Carlos y Elvira aprendiendo a usar el móvil.

Carlos y Elvira aprendiendo a usar el móvil.

Vivir

Vedra (A Coruña) rompe la brecha generacional con un programa que une jovenes y mayores para aprender

Elvira y Carlos son dos de los doce vecinos que participaron en el intercambio  intergeneracional del Concello de Vedra, cuyo objetivo fue demostrar que jóvenes y  mayores no son tan distintos 

29 diciembre, 2023 05:00

Elvira Gestoso y Carlos Lobato se conocieron a principios de verano, aunque la suya ya es una amistad consolidada. Ambos aseguran que “congeniaron desde el minuto 0” y que son “muy compatibles”, a pesar de los 48 años que los separan, pues Elvira tiene 74 y Carlos 26. 

Fue gracias al Concello de Vedra que, a través de los fondos Next Generation de la UE, pusieron en marcha un voluntariado intergeneracional que emparejó a jóvenes y  mayores para que aprendieran unos de otros. Un programa pionero a nivel autonómico que juntó a 12 voluntarios, 6 de entre 16 y 35 años y 6 mayores de 55.  

Los protagonistas fueron Carlos y Elvira; Miriam y Ana; Inés y Marta; Gabriela y Luís; Víctor y Virgilio; y Pau y José, que llevaron a cabo tres proyectos muy distintos: el proyecto ‘Son Vedra’, centrado en la cultura muiñeira y la pesca; el proyecto ‘Agrovedra’, que trató la huerta y el vino; y el proyecto ‘Vedrea’, centrado en fomentar la digitalización en las personas mayores

Las personas voluntarias contaron con formación específica, seguro de responsabilidad civil y accidentes, gastos de desplazamiento y manutención y certificación de la experiencia.  

Dos de los voluntarios aprendiendo a pescar.

Dos de los voluntarios aprendiendo a pescar.

¿Por qué participar?

Ambos llegaron hasta el voluntariado de la misma forma, a través de Iván, el técnico de cultura. Carlos había participado antes en actividades de este tipo, por lo que cuando se lo propusieron no lo dudó ni un segundo: 

“Yo otros años había participado en voluntariado juvenil del Concello, pero esto sólo puede hacerse durante dos años. Este año para mí había acabado entonces el técnico de cultura me informó de que había la posibilidad de hacer otro voluntariado, en vez de con gente joven con gente más mayor. Me gustó y decidí que sí”, explica. 

Nunca antes había trabajado con gente mayor ni se había visto involucrado en programas intergeneracionales, pero la experiencia le encantó: “en la primera reunión me presentaron a Elvira y ya congeniamos muy bien porque yo hablo poco y ella habla mucho, ósea que nos complementamos muy bien”.  

Elvira, por su parte, tiró de personalidad para aceptar la propuesta: “entereime do programa por Iván e como a min gústame todo díxenlle que si. Eu teño netos algo máis novos que Carlos, pero estouche acostumada a falar con xente de todas as idades non polos netos, senón porque eu che falo ca moza, ca maoir, e con calquera”.  

Aportándose el uno al otro 

A ellos les tocó “Vedrea”, por lo que sus reuniones se centraron en la tecnología, aunque esto no fue todo…  

“A ella le interesa mucho la tecnología y hace teatro, le apasiona la interpretación. Tuve la idea de hacer un cortometraje, por lo que le enseñé cómo se podía producir esto  con un móvil y cómo podía grabarse con el móvil para enseñarle a los demás su talento”, cuenta Carlos.  

Al principio las reuniones eran con el resto de parejas del programa, quedaban los 12 y organizaban los distintos proyectos. Más tarde, cada grupo hizo su propio calendario adaptándose a los horarios de ambos miembros.  

“A nós tocounos o programa das tecnoloxías, nas que eu xa me defendía un pouco, entón el ensinoume a manexar mellor iso. As veces non entraba nalgunhas cousas por medo, agora xa seu usar o móbil e o ordenador moito mellor”.  

Pese a que Carlos iba a ser quien enseñara a Elvira, esta también dejó su huella en él: “Elvira me enseñó a expresarme mejor, a perder el miedo a hablar en público… es una persona muy activa, y me contagió esa chispa”. Quedaban una o dos veces a la semana, tomaban café, hablaban de la vida y luego grababan con ayuda de la pareja de ella.  

“O primeiro que me dixo foi que non era capaz de abrirse a falar ca xente, eu lle dixen  “non te preocupes que verás como vas a espabilar”. Eu como son faladora, non lle quedou outra que falar”, comenta entre risas Elvira.  

Cuando la edad es lo menos importante  

La iniciativa, que esperan desde el Concello vuelva a repetirse de nuevo este verano, trató de poner en valor el territorio a la vez que rompió con la idea de que jóvenes y mayores son generaciones muy distintas. 

Miriam y Ana en uno de sus encuentros.

Miriam y Ana en uno de sus encuentros.

“La edad importa para ciertas cosas, porque cada etapa de la vida tiene sus cosas, pero no veo tanta diferencia entre generaciones como se piensa. Creo que se puede tener amigos de todas las edades y que se puede compartir inquietudes con cualquiera, al final somos personas”, reflexiona el joven.  

“El ensinoume todo canto sabía sobre tecnoloxía e eu ensineille como era antes a nosa vida. Non sabería con que quedarme, gustoume todo tanto… conxeniamos tan ben el máis eu!”.  

Gracias al programa Carlos ha acabado con su miedo a hablar en público y Elvira ya tiene las herramientas para enseñar lo que más le gusta con el mundo. Aunque, lo más valioso que se llevan es haber compartido tiempo y experiencias juntos durante casi un verano entero.