El patrimonio religioso de Galicia ofrece al viajero grandes tesoros de enorme valor artístico, arquitectónico y hasta espiritual. Desde las pequeñas capillas hasta las catedrales más solemnes del territorio, cada uno de estos templos narra una historia muy particular sobre la unión entre los vivos y los muertos. De hecho, incluso existen vestigios religiosos que ponen de manifiesto la huella que dejaron los romanos tras su llegada a la antigua Gallaecia, muchos de ellos que permanecen todavía en un relativo anonimato.
Uno de estos ejemplos es visible hoy por hoy en las tierras de la comarca de A Coruña, en la zona del Golfo Ártabro y a orillas de la ría de Betanzos. Es en el corazón de la localidad de Bergondo donde se alza majestuosa la figura del antiguo Monasterio de San Salvador, un convento benedictino cuya iglesia románica data de la segunda mitad del siglo XII. Según pruebas documentales, este ya existía alrededor del año 1126, cuando consta una donación efectuada en la época del abad Fran Recendus.
Una de las grandes particularidades que presenta esta iglesia coruñesa tiene mucho que ver con una de los linajes gallegos más importantes durante prácticamente toda la Edad Media: la familia de los Andrade, encargados de reconstruir el templo de San Salvador de Bergondo tras sufrir un devastador incendio ya en el año 1342. Esta es precisamente la razón por la cual este antiguo cenobio benedictino exhibe en su estructura varios jabalíes esculpidos, pues este animal estaba considerado uno de los símbolos principales de la casa nobiliaria y los dominios de los Andrade.
Breve historia del monasterio de San Salvador
La historia del Monasterio de San Salvador de Bergondo empezó a escribirse a principios del siglo XII. Como decíamos, existen pruebas documentales que confirman su existencia al menos desde el año 1126. De hecho, existe un escrito en el que se detalla un pleito entre los habitantes de la zona y el arzobispo de Compostela en el año 1140 a raíz de tanto de los derechos de pesca de las aguas del río Mandeo como de la explotación de la salinas de la ría, las cuales los compostelanos no querían compartir. Un siglo más tarde de aquel suceso, alrededor del año 1256 el conjunto monacal fue puesto bajo la protección del rey Alfonso X, y más tarde, también bajo el amparo de los condes de Andrade. Merece la pena recordar en este punto que el monasterio de San Salvador de Bergondo perteneció a la orden benedictina, la cual se estableció en estas tierras de Galicia ya en la Alta Edad Media.
Lo cierto es que esta importante familia gallega llevó a cabo varias reformas y ampliaciones en la propiedad, algunas de ellas tan características como los escudos pétreos y los jabalís esculpidos que todavía pueden observarse en la iglesia. Hay que recordar que en el año 1342 la infraestructura fue víctima de un devastador incendio en el que se vieron afectados el archivo, la iglesia y las dependencias monásticas, haciendo necesaria su reconstrucción parcial.
Con la reforma a los monasterios benedictinos ordenada por los Reyes Católicos, el antiguo monasterio de Bergondo dejó de ser abadía tras la renuncia de su último abad, Fray Juan de Manzaneda, y pasó a ser priorato dependiente de San Martín Pinario de Compostela en el año 1509. Es a partir de esta época en la que el cenobio se sumerge en su mayor abandono y decadencia, pues el número de monjes se ve reducido de forma drástica y el descuido en el mantenimiento del complejo monástico resulta irreversible.
Ya en el siglo XIX, el monasterio se ve afectado por la desamortización de Mendizábal y la invasión francesa, llegando al siglo XX en un considerable estado de deterioro. De hecho, en el año 1959 sufrió la caída de un rayo que destruyó una parte de la fachada occidental, la cual tuvo que ser reconstruida. No obstante, a pesar de todo y en su historia más reciente, el templo religioso fue declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional en el año 1973.
Un tesoro del románico en Galicia
El antiguo monasterio e iglesia de San Salvador de Bergondo es uno de los templos románicos más interesantes que podemos encontrar en el norte de Galicia y la zona del golfo Ártabro. De hecho, el templo en cuestión es el único edificio románico conservado del antiguo cenobio benedictino, formado por una planta basilical con tres naves y tres ábsides semicirculares cubierto por bóvedas de cañón y de cuarto de esfera. En el caso de las naves, estas se encuentran separadas por pilares cruciformes que generan otros cuatro tramos. La cubierta por su parte es de madera a dos aguas, mientras que las paredes del templo se encuentran sostenidas por sólidos contrafuertes.
En el caso particular de la fachada principal, esta se encuentra adornada con arquivoltas semicirculares sobre columnas acodilladas. La puerta de acceso a la iglesia presenta dos pares de columnas con capiteles de hojas y bases tóricas, las cuales soportan al mismo tiempo un doble arco abocinado y esculpido con ajedrezano y relieves.
Por desgracia, en una de las reformas efectuadas perdió la espadaña y el rosetón románico. No obstante, en la zona del presbiterio y en el muro sur es posible observar dos interesantes sarcófagos medievales. En el muro sur también se encuentra adosada la capilla de Santa Catalina, datada entre los siglos XIV y XVI, la cual presenta una bóveda de crucería, columnas acodilladas y conserva asimismo varios sarcófagos.
Ahora bien, sin lugar a dudas, uno de los elementos más curiosos de la iglesia de San Salvador de Bergondo se conserva en el tejado de la misma: un jabalí esculpido que se perfila como un emblema de la familia Andrade, encargados de sufragar los gastos de la obra llevada a cabo en el siglo XIV. Cabe señalar que el claustro del monasterio fue objeto de una reforma parcial llevada a cabo por la Xunta de Galicia el año 2004, aunque previamente ya habían tenido lugar varias labores de limpieza de la mano de distintas escuelas-taller.