Cada vez son más los conciertos y festivales que se celebran en A Coruña. La oferta cultural y musical de la ciudad y su área no para de crecer, por lo que se puede elegir entre una gran variedad de opciones. Muchas de ellas son destinadas a los más pequeños, les puede gustar un grupo concreto, o simplemente los adultos los llevan con ellos a este tipo de eventos.
A la hora de llevar a los más pequeños con nosotros debemos hacernos una serie de preguntas y tener en cuenta varios consejos como los que ha dado a Quincemil Juan Carlos Vázquez Barro, jefe del servicio de otorrinos del CHUAC.
Los decibelios, muy por encima de lo recomendado
Una conversación normal se sitúa en torno a los 40 decibelios, una frecuencia agradable para el oído humano. Sin embargo, los ruidos pueden generar daño auditivo cuando se sitúan "por encima de una intensidad que, generalmente, suelen ser unos 70/80 dB", explica el doctor Vázquez Barro. "Esto sería, más o menos, como estar al lado de una calle y oyendo el tráfico continuamente. Eso daña las células del oído, dejamos de oír y eso es irrecuperable", señala, comparando esta situación con un concierto.
En el caso de los más pequeños, el problema puede ser incluso más grave: "hay que tener bastante cuidado, porque les puede alterar el proceso de aprendizaje, de hablar incluso, ya que depende de que ellos escuchen". El jefe del servicio de otorrinos del CHUAC explica que, en los conciertos y situaciones de mucho ruido, "los niños están expuestos al ruido intenso y a que se les dañe el oído".
Consejos y prevenciones
"Es como si los llevas a la playa y no les pones crema solar". Es la comparación del doctor Vázquez Barro con llevar a los niños a un concierto y no protegerlos de manera adecuada. "Llevarlos a un concierto sin ningún tipo de protección, es hacerlo mal", explica. Para ello, recomienda, como primera medida, alejar a los niños de las fuentes de ruido intenso lo máximo posible, como pueden ser los altavoces. A esto, habría que añadir el colocarle unos tapones u orejeras/cascos que ayuden a proteger un oído todavía en fase de desarrollo.
En niños, un ruido de 60 decibelios, puede causar molestia, y a partir de los 70 empieza el daño. Esto puede derivar en problemas de audición y, a raíz de ellos, en problemas de lenguaje. Con los tapones se pueden reducir hasta 35 dB, pero "si tú lo llevas a un concierto de rock y son 120 y le bajas 30, te quedas en 90, que sigue siendo mala cosa", explica. El doctor también añade que una exposición corta a estas intensidades de sonido no tendría por qué ser dañina, señalando que el riesgo elevado empezaría a partir de los 15 minutos.
El doctor Vázquez Barro ve con preocupación el aumento en el uso de auriculares, sobre todo los que se introducen en el oído, ya que "antes la gente empezaba a perder audición sobre los 60/65 años y ahora lo estamos viendo a los 40". En este sentido, su recomendación para detectar si la música que escuchamos con cascos está demasiado alta (lo ideal es no superar los 70 dB) es si la está oyendo también una persona cercana que no tenga puestos los auriculares.