Este carnaval tan atípico, sin fiestas ni disfraces por la calle, no priva a los gallegos de seguir disfrutando de las tradiciones gastronómicas de esta época del año. Una de ellas son las filloas, uno de los postres por antonomasia de Galicia.
Su origen no está claro. Hay quien dice que se remonta a la época romana y otras personas se van todavía más lejos, a los pueblos precristianos. Pese a ello, en la actualidad las filloas se pueden hacer de diferentes formas y contener distintos tipo de relleno. A continuación, te contamos diez recetas para que las prepares este entroido. ¡Qué aproveche!
Filloas con agua
Dicen que en las épocas de mayor austeridad se prescindía de cualquier añadido singular y se optaba por combinar la harina de trigo y los huevos con agua. El resultado son unas filloas sencillas y sin artificios, que solo añaden algo de sabor extra gracias al tocino con el que engrasamos la sartén.
Filloas con leche
Las filloas que sustituyen el agua por la leche tiene algo más de sustancia. A diferencia de las crepes francesas, las filloas no usan mantequilla en su elaboración. Como ya hemos dicho, la sartén o la filloeira se engrasan con tocino. En esta receta simplemente se sustituiría el agua por la leche.
Filloas de caldo
De nuevo, el elemento líquido será el que cambie en esta receta. El cerdo gana presencia, pues además del tocino, se suele usar tradicionalmente caldo junto con la harina y los huevos. Puede ser el caldo del lacón, de cocido o de espinazo desalado. El resultado son unas filloas muy sabrosas.
Filloas de sangre
Las filloas de sangre son otra de las tradiciones más antiguas de esta receta gallega. Se hacen en la época de matanza con la sangre de los cerdos. Esta se diluye con agua, leche o caldo. Un plato no apto para aprehensivos.
Freixós (filloas de anís)
En el norte de Galicia, sobre todo en la comarca de Ferrolterra, a las filloas se las conoce como freixós y llevan un ingrediente extra: anís. Se acompañan también con agua y leche a partes iguales. Los freixós cuentan con ese característico sabor que da el anís a todos los postres.
Con harina de maíz, centeno o avena
No es tan habitual pero hay zonas de Galicia donde en lugar de utilizar harina de trigo se opta por la de maíz e, incluso, por la de centeno o avena. Ocurre sobre todo en el norte de la comunidad y el resultado es una filloa con una consistencia diferente y un sabor algo distinto en función de la harina. Pese a ello, lo que sigue marcando la diferencia es el componente líquido que se emplee.
Dulces con relleno
Cada vez es más común encontrar filloas rellenas de postre en restaurantes gallegos. Aunque la tradición dice que se toman solas, con azúcar o con miel, no desentonan al paladar si se combinan con fruta, mermelada, cremas o quesos de distinto tipo.
Con relleno salado
La otra variante son las filloas con rellenos salados. Tanto las dulces como saladas pueden recordar a los usos que se da a las crepes. Las filloas se pueden rellenar de embutido, de carne o de cualquier otro ingrediente que le aporte consistencia. Incluso el marisco casa dentro de una filloa.
Con licores
Uno de los rellenos que pueden tener las filloas son cremas de licores variados. Se puede añadir desde aguardiente a licor café o crema de orujo. También se pueden combinar con nata montada. Incluso hay personas que bañan las filloas en queimada.
Tarta de filloas
Las filloas, colocadas una encima de otra, pueden dar la impresión de ser una tarta. En el restaurante coruñés Millo tienen un postre que es, literalmente, una tarta de filloas. Le añaden chocolate y tofe para formar un conjunto muy apetecible. Como veis, hay mil maneras de disfrutar de unas buenas filloas este entroido.