"En A Coruña hay mucha cultura del agua. No encuentras a un niño que no nade". Estas frases resumen la vinculación estrecha que la ciudad tiene con la natación, en playas o en piscinas públicas o privadas. Corresponden a una mujer que se dedica a fomentar esa natural cultura acuática de A Coruña a través del aprendizaje a muy temprana edad, incluso cuando un niño o una niña aún no saben caminar y solo gatean, cuando encuentran en el agua, más allá de una posibilidad de ocio, un medio para desarrollar su capacidad motriz.

¿Debo llevar a mi bebé a que aprenda a nadar? ¿Es bueno hacerlo tan pronto? ¿Qué tipo de clases necesita? ¿Puedo meterme yo también en la piscina? A preguntas como estas ha respondido miles de veces Iria de Cal, titulada en Ciencias del Deporte y especialista en actividades acuáticas con menores de 6 años y sus familias. No puede ser más clara en sus respuestas: "La natación es beneficiosa para el niño porque con ella va adquiriendo dominio de su propio cuerpo y enriquece su bagaje motor, empieza a desarrollar una vida activa y saludable".

Desde 2008 hasta 2021, De Cal y otras profesionales en distintas ramas de docencia han enseñado a nadar a muchos niños y niñas coruñesas en el espacio educativo Arkhé, en el barrio de Monte Alto, detrás de la antigua cárcel provincial. El centro mantiene su actividad con talleres de juego, exploración y aprendizaje musical con menores para estimular su aprendizaje innato, así como servicios para el embarazo y el posparto, aunque en los últimos tres años ya no utiliza la piscina climatizada en la que antes los bebés se sumergieron por primera vez en el agua. La profesional, que ahora también se dedica a la formación para familias interesadas en nadar con sus hijos, defiende la importancia del contacto con el agua tan pronto.

Una niña, con tubos para aprender a nadar. Cedida

"Un niño es más feliz cuando está en el agua, empieza a verse más seguro de sí mismo y a dominar su cuerpo y ver cómo responde. Hasta los 6 años es importante que los padres participen en ese contacto con el agua metiéndose en la piscina también, sobre todo para los primeros pasos. Antes de esa edad no es imprescindible la participación de un profesional en la enseñanza de la natación", explica.

De Cal detalla cómo debe desarrollarse esa relación inicial del bebé y el niño con el agua, a una temperatura mínima conveniente de 30 grados: "Hasta los 3 años pueden tener los primeros desplazamientos autónomos con la ayuda de manguitos o churros para flotar, con variedad de juegos y desplazamientos, y los padres pueden estar en el agua para que sus hijos se sientan bien. Es una primera relación con el agua a nivel emocional. A partir de los 4 se produce el estiramiento de brazos y piernas y los niños tienen más propulsión, por lo que ya pueden moverse solos en la piscina. Entonces es momento para que aprendan la técnica para nadar".

La posición de la cabeza marca el desarrollo técnico de la natación en los niños. "El primer paso es que la cara esté bajo el agua, evitar nadar al perrito, con el cuerpo más cómodo en posición horizontal y mirando al suelo. El siguiente paso es sacar los brazos, como nadando a crol, y mantener la cabeza hundida. Lo último es sacar ya la cabeza a la superficie para tomar aire", explica Iria de Cal, que añade que a partir de los 6 años se puede poner en práctica "otro estilo pedagógico", sin juegos y de manera más continuada, que supone "otro lenguaje comunicativo" con el agua.

En su faceta como orientadora de familias, la profesional de Arkhé resalta el aspecto positivo de que los padres participen en juegos y les transmite indicaciones directas, y mediante fotos y vídeos, sobre cómo deben agarrar y soltar a los niños y cómo estos deben respirar.

"La natación es un deporte barato que abre las posibilidades de ocio de los menores", reitera De Cal, que destaca los privilegios de la oferta acuática de A Coruña: "Por experiencia, sé que la mayoría de los niños que han aprendido a nadar con nosotras siguen luego nadando de forma más o menos continua. No se debe desaprovechar este aprendizaje en una ciudad que prácticamente tiene una piscina por barrio en clubes o polideportivos".