Año 2008, gran crisis económica y un año negro para España repercutiendo en todos los aspectos vitales, sobre todo la vivienda. Precisamente esta materia fue la elegida por un grupo de amigos coruñeses para presentarse a un concurso de ideas convocado por Arquitectos sin Fronteras, pero poniendo el foco en la especulación urbanística en uno de los barrios más populares de A Coruña, Monte Alto.
Optaron por hacerlo de un modo ingenioso y diferente, escapando de la típica respuesta académica y optando por algo divertido: el Monopoly. Escogieron este mítico juego de mesa tradicional con la idea de fomentar la concienciación de todas las clases sociales del barrio, de manera que entendería la propuesta cualquier persona con cualquier formación o nivel de estudios.
Los artífices de la iniciativa fueron la pandilla integrada por Laura Boga, Eva Aller, Ana Ortiz, Natalia Poveda, Celsa Pesqueira y Javier Reboreda. La amistad inicial comenzó en el colegio entre Laura, Eva y Celsa y a los demás les conocieron en la universidad. La convocatoria del concurso de ideas establecía que solo podían presentarse estudiantes o arquitectos formados en A Coruña y ellos cumplían el perfil, aunque en aquel momento ninguno vivía en Monte Alto.
"El concurso no estaba planteado tanto como para dar una solución a nivel arquitectónico o urbanístico, sino más a nivel social", detalla Laura. Explica que "se buscaba la transversalidad de las propuestas, que fomentasen la cohesión social" y rememora que centraron su particular crítica sobre la situación del barrio coruñés "en el crecimiento inmobiliario desaforado basado solo en el aspecto económico y sin reflexión social ni urbanística".
"Nos parecía una manera gráfica de transmitir nuestra postura a la gente y el tablero es muy sencillo. Un cuadrado con el precio de las calles que aumenta según te alejas de la salida", concreta.
Reinvenciones de la idea original
Uno de los miembros de este grupo de amigos que ya han dejado de ser los jóvenes soñadores que eran entonces, Ana, vive ahora en Monte Alto y ha comprobado con placer cómo han surgido numerosas reinvenciones de la idea inicial de su Monopoly, como por ejemplo camisetas.
Dentro del tablero sustituyeron la tradicional cárcel por la que hay en Monte Alto y en otra casilla incorporaron el depósito de agua. "Casi solo cambiamos el nombre de las calles", aclara, mientras apunta que "nos soltamos más en las tarjetas con muchas bromas", en referencia a los cartones que te indican cobrar o pagar según la casilla, con referencias a Amancio Ortega y Paco Vázquez.
"La denuncia de la especulación en el barrio la representamos casi exclusivamente con el dinero que estipulamos que cuestan las calles", asegura sobre la elaboración de este tablero en el año que se produjo una de las mayores crisis económicas en España y en el que quebró la burbuja inmobiliaria.
"Las calles más caras en aquel entonces eran las que son hoy: Adelaida Muro, en el entorno más cercano a Zalaeta, Paseo Marítimo o Campo de Marte y las más asequibles son las que están más lejos del centro del barrio, de la Vereda del Polvorín hacia arriba, más cercanas al depósito", expone.
"Te han pillado haciendo botellón y te ponen una multa de 2.000 euros", "Eres primo de Paco Vázquez y te bonifican con 500 euros" son algunos de los mensajes que figuran en las tarjetas de este Monopoly tan coruñés. Tras crearlo, el grupo de amigos decidió repartirlo en los bares. "Tenía un diseño fácil de copiar y llevamos a los locales el tablero en papel y las tarjetas en cartulina para dejarlos en sitios emblemáticos del barrio con tránsito de gente de muchos tipos, tanto joven como mayor, y lo dejamos ir", recuerdan con nostalgia.
Sobre el concurso, confirman que no ganaron ningún premio, pero recibieron una mención de honor argumentando que "era un proyecto ingenioso y una propuesta fácil de publicitar por el formato en el que estaba presentada". El hecho de que ya estuviese el tablero en la calle gustó al jurado, pero les achacaron que "faltaba un poco de visión optimista, con solo críticas sin aportar soluciones".
En la actualidad, "estamos en la misma situación del tablero pero más grave en A Coruña, con los precios de compra y alquiler en Monte Alto mucho peores que los de los 16 años que pasaron tras el concurso", cuentan. "El tablero se podría reproducir tal cual, está a la orden del día. El problema de la habitación es muy grave, ahora está la gente de toda la vida en zonas gentrificadas y se dan soluciones de habitación realmente malas", critica Laura.
En este contexto, argumenta que "hace 15 años se daban propuestas de espacios mínimos de habitabilidad y lo que se está viendo ahora es que esos mínimos están empezando a ser inalcanzables". Sobre el Montealpoly, como cariñosamente le llaman al juego que inventaron, opina que podrían hacer unas cuantas tarjetas nuevas. "El barrio se está poniendo de cara para gente con poder adquisitivo más bien alto, pero afortunadamente sigue quedando gente de toda la vida", resume.