La doctora gallega Sara Bacariza, voluntaria en Camerún: "Hay que ir con actitud de enseñar"
- La doctora del servicio de Ginecología y Obstetricia del CHUS participó en una cooperación médica en el municipio camerunés de Dschang con el objetivo de enseñar a los médicos locales a realizar cirugías complejas y a mejorar la asistencia obstétrica
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La doctora Sara Bacariza despegó de Santiago y muchas horas después aterrizó en África central, concretamente en Duala, la ciudad más poblada de Camerún. Una vez allí, la recogieron para llevarla en un trayecto de ocho horas a través de llanuras desérticas, montañas y selvas tropicales. Llegaba entonces al Centre Catholique Notre Dame de la Santé, ubicado en el municipio de Dschang, para comenzar su aventura de cooperación médica y ofrecer todo su conocimiento en cuanto a cirugías ginecológicas.
Ya de vuelta en la capital gallega y habiendo retomado su actividad laboral en el Hospital Clínico Universitario de Santiago, desde Quincemil hemos hablado con ella sobre su experiencia en Camerún, país por cierto del que se dice que es como toda África en miniatura dada su diversidad cultural y orográfica.
¿Qué te motivó a participar como voluntaria de una cooperación médica en Camerún?
Mientras estudiaba en el colegio La Salle, en Santiago, tuve un profesor que hacía muchas cooperaciones en Sudamérica y África. A veces nos hablaba de ello y a mí me llamaba mucho la atención. Además a mí me gusta mucho viajar y conocer otras culturas, pero no me atreví a dar el paso hasta ahora.
¿Y cómo fue la experiencia de trabajar en un entorno médico tan diferente al de Galicia?
Muy interesante, porque ayuda a derribar prejuicios y a darse una cuenta de que allí hay médicos muy preparados que simplemente no tienen oportunidad de recibir tanta formación como aquí. El objetivo real de esta cooperación médica no es ir allí a operar unos días y volver, sino enseñar a los médicos de allí para que pueden hacerlo por sí solos.
¿Cuáles fueron las principales diferencias entre ambos territorios?
La primera los medios porque faltan muchas cosas. Por poner un ejemplo concreto, hoy en día predomina la cirugía laparoscópica y allí no había posibilidad de hacerla. En relación también a los medios, ir allí hace darnos cuenta de lo importante que es aprovechar los recursos y utilizar solo el material necesario porque hay escasez. Si solo es necesario utilizar tres compresas en una operación, no usan una cuarta porque las unidades que tienen son limitadas.
Otra cosa que me llamó la atención es que se reparten las tareas entre todos. Si un médico tiene que hacer la labor de una enfermera la hace, y si una enfermera tiene que hacer las tareas de un celador pues también. Hay menos personal por lo que se comparten las labores.
¿Te enfrentaste a muchos desafíos durante tu estancia allí?
Noté mucho el cambio del concepto de revisión y prevención. Aquí está a la orden del día hacerse revisiones cada cierto tiempo incluso aunque no tengamos nada que vaya mal, por así decirlo. Allí falta mucha conciencia de consulta y cuando llegan al hospital tienen enfermedades muy desarrolladas que dan lugar a patologías graves que tal vez se podrían haber evitado con un seguimiento al que no tienen la misma facilidad de acceso que tenemos en Galicia.
"Como carecen de tantos medios, ante una complicación demostraron tener mucha paciencia y fe en su trabajo para buscar soluciones"
¿Hay alguna historia o paciente que haya marcado tu experiencia allí?
Hubo una paciente cuyo caso se complicó -aunque finalmente acabo todo bien- y tuvimos que comunicarle a la familia lo que estaba pasando. La reacción fue de empatía total, no hubo enfado ni indignación, sino que empezaron a apoyar y a abrazarnos porque veían lo afectadas que estábamos.
Otra situación simpática fue una madre que acababa de tener a su bebé y no sabía que nombre ponerle entonces durante el tiempo que estuvo allí mientras se decidía, le llamábamos todos "Baby Cameroon". Le cogimos un cariño especial a ese bebé.
¿Y además de ese, hubo muchos otros nacimientos durante tu estancia?
Sí, varios. Los partos los atendieron los médicos cameruneses y las cesáreas las atendíamos una combinación de médico local con médico español para que mejorasen, aunque ya saben hacerlas. La primera vez que se organizó allí una cooperación médica de ginecología no sabían, lo que demuestra la importancia de estas acciones.
¿Cómo fue la relación con el equipo local y con otros voluntarios?
¡Maravillosa! No hay otro adjetivo para describir el buen ambiente. En el programa fuimos cuatro ginecólogas y un anestesista. Además, allí había una oftalmóloga también española que estaba haciendo una estancia larga y fue una gran anfitriona. En cuanto al equipo médico local, nos recibieron con los brazos abiertos y desde el primer momento fuimos todos un equipo. Es una experiencia muy intensa y se crean vínculos para toda la vida. De hecho, seguimos en contacto todos.
¿Aprendiste algo nuevo o inesperado sobre el ejercicio de la medicina en tu campo durante tu tiempo allí?
Pues sí, no tanto a nivel técnico sino en cuanto a comportamiento. Como carecen de tantos medios, ante una complicación nos demostraron la importancia de tener paciencia y fe en el trabajo y conocimiento para buscar soluciones. Además, están completamente volcados con el ejercicio de la medicina, muchos viven en el propio recinto del hospital y si tienen que echar una mano durante el fin de semana o los días libres, ni lo dudan.
¿Sientes que tu experiencia en Camerún ha cambiado tu visión de cómo se accede a la medicina en Galicia?
Sí, parece un tópico pero es que somos muy afortunados ya no solo por la calidad de nuestra medicina y la formación de nuestros médicos y médicas, sino también a nivel geográfico. Allí hay gente que tiene que hacer muchísimos kilómetros para una consulta y aquí es raro no tener cerca un hospital o centro de salud.
¿Hay diferencias culturales significativas en cómo las mujeres perciben la salud reproductiva y sexual en Galicia y en Camerún?
En el hospital que yo estaba sí porque lo regía una congregación religiosa católica, entonces por ejemplo no se valoraba en las consultas el tema de anticonceptivos. Pero creo que no era tanto por un tema cultural sino más bien por religión.
¿Recomendarías a otros profesionales de la salud combinar su carrera médica con este tipo de cooperaciones?
Definitivamente sí. Es una buena forma de darnos cuenta de que hay formas muy diferentes de trabajar en el mundo y que de todas se pueden sacar lecciones valiosas y aplicables a nuestra práctica diaria tanto en lo profesional como en lo personal.
Además, es una forma de aportar una ayuda muy importante en regiones que lo necesitan. Es importantísimo recalcar que el objetivo de estas cooperaciones no es ir allí unos días a hacerlo todo tú, sino que la actitud debe ser la de enseñar para que puedan hacer todo sin necesidad de ayuda externa.
"Las cesáreas las atendían una combinación de médico local con médico español para que mejorasen, aunque ya saben hacerlas. La primera vez que se organizó allí una cooperación médica de ginecología no sabían, lo que demuestra la importancia de estas acciones"
¿Qué le dirías a una persona que está indecisa respecto a ello?
¡Que no se lo piense y vaya! Yo también le di vueltas durante años y ahora que por fin lo he hecho me arrepiento de no haberme ido antes. Es una experiencia increíble. Yo lo hice a través de una ONG que se llama Misiones Médicas España, les contacté en diciembre de 2023 y ya solo había un hueco para esta campaña de noviembre de 2024.
¿Entonces tienes planes de volver a participar en voluntariados similares?
Sí, sí, por supuesto. Dentro de poco me pondré a mirar otra vez a ver si puedo volver para el año al mismo sitio y trabajar de nuevo con ese equipo para ver todos los progresos que seguro que han hecho. Además me gustaría ir más tiempo, pedir un permiso en el Sergas para estancias largas. Esta vez solo pude ir semana y pico porque fui con vacaciones propias.
Y más allá de lo médico, ¿tuviste tiempo libre para descubrir un poquito de Camerún?
Afortunadamente sí tuvimos algo de tiempo para conocer la zona. Nos llevaron a cenar a sitios locales y descubrí que allí todo lo acompañan con plátano, es como las patatas aquí en España. También visitamos el mercado y compré las típicas telas coloridas con las que allí todo el mundo viste y que son tan llamativas.
¿Hay alguna anécdota que quieras compartir con quien nos lea?
La primera fue nada más llegar del viaje. Aterrizamos en Duala y teníamos que ir en coche hasta el pueblo del hospital. Debido a unas inundaciones el trayecto se alargaba hasta las ocho horas, entonces decidieron que parásemos a dormir en la sede de Camerún del colegio La Salle, que es el mismo en el que yo estudié en Santiago.
Otra casualidad fue que una de las misioneras directoras de la orden religiosa del hospital, conocidas como Minisioneras Siervas de María Ministras de los Enfermos, había vivido durante tres años en Santiago. Sor Pilar, se llama. Me dijo que era una de las ciudades más bonitas en las que había estado nunca y tiene razón.