El primer jueves universitario se saldó en Santiago con 24 multas. Cientos de estudiantes volvieron a las calles por primera vez este curso universitario dejando las imágenes habituales de colas en las discotecas y basura en las calles por el botellón.

Salir esta noche resultó ser una aventura curiosa. Los recién llegados consultaban en grupos el Google Maps para poder llegar a los locales más míticos. "¿Es por aquí para ir a Tarasca?", preguntaba uno de ellos a sus compañeros. "No, creo que tenemos que dar la vuelta", le respondía su compañera.

La fiesta se repartió bastante por la ciudad con la curiosa excepción de dos locales ya míticos en la movida universitaria: Ruta y Facultad. Ambas son las discotecas más grandes de Santiago, pero ninguna de ellas abrió por esta primera gran fiesta.

En el caso de la primera el problema tiene que ver con un expediente sancionador por ruidos y por ello el establecimiento lleva cerrado desde julio, y, aunque hubo ocasiones en las que sí parecía haber gente en el interior, ayer no fue el caso.

En lo pertinente a Facultad, la situación es algo más desconocida. El local parece haber cerrado sus puertas debido a una renovación y ampliación del interior. En redes sociales ha renacido como Circus Club, una nueva discoteca que abrirá este septiembre.

Así pues muchos se desplazaron hasta la conocida como zona vieja, donde coincidieron con un grupo inesperado: los miembros de las delegaciones del Ecofin. La reunión económica ha traído hasta la capital gallega unas 1.600 personas, así que era inevitable que alguno buscase despejarse en alguno de los locales compostelanos.

Era fácil distinguirlos. Todavía con los trajes y las acreditaciones todavía colgando del cuello conversaban en voz baja y en una variedad de idiomas, meintras que en la mesa de al lado un grupo de estudiantes recordaba en voz alta los eventos del día y adelantaba los "dramas" por ocurrir esa noche.

Entradas más caras y una noche "llena de pijos"

No todo ha sido perfecto en la noche del jueves. Muchos se quedaron sin poder ir a las grandes discotecas lo hicieron por una mezcla de poca previsión y el precio de las entradas. Una alumna de Filología confesa que "aquí encontrar un jueves es imposible".

Con todo el precio no desanima a casi nadie de divertirse con sus amigos, y disfrutar del ambiente y la movida compostelana. "Mucho pijo, poca cosa", confesaba sobre la estudiante de filología de esta primera noche de salida. Tanto ella como sus amigos, confiesan que a pesar de que había "mucho pequeño" se lo acabaron pasando "genial". Todo el grupo admite que "ojalá revivir" su primera noche en Compostela.

Especialmente, señalan, en Bloom, el local de Algalia de Abaixo que se ha convertido en el punto clave, y en el único, en la noche queer compostelana. A las dos de la mañana el establecimiento congregaba a decenas de personas a su entrada, después de haber alcanzado el aforo en el interior. "É un subidón, unha drenalina", afirma uno de estos estudaintes. "Como o ambiente queer non hai nada", continúa su compañero. "Dende aquí demandamos outra discoteca LGTBI no centro".

Multas

La noche parece haber estado relativamente tranquila en lo referente a disturbios con apenas 24 multas. En total la Policía Local identificó a tres personas por beber alcohol en la calle, mientras que otras ocho fueron controladas por orinar en la vía pública.

Sin la presencia de Ruta o Facultad la noche se saldó con tan solo una visita a un local de ocio nocturno por ruidos. Las fiestas en pisos fueron la que tuvieron más incidencia en la noche con los agentes teniendo que supervisar 15 viviendas, de las que solo multaron a 12 de ellas. Finalmente un conductor dio positivo en una prueba de drogas mientras circulaba por la rúa da Senra.

Es una bajada notable con respecto al año pasado, cuando multaron a 31 personas por diversos motivos y es en parte provocado no solo por el habitual dispositivo policial en el Ensanche, sino también por la gran afluencia de agentes llegados para el dispositivo de seguridad del Ecofin.