El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en el siglo IX dejó una huella imborrable en la historia y cultura de Galicia, así como también en el resto de Europa. Hoy en día, el Camino de Santiago se compone de una amplia red de rutas xacobeas que atraviesan gran parte del continente europeo, dirigiendo los pasos de los peregrinos hacia la ciudad sagrada de Compostela.
Entre todas ellas, el Camino Francés es probablemente el itinerario con mayor tradición histórica y el que goza a su vez de más reconocimiento a nivel internacional. Sin embargo, existen otras rutas, más antiguas y menos transitadas, que mantienen intacta su esencia original y que ofrecen al viajero una experiencia única para obtener la compostela. Este es el caso del conocido como Camino Olvidado, considerado como una de las primeras rutas medievales junto al Camino Primitivo y el Camino de la Costa.
La senda en cuestión atraviesa los valles meridionales de la Cordillera Cantábrica hasta alcanzar los robledales del Bierzo y enlazar sus últimos pasos hacia Santiago con los del ya citado Camino Francés. Se trata de una ruta de enorme belleza natural, guiada en la mayoría de sus etapas por las vegas y riberas de los ríos y valles fluviales que dan forma a los paisajes verdes y montañosos tan característicos del norte peninsular.
Redescubriendo la historia de un camino mágico y desconocido
Conocido como el Camino Olvidado, el Camino de la Montaña o Camino Viejo, esta antigua ruta medieval conforma un itinerario de singular belleza por el norte de la Península Ibérica, impregnado de paisajes mágicos, cultura y patrimonio en cada una de sus etapas. El origen y la historia de este camino nos remonta hasta la Edad Media, aproximadamente entre los siglos IX y XIII, a una época de inestabilidad marcada por la reconquista española de las tierras invadidas por el pueblo musulmán. Las continuas guerras y contiendas generaron una sensación generalizada de peligro y desamparo para los peregrinos que dirigían sus pasos hacia Compostela. Y en aquel entonces el Camino de la Costa tampoco parecía una buena alternativa dada la dificultad del itinerario.
La solución que encontraron los reyes cristianos de León y Pamplona fue articular un camino que uniese ambos reinos. Dicho itinerario encontraba su punto de partida junto a la ría de Nervión, entrelazando los extraordinarios parajes vascos con las lejanas llanuras y páramos que daban forma a la actual Castilla y León, y más adelante con las tierras verdes de Galicia. Aquella vía surgida de la necesidad entre Vasconia y la antigua región gallega no tardó en convertirse en una camino de peregrinación hacia Santiago, sobre todo por parte de aquellos viajeros que llegaban desde Francia.
Así fue como el entonces bautizado Camino de la Montaña se convirtió durante varios siglos en una de las rutas xacobeas más importantes. Con el tiempo, tras la reconquista de la Meseta Norte, la emblemática senda fue cayendo poco a poco en el olvido ―de ahí su nombre. Con la desintegración del Califato de Córdoba en 1301 la amenaza musulmana se alejó de las tierras enclavadas al norte.
Los reyes de Navarra y Castilla y León decidieron promover entonces una ruta alternativa ubicada más al sur con el objetivo de agilizar y facilitar el tránsito de peregrinos y mercaderes. De esta forma, el Camino Francés empezó a ganar popularidad y viandantes, logrando borrar casi por completo del mapa la huella del Viejo Camino.
Entre naturaleza e historia por las etapas del camino
El actual Camino Olvidado se encuentra dividido en alrededor de 20 etapas diferentes que suman unos 480 kilómetros de recorrido desde Bilbao hasta los pies de la impresionante Catedral de Santiago de Compostela. Esta ruta xacobea atraviesa localidades tan emblemáticas como Balmaseda, Espinosa de los Monteros, Arija, Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga, Guardo, Cistierna, Boñar, La Robla, Cacabelos o Villafranca del Bierzo, donde el Camino Olvidado ofrece dos alternativas distintas.
En las siguientes etapas, el peregrino puede seguir la estela del Camino Francés desde Villafranca del Bierzo o tomar el Camino de Invierno desde Ponferrada. También existe una variante del Camino Olvidado que parte desde Pamplona, cruzando las tierras de Alsasua, Salvatierra, Vitoria, Frías, Oña y Sedano antes de continuar los pasos de la senda que arranca desde Bilbao.
En cualquier caso, esta antigua ruta presume de una enorme riqueza natural y patrimonial que regala al viajero todo tipo de lugares increíbles en los que poder recrear parte de la historia de los territorios que atraviesa. Viejos puentes y calzadas romanas (como las de Zalla, Nava de Orduente o Irus); restos de castillos y fortalezas como el de La Robla (Los Alba) o la Torre de Renovales (Güenes); e incluso antiguos palacetes y casonas blasonadas como la del Palacio Cuadra Salcedo (Güeñes) o el mítico Palacio de Horcasitas en Balmaseda, son sólo algunos de los ejemplos más destacados del Camino Olvidado.
En lo que respecta al patrimonio religioso, esta ruta xacobea también alberga en todo su recorrido un sinnúmero de santuarios que representan un amplio abanico de épocas y estilos arquitectónicos. Entre los templos de estilo románico, por ejemplo, podemos encontrar casos como el de la iglesia de Villafría (Retortillo) o el Monasterio de Santa María la Real (Aguilar de Campoo).
De la época gótica destacan la Catedral de Santiago en Bilbao o el Retablo de San Nicolás en Espinosa de los Monteros, mientras que la era renacentista encuentra su máximo exponente en lugares como la Colegiata de Santa María en Villafranca del Bierzo. Del barroco, por su parte, se conservan obras tan singulares como la del Santuario de Nuestra Señora de Pandorado o la Santuario de Nuestra Señora de Pandorado.