10 escapadas 'top' por Galicia para hacer en un día: rincones, espacios naturales y villas
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Miles de turistas de todas partes del mundo visitan cada año Galicia interesados por la historia, cultura y paisaje. La Torre de Hércules, en A Coruña; las Islas Cíes, en Pontevedra; la Ribeira Sacra, en Ourense; o la praia de As Catedrais, en Lugo. Cada provincia tiene sus particularidades y su propio encanto, pero todas coinciden en algo: la gastronomía es espectacular.
Galicia alberga rincones que merece la pena visitar al menos una vez en la vida; joyas que no todo el mundo conoce, pero que debería figurar en la hoja de ruta de cualquier turista. En Quincemil y Treintayseis hemos hecho una selección de 10 escapadas 'top' para hacer en un día. En la lista incluimos rincones, espacios naturales y villas.
A Fonsagrada (Lugo)
En el extramo centro-oriental de la provincia de Lugo se localiza un destino perfecto para los amantes de la naturaleza: A Fonsagrada. Este municipio alberga en su extenso territorio zonas de montaña en el que las aldeas de piedra parecen haber quedado ancladas en el siglo pasado. La escapada exprés merece la pena por varios motivo: para comer un delicioso de setas recolectadas en sus bosques y para descubrir la riqueza natural del entorno, con varias rutas de senderismo que llevan al turista a orillas del río.
Con sus 50 metros de caída libre, la Seimeira de Vilagocende es la cascada más grande de Galicia y también una de las más hermosas. El salto de agua, que viene del río Porteliña, ofrece todo un espectáculo para los sentidos. La ruta que lleva a este idílico punto es de baja dificultad y por tanto, es apta para toda condición física. No es el único sendero de la zona, ya que también podrás completar un tramo del Camino Primitivo o tomar estos otros cuatros senderos: Forno do Bolo, Os Pintores, de Gallol y de Castañoso.
Para conocer la esencia cultura e histórica de A Fonsagrada, conviene visitar el Museo Etnográfico, fundado en 1984. En una zona de naturaleza desbordante, el Mirador de Montouto es perfecto obtener las mejores vistas de las tierras fonsagradinas. Aquí se ubican las ruinas del Hospital de Montouto y junto a este antiguo centro hay una ermita en la que se celebran romerías y también se conserva parte de una necrópolis megalítica.
A Guarda (Pontevedra)
El Monte de Santa Trega y su imponente castro galaico, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, es parada obligatoria en A Guarda (Pontevedra). Según indican los petroglifos encontrados en la zona, allí vivieron pueblos de la etapa final del Neolítico gallego, 2.000 años antes de la construcción del castro. Se cree que este tuvo una ocupación continua entre los siglos I a.C. y II d.C., y a partir de ese momento vivió un proceso de abandono.
A Guarda alberga algunas edificaciones peculiares de tipo indiano, construidas a finales del siglo XIX por los emigrantes del pueblo que viajaron a América y lograron amasar fortuna, y como en todo pueblo marinero tradicional, varios edificios religiosos importantes como la Iglesia de Santa María, románica del siglo XII, con varias piezas barrocas de importancia, y la Iglesia del Monasterio de las Benedictinas.
No puedes concluir la visita a A Guarda sin contemplar (y fotografiar) la fachada marítima de la villa marinera y descansar en algunas de sus playas como Área Grande, Camposantos, Fedorento y O Carreiro. También existen playas fluviales como O Codesal, A Armona y Lamiña.
Allariz (Ourense)
Premio Europeo de Urbanismo en 1994 por la buena labor de restauración de su casco histórico, Allariz es parada obligatoria en Ourense. Ofrece a los visitantes uno de los conjuntos medievales más bonitos de Galicia y un enclave natural rodeado de bosques de castaños íntimamente vinculado al Camino de Santiago.
Tiene un paseo fluvial para pasear e incluso bañarse en temporada estival, si bien el verdadero protagonista es el puente románico, uno de los puntos más fotografiados de la villa. Las aldeas de Santa Mariña de Augas Santas y San Salvado dos Penedos y el Ecoespacio de Rexo son otros untos de interés que ofrece esta bella localidad a pie del río Arnoia.
Cangas do Morrazo (Pontevedra)
Nos desplazamos hasta la provincia de Pontevedra para hablar de una villa marinera con arenales salvajes y una rica gastronomía: Cangas do Morrazo. Dispone de un importante patrimonio artístico cada vez más valorado. Pasear por Cangas supone encontrarse con su puerto pesquero, sus casas de piedras, sus cruceiros y sus plazas con fuentes como la del Caballo. Fuera del núcleo, nos encontramos con una manifestación artística muy relevante: el cruceiro de Hío, tallado en un solo bloque de piedra por Cerviño en 1872.
Los amantes del senderismo tienen la Senda costera Cangas-Donón, que conduce por parajes idílicos como la Laguna de la Congorza y el complejo dunar Nerga-Viñó-Barra, así como el Sendero Azul o Roteiro de Donón, que discurre por distintos yacimientos arqueológicos, hórreos y molinos, faros y playas. Para descubrir la riqueza natural de Cangas, hay que dirigirse a Costa da Vale, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC).
El gran protagonista de los atardeceres es Cabo Home, aunque no nos podemos olvidar el Mirador do Facho, el Mirador de San Roque o el de O Balcón do Rei. Y para recargar energías, Cangas dispone de todo tipo de restaurantes, tabernas y bares donde degustar productos frescos como pulpo, navajas y percebes.
Cedeira (A Coruña)
¿Sabías que los acantilados más altos de la Europa continental se encuentran en la Costa Ártabra? El buque insignia de Cedeira son los imponentes acantilados de Vixía de Herbeira, con 613 metros de altura sobre el nivel del mal. Se encuentran en plena Serra da Capelada y a los pies de San Andrés de Teixido, que alberga uno de los más famosos santuarios de Galicia. "Irás de morto se non vas de vivo", cuenta la leyenda.
La praia de Teixidelo se encuentra junto a los acantilados de Vixía de Herbeira y se reserva la peculiaridad de ser la única playa de arena negra no volcánica del mundo. En esta zona se localizan otros dos puntos de interés: los restos del Don Segundo Sombra, un carguero que encalló en estas ocas en 1980 y una antigua mina del siglo XIX. Por otra parte, la hoja de ruta de cualquier turista debería incluir una parada en el castro descubierto en Puna Sarridal.
Hasta 2017 no se le dio el reconocimiento que este tesoro arqueológico merece, ya que fue entonces cuando en su excavación se halló una sauna castrexa. Para llegar al yacimiento debes buscar el emplazamiento como Campo do Castro y si prefieres ir caminando, puedes subir por unas escaleras desde el Puerto de Cedeira.
Monforte de Lemos (Ourense)
Un casco histórico con vestigios judíos, varios museos con manifestaciones artísticas de interés, un puente medieval que cruza el río Cabe y miradores con increíbles vistas panorámicas. Estos son algunos de los principales atractivos del municipio ourensano de Monforte de Lemos. Por si no fuera suficiente, sus excelentes vinos con denominación de origen Ribeira Sacra mueven a los viajeros a desplazarse hasta este bello paraje natural del Sil.
Reserva unos días para recorrer su casco antiguo, visitar el Escorial gallego o hacer una ruta de miradores por la Ribeira Sacra. Aprovecha también para saborear la gastronomía gallega: pulpo á feira, empanadas, carnes, pescados, revueltos de setas y mucho más.
Muxía (A Coruña)
Son muchos los motivos para visitar Muxía, pero sin duda es conocida por su Santuario da Virxe da Barca. La mágica Costa da Morte alberga uno de los lugares con más simbolismo religioso de Galicia y meta final del Camino de Santiago de Santiago. Para descansar tras un duro camino, están las playas de Nemiña, muy frecuentada por amantes del surf, y de Lourido, algo menos conocida, situada en la aldea del mismo nombre.
En la lista de planes y cosas que hacer en Muxía, debemos mencionar una vista al Mirador del Monte Facho Lourido, desde donde es posible observar la espectacularidad del paisaje costero, y al Cabo Touriñán, el punto más occidental de la España peninsular. No hay localidad gallega sin hórreo, y en Muxía se localiza el hórreo de San Martiño de Ozón, el tercero más grande, por detrás de los hórreos de Lira y Carnota.
Es en este pueblo de la Costa da Morte donde queda uno de los últimos secadores de congrios de Galicia.
Ribadeo (Lugo)
Ribadeo (Lugo) alberga uno de los monumentos naturales más turísticos de Galicia: la praia de Augasantas, más conocida como la praia de As Catedrais, ya que sus arcos de piedra (algunos de hasta 30 metros de altura) recuerdan a la arquitectura de una catedral. En temporada alta, hay que solicitar una autorización (totalmente gratuita) a la Xunta de Galicia para poder acceder a la zona de playa.
Ensombrecida por el protagonismo de la Praia das Catedrais, la villa de Ribadeo tiene uno de los cascos históricos más bellos del norte de la comunidad gallega. El centro antiguo fue declarado Bien de Interés Cultural en 2004, y el paseo debería incluir una visita al Pazo de Cedofeita, a la iglesia parroquial de Santa María do Campo y al Convento de Santa Clara. Por otro lado, la Ruta Indiana conduce por algunas casonas como la Casa de Don Clemente y la Casa del Viejo Pancho.
San Vicente do Mar (Pontevedra)
Si estás de visita por las Rías Baixas, hay un rincón de O Grove que no te puedes perder: San Vicente do Mar. Con un particular microclima, este pequeño pueblo conquista por su gastronomía basada en productos del mar, la belleza de sus playas y el Paseo de Pedras Negras, que a través de una pasarela de madera y durante un recorrido de pocos kilómetros nos va llevando por las calas más bonitas de la zona.
Viveiro (Lugo)
En último lugar, y no por ello no menos importante, Viveiro es un lugar top para una escapada de un fin de semana. La capital de la Mariña Occidental es conocida por su Semana Santa, por el Resurrection Fest y por ser la tierra donde nacieron el poeta Pastor Díaz y la reconocida pintora Maruja Mallo. Es una villa que brilla con luz propia y que alberga lugares de gran belleza como la playa de Covas y el Mirador de San Roque.
A través del Puente da Misericordia, construido en el siglo XV, entramos en la Praza Maior de Viveiro, que se extiende bajo la hermosa iglesia de Santa María do Campo. La Edad Media ha dejado una huella imborrable en la capital de la Mariña Occidental y una prueba de ello es la Puerta de Carlos V, de estilo plateresco, que es la mejor conservada y por la que se accede desde el puente hasta el casco histórico.