Este pasado sábado se celebró un acto para presentar el vuelo Ginebra-A Coruña de EasyJet. En el Kiosque des Bastions se dio cita la comunidad coruñesa de la ciudad. Allí pudimos hablar con María Gende, Alicia Amor, María Jesus López y José Vázquez, cuatro emigrantes gallegos que lleván más de 50 años en Suiza.
María Gende y Alicia Amor son dos vecinas de Cerceda. María trabajó durante años en un colegio, mientras que Alicia trabaja para una familia libanesa desde hace más de 40 años. "Cando viñemos foi moi duro e moi triste, non entendiamos nada", cuenta Alicia, que explica que aprendió a hablar francés "a couces".
Aquellos comienzos no fueron nada fáciles y la adaptación al idioma fue uno de los mayores problemas que enfrentaron aquellos gallegos que se mudaron a Suiza. "Nós viñemos fai 50 anos pensado que aquí todos falaban galego, pero logo non sabiamos nin pedir para comer", señala María Jesús.
Ella trabajó en un colegio, mientras que su marido se dedicó al mundo de la hostelería. La pareja tuvo un hijo, David, que también asistió al evento junto a su mujer, que es suiza. "El ambiente respecto a Galicia es distinto, esto es mucho más formal, más aburrido. Lo bueno de Suiza y Ginebra es el trabajo, se encuentra fácil con unos salarios que no hay en España".
David siempre estuvo ligado a Galicia, ya que sus padres tienen un piso en la avenida de Oza desde hace 40 años y aquí pasaban un mes en verano. Alicia y María también tienen un piso en El Temple, en el que se quedan cuando viajan a A Coruña. "Todos os emigrantes teñen un piso ou unha casa en Galicia", cuentan.
El sueño de volver a Galicia
Gracias a la nueva línea Ginebra-A Coruña todos ellos tendrán más fácil viajar a la ciudad. "É unha marabilla, espero que dure moitos anos", dice María Jesús. Cuando vienen a Galicia, estos cuatro emigrantes aprovechan para disfrutar: "Comer, bailar e ir de festa", señala Alicia como sus planes favoritos en la ciudad.
Preguntadas por la posibilidad de volver definitivamente a Galicia, todas muestran que es un sueño, pero la familia las une a su tierra de adopción: "Eu agora cuido dos netos e das netas, pero cando sexan máis maiores gustaríame volver", explica María.
Estos emigrantes se adaptaron, aprendieron el idioma y se labraron una vida, pero su corazón siempre seguirá ligado a Galicia: "Non hai nada como a terriña, tira máis cando están os pais, pero sempre a botamos de menos", concluye María Jesús.