Las largas tardes de verano en la playa suelen despertar el hambre y en muchas ocasiones, con las prisas, olvidamos llevar una botella de agua y una pieza de fruta o una bolsa de patatas fritas, para aquellos más golosos. Calzarse las zapatillas para ir al supermercado a veces no es una opción, sobre todo si es domingo, pero en la costa gallega localizamos algunos chiringuitos en los que tomar un refrigerio con unas bonitas vistas al mar. 

Si reducimos la búsqueda a A Coruña y su área metropolitana, el chiringuito Espiñeiro, en el municipio de Mera, es parada (casi) obligatoria para aquellos turistas y locales que estén por la zona. Abre sus puertas de lunes a domingo, en horario de 13:00 a 21:00 horas, y en él podrás poner el broche final a un relajante día en la playa o disfrutar de la belleza del mar, porque está a pie de playa. 

La oferta gastronómica del chiringuito Espiñeiro permite a aquellos visitantes de otras partes de la geografía española (o del mundo) degustar algunos platos y productos típicos gallegos, como pulpo, gambas, parrochitas, calamares, tortilla y pimientos del padrón. También hay croquetas caseras de jamón y ensaladilla, además de ensaladas para los que quieran mantener la figura este verano. El precio de los platos oscila entre los 6 y 12 euros.

El establecimiento se ubica en Mera (A Coruña), concretamente al final de la calle Espiñeiro que da paso a la playa del mismo nombre, de arena blanca y aguas tranquilas, con una longitud aproximada de 310 metros. Es un lugar ideal para ir con los pequeños de la casa, pero en verano suele tener un alto grado de ocupación.

Este arenal semiurbano, que cuenta con Bandera Azul y está a pocos minutos en coche de A Coruña, dispone de todo tipo de servicios: personal de socorrismo, acceso para personas con movilidad reducida, y servicios y duchas de uso público.

Para llegar hasta la playa de Espiñeiro (y a su chiringuito) desde A Coruña, hay que tomar la AC-11, con una duración de viaje estimada de 30 minutos. Lo cierto es que aparcar en la zona en pleno mes de julio (o agosto) suele ser un reto, si bien los usuarios también pueden llegar en transporte público, con varias frecuencias de autobuses a lo largo del día.