesto, a disfrutar de su playa, su paseo marítimo y su gran parque.
Empecemos por su gran zona verde. A la orilla de la playa se encuentra el parque de José Marti, un lugar perfecto para pasear y descansar. Dotado de juegos para niños, este espacio cuenta con un estanque de peces y tortugas. Destaca también la fuente monumental conocida como "Dolmen de Auga"
San Cristina es sinónimo de tardes de sol. Su playa que bordea toda la localidad es una de las más concurridas en verano. En la década de los 70 era la playa de muchos coruñeses cuando no se iba a la de Riazor o el Orzán. Esta plata está ubicada en la desembocadura de la ría de O Burgo lo que le confiere una forma muy característica. De arena blanca, con aguas tranquilas, es ideal para los deportes acuáticos.
Bordeando el arenal nos encontramos con su paseo marítimo, que recorre la costa de Santa Cristina de punta a punta. Este paseo cruza el Puente Pasaje por debajo y conecta con El Temple. Sin duda, una opción más que recomendable para hacer, ya sea caminando o en bicicleta.
Y para comer…
Y después de un paseo, hay que reponer fuerzas. Santa Cristina ofrece una variada oferta gastronómica: uno puede saborear un plato de carne en la clásica Cabaña del Pescador hasta degustar una exquisita hamburguesa en el moderno Fogar de Santiso. Popular por su crepes, El Huerto es otro de los locales más arraigados a esta localidad. El Antiquo o Casa Pilar y, por supuesto, La Fábrica son otros de los espacios donde saborear el producto local. También hay locales nuevos como La Encina, una jamonería.
Y cuando llega el momento de la copa, tenemos alternativas como la famosa coctelería El Pirata, el reciente Café Poniente, un clásico como el Firmamentoo el Bitacora, que lleva veinte años siendo un referente. Sus magníficas vistas al mar y su gran terraza atraen a todo aquel que ocupe alguna de sus mesas. Así, mirando hacía la ría terminamos nuestro paseo por Santa Cristina, un lugar que huele a verano.