Porto do Son se alza como una verdadera joya turística enmarcada en la cara noroeste de la península do Barbanza. Este encantador destino costero se extiende ante la bravura del Atlántico y la serenidad de las montañas, con más de 30 kilómetros de litoral salvaje esculpido por las indómitas olas del océano y las tranquilas aguas de la ría de Muros e Noia.
Sin duda, Porto do Son es un destino que lo tiene todo: una combinación perfecta de historia milenaria, naturaleza en estado puro y una cultura que permanece viva en cada rincón de la localidad. Cientos de tesoros aguardan al viajero en las entrañas de este destino tan conocido por albergar uno de los asentamientos de la Edad del Hierro más emblemáticos y mejor conservados de Galicia: Castro de Baroña.
Ahora bien, Porto do Son esconde otras tantas riquezas históricas y patrimoniales que también merecen ser descubiertas. Entre ellas destaca el caso del puente medieval de Xuño, una delicada pasarela de un solo arco apuntado que parece desafiar las leyes de la gravedad suspendida sobre las aguas del río Sieira.
Perfectamente integrado en el paisaje boscoso que abraza los márgenes de este riachuelo, el citado puente, aunque modesto en tamaño, encierra varios siglos de historia en su estructura. La realidad es que esta pasarela pétrea formaba parte del antiguo Camino Real que comunicaba las actuales parroquias de Xuño y Caamaño, y que, aún hoy, consigue mantener viva la memoria de su pasado.
Un tesoro medieval entre naturaleza autóctona
Entre los frondosos bosques de ribera que recorren los márgenes del río Sieira se encuentra un tesoro de la alta Edad Media, oculto entre ejemplares de alisos, robles y castaños. A tan solo 200 metros de la carretera general AC-550, a la altura del kilómetros 100, se encuentra esta histórica pasarela conocida como puente de Xuño o ponte vella de Xuño, una auténtica obra de la arquietectura construido en piedra de sillería de enorme calidad.
De hecho, esta construcción destaca por su única bóveda ligeramente apuntada que se mantiene en pie gracias a la propia presión de las dovelas. La fuerza de la gravedad actúa sobre esta estructura que roza los 2,50 metros de ancho, unas dimensiones que permitían antaño el paso de carros de manera bastante holgada.
El origen del puente de Xuño también ha sido motivo de múltiples especulaciones, aunque la hipótesis más aceptada sitúa sus raíces en la época medieval. Ahora bien, algunos estudios sugieren que la pasarela podría haber sido eregida sobre los restos de un puente romano mucho más antiguo.
Por otro lado, los investigadores también creen que el puente sonense formaba parte de una vieja ruta medieval que conectaba Noia con Ribeira a través de Porto do Son. Sin embargo, y retomando del mismo modo la teoría de su posible origen romano, se ha especulado también sobre la posibilidad de que esta pasarela fuese atravesada por la calzada romana conocida como Vía XX o Vía per loca marítima.
Sea como fuere, lo cierto es que tanto la monumentalidad del puente como su posición estratégica nos permiten vislumbrar la importancia que este camino llegó a tener en épocas pasadas. La realidad es que este tipo de puentes y pasarelas sobre los ríos no sólo facilitaban el transporte y el comercio entre distintas poblaciones, sino que también desempeñaron un papel fundamental para la comunicación y defensa de los territorios.
Más allá del puente viejo
Si visitamos el puente medieval de Xuño no podemos dejar pasar la oportunidad de visitar una de las playas más emblemáticas de Porto do Son. Justo en las inmediaciones del puente sobre el río Sieira se localiza la famosa playa das Furnas, conocida por las piscinas naturales de agua salada y cristalina que se forman en este rincón a escasos pasos de la entrada de la ría de Noia. Estas pozas marinas fueron creadas de manera natural por el desgaste producido por el viento, la lluvia y la propia fuerza del mar al chocar contra estas rocas pizarrosas.
Cabe recordar que este enclave gallego es reconocido a nivel mundial por un caso desafortunado que fue llevado a la gran pantalla de la mano de la película Mar Adentro. El archiconocido largometraje fue rodado por Amenábar en el mismo arenal en el que Ramón Sampedro sufrió el accidente que le dejó tetrapléjico. Además, en el año 2018 la playa das Furnas volvió a convertirse en un importante escenario audiovisual gracias a Fariña, una de las series televisivas más aclamadas sobre el narcotráfico de Galicia en los años ochenta.