El sobrepeso y la obesidad son dos de las principales preocupaciones de la comunidad científica. Los sanitarios ven como día a día los hábitos alimenticios empeoran, un retroceso que, sumado al sedentarismo, puede ser mortal. En la ecuación influyen factores económicos, sociales y demográficos, entre otros. No obstante, esto no cambia la realidad: en Galicia aproximadamente 849.000 personas adultas padecen sobrepeso.
La alimentación trasciende lo individual, "aparte de un proceso nutritivo" es una actividad que "proporciona placer, facilita las relaciones afectivas y sirve como elemento de identificación social". Así, lo relata la doctora Sara Fernández, pediatra de la unidad de Gastroenterología infantil del Hospital Teresa Herrera.
Por ello, la concepción y relación con la comida no se limita a lo individual, involucra lo colectivo. De este modo, hábitos poco saludables pueden herederase con facilidad de padres a hijos. "A la hora de plantear la dieta infantil es importante dar ejemplo y favorecer actividades que demuestren que la comida saludable no tiene por qué ser aburrida", explica Fernández.
Y es que estudios recientes, como el realizado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), revelan que en Galicia hay un exceso de peso en la población infantil. Según esta investigación, uno de cada tres gallegos de entre 2 y 17 años tiene sobrepeso.
El sedentarismo y la obesidad son, por lo tanto, problemas a atajar. Sin embargo, los expertos coinciden en que es importante completar el camino sin caer en la persecución de los colectivos ni en la demonización de los alimentos.
¿Cómo se puede promover una dieta equilibrada y una relación saludable con la comida desde la infancia? La doctora Sara Fernández da algunas claves.
¿Cómo de importante es la alimentación en el desarrollo de niñas y niños?
La alimentación es clave para un correcto crecimiento y desarrollo de los niños, ya que nos va a ayudar a establecer unos hábitos que van a permanecer el resto de la vida. Esos hábitos saludables, junto con la actividad física, son los que van a condicionar la salud futura del niño y también van a ayudar a prevenir patologías nutricionales como son la obesidad, hipercolesterolemia y otras enfermedades no transmisibles que actualmente son la principal causa de mortalidad.
¿Tener una mala alimentación puede afectar al crecimiento?
Sí, es muy importante que la alimentación esté basada en alimentos naturales o mínimamente procesados. Los alimentos ultraprocesados, que por desgracia son protagonistas de nuestro día a día, deben ser algo muy excepcional. Eso nos ayudará a prevenir estados carenciales de micronutrientes y vitaminas.
¿Cuál es la base de una dieta infantil saludable?
Los requerimientos van a depender un poco de la edad del niño. Por ejemplo, hay mucha bibliografía de la importancia que tiene la lactancia materna en los primeros meses de vida. Siempre remarcamos la importancia de la alimentación de la madre durante la gestación, pero también durante los primeros años de vida del niño.
Además, se tiende a prestar menos atención a la franja de edad intermedia que incluye los niños preescolares y escolares (de 3 a 12 años). Por error, se tiende a considerar estos niños como adultos en miniatura y tendemos a ajustar las cantidades de las raciones a la baja y esto no siempre debería ser así, ya que hay un riesgo de tener déficit de micronutrientes, vitaminas o hierro, además de tener más riesgo de desarrollar patologías nutricionales en el futuro.
Habla de la importancia de la alimentación incluso antes del nacimiento ¿en qué puede derivar tener una dieta inadecuada durante la gestación?
Es importante que las madres hagan dietas variadas, sin restricciones. Las dietas muy restrictivas pueden repercutir en el crecimiento del niño durante la gestación y que los niños nazcan con bajo peso para la edad gestacional. Además, se ha visto cómo las dietas restrictivas pueden aumentar el riesgo de la presencia de alergias alimentarias en el niño.
Una vez que el niño ya ha nacido y se encuentra en la edad preescolar y escolar, ¿cuál es la base de una buena dieta?
La dieta infantil tiene que ser variada, equilibrada e individualizada. Es necesario adaptar la ingesta calórica y la ingesta de nutrientes a cada niño y a la actividad física que realiza.
En cualquier caso, la base de la dieta infantil son los hidratos de carbono y la fibra, que son los que van a aportar el 50- 60% de la energía del niño. Hablamos de cereales —mejor si son integrales—, las legumbres, el arroz y las frutas. Debemos dejar para casos muy excepcionales los azúcares simples como zumos, batidos, cereales azucarados, bollería industrial…
Las grasas también son necesarias porque es una fuente importante de energía, pero tenemos que intentar integrar las saludables. Por ejemplo, aceite de oliva, frutos secos, pescados… La carne y la comida rápida la tenemos que dejar para días excepcionales. Siguiendo con la lista, las proteínas son importantes para el crecimiento y para mantener una adecuada estructura corporal.
¿Y cómo traducimos esas directrices al plato?
Podemos usar el plato de Harvard: mitad de verduras, 1/4 de proteínas, 1/4 de hidratos de carbono y una pequeña parte central de grasas saludables.
Los niños no siempre gustan de verduras y preparaciones más ‘sanas’, ¿Algún truco para que integren la alimentación saludable desde pequeños?
Los niños van a aprender lo que ven en casa. El acto de comer, aparte de ser un proceso nutritivo, tiene muchas connotaciones importantes a nivel de convivencia: nos proporciona placer, facilita las relaciones afectivas Y sirve también como un elemento de identificación social, cultural.
El papel de los padres es sobre todo acompañarlos durante las comidas y ser respetuoso. Hay que intentar adecuarse un poco a los gustos y a la sensación de hambre de los niños. A veces las personas adultas tendemos a que los niños coman más de lo que marca su mecanismo. Muchas veces esto, en vez de favorecer a que coman más alimentos, aumenta su resistencia.
Hay intentar evitar utilizar los alimentos como premio. Si nosotros cuando el niño come una verdura lo premiamos con un alimento dulce ultraprocesado, va a tender a pensar que las verduras, frutas o todos aquellos alimentos que no le gusten son un castigo, mientras el resto es un premio. Eso va a desarrollar una mayor resistencia.
Pongámonos en el caso de que esos malos hábitos ya han sido interiorizados, ¿hay alguna forma de revertirlo?
Sí, con cambios sencillos en el día a día y con objetivos a corto plazo se pueden intentar revertir. Por ejemplo, si en el momento del desayuno tienden a tomar bollería industrial, se puede disminuir poco a poco la cantidad de azúcar sustituyéndolos por alimentos que den ese dulzor, pero que sean más sanos, como por ejemplo la fruta.
Es importante también que la familia asuma esos hábitos, evitar que mientras el niño se toma de postre una fruta, sus padres se estén tomando un alimento ultraprocesado.
Muchas veces ese desagrado se produce por los sabores, pero también por las texturas, ¿son más sensibles a estos aspectos los niños pequeños?
Los niños entre los 2 y 6 años viven bastantes cambios emocionales y sí que pueden ser más caprichosos a la hora de probar ciertos alimentos. A partir de los seis siete años suelen estar más abiertos a probar más cosas.
Aquí sí que influye mucho el aspecto, el sabor, el olor y la presentación de los alimentos. Si alguna verdura o fruta no les gusta, tenemos que intentar hacerla más atractiva cambiando las formas de cocción, acompañándola de otros alimentos…
“Si no lo comes hoy, lo harás mañana”. ¿Falta comprensión con los niños?
Yo creo que algo está cambiando y que las familias ahora son un poco más comprensivas. Pero sí que es cierto que las personas adultas tenemos que ofrecer una alimentación saludable a los niños: establecer qué se va a comer, cuándo y dónde, pero dejar también que el niño participe en la decisión de qué cantidad quiere comer y evitar siempre forzarle a que se acabe el plato.
Hay que intentar evitar sobre todo frases como "Come esto porque te va a hacer fuerte" o "Esto te va a ayudar a crecer" porque a veces lo que conseguimos es el efecto contrario a lo que queremos.
¿Cómo mantenerse firme sin pasar la línea del abuso o exigencia?
Es importante dar ejemplo y favorecer actividades que demuestren que la comida saludable no tiene por qué ser aburrida o no ser tan apetecible como otras comidas. Podemos probar distintas formas de cocinado e involucrar a los niños en la planificación del menú de esa semana dejando que nos acompañen al supermercado o que nos ayuden en la preparación.
Los dulces y las chucherías están muy presentes en la vida de los niños. Ya ha dicho que no son los alimentos más recomendables, pero ¿cuál es el límite de consumo?
Hablamos de un 10% como máximo, pero en el día a día es bastante difícil de regular. Por ejemplo, en una semana la mayor parte de los días no se deberían comer alimentos ultraprocesados ni alimentos con azúcares. Debemos dejarlos de forma excepcional para un día que tengan algún evento o para el fin de semana. Es decir, que no sea algo que tengan incorporado en el día a día.
En esta línea, los ultraprocesados han sido muy demonizados en los últimos años por su evidente falta de calidad nutricional. Con todo, ¿no es peligroso demonizar alimentos?
La alimentación es importante que sea muy variada, sin restricciones y sin clasificar los alimentos como buenos o malos. Sí, hay alimentos que son más saludables que otros, pero lo más importante, desde mi punto de vista, es educar desde los primeros años sobre cuáles son los alimentos que debemos consumir la mayor parte de los días o la mayor parte del tiempo, y qué otros alimentos debemos dejarlos para días más concretos. Pero bueno, siempre evitando decir que una cosa es buena o es mala.
Hay que educar a los niños para potenciar la recuperación de la dieta mediterránea, que es una de las más saludables del mundo. De hecho, España, a pesar de toda esta pandemia de sobrepeso y obesidad de las últimas décadas, sigue teniendo una de las esperanzas de vida más altas del mundo.