Los expertos están preocupados por el sedentarismo en niños y jóvenes. En España, el 70% de los niños y adolescentes no hace el ejercicio mínimo recomendado, según la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física.

Tener un estilo de vida activo es crucial para garantizar el bienestar de jóvenes y adultos. Por ello la Organización Mundial de la Salud recomienda entrenar por lo menos tres días a la semana con ejercicios aeróbicos de intensidad vigorosa. Esto es, que mejoren tanto la calidad ósea como los músculos. No obstante, hay prácticas deportivas que todavía cargan con una losa de estereotipos y falsas creencias. Es el caso de los ejercicios de fuerza. 

Mala fama

El entrenamiento con pesas y sobrecargas todavía tiene mala fama entre buena parte de la población. Muchos todavía lo vinculan al culturismo o a un sobreentrenamiento e incluso ponen en duda los beneficios que este puede tener para la salud. Un falso mito sobre este campo es, por ejemplo, que si un niño coge unas mancuernas su crecimiento puede verse afectado.

"Nada más lejos de la realidad, si el entrenamiento de fuerza es adecuado, no solo no afecta negativamente, sino que es positivo para el crecimiento", dice sobre el tema Manuel Avelino Giráldez García, profesor de Educación Física y Deportiva de la Universidade da Coruña (UDC).

Adolescentes entrenando fuerza con un monitor Shutterstock Shutterstock

Para el experto de la UDC lo primero que hay que aclarar es que el trabajo de fuerza no es sinónimo de culturismo. "A veces el error está en pensar que el ejercicio de fuerza es solo usar pesos muy grandes y libres (no guiados). Se puede hacer con gomas, con el propio peso corporal, dando saltos, subiendo escaleras, con máquinas…", enumera Giráldez. 

Su compañero de departamento, Eliseo Iglesias Soler, explica que el trabajo de musculación se compone de "acciones musculares que estimulan el sistema". Lo mismo pasa con deportes tradicionales como el vóleibol, donde "hay multitud de saltos y una acción muscular muy intensa, pero que normalmente no se asocia al trabajo de esfuerzo". 

Ambos expertos están de acuerdo en que, bien practicado, el trabajo de fuerza puede ser altamente beneficioso para los jóvenes. "Los niños y las niñas que hacen entrenamiento de fuerza bien pautado pueden tener unos huesos con más densidad y, por lo tanto, más fuertes", asegura Giráldez. 

"Tener un desarrollo y unos niveles de fuerza suficientes es beneficioso para los adolescentes. El sistema muscular también tiene una función endocrina"

Eliseo Iglesias, profesor de Educación Física y Deportiva de la Universidade da Coruña (UDC)

"Tener un desarrollo y unos niveles de fuerza suficientes es beneficioso. Beneficioso porque, entre otras cosas, el sistema muscular no simplemente es un elemento estructural, sino que tiene una función endocrina, es decir, regula otros sistemas de nuestro organismo y mantenerlo a un nivel suficiente de estimulación es conveniente", añade Eliseo Iglesias.

"En la dosis está el veneno"

Los beneficios de entrenar fuerza, incluso a edades tempranas, son numerosos. Con todo, es importante que se haga acompañado de un profesional. Un aspecto que, en muchas ocasiones, los jóvenes creen que pueden suplir con información de internet o incluso con consejos de influencers fitness

"Son consejos dados por personas con una formación poco ortodoxa y que claramente no están individualizados. El entrenamiento hay que adaptarlo, individualizarlo y ajustarlo a los objetivos que son propios o específicos de cada edad", explica el profesor Iglesias sobre los creadores de contenido fitness.

La práctica de deporte sin control ni supervisión puede derivar en lesiones. "El ejercicio de fuerza puede provocar lesiones, igual que cualquier otra actividad deportiva, pero si se hace de la manera correcta ya no hay tanto riesgo", dice Giráldez sobre la importancia de contar con un entrenador. 

"La vigorexia o dismorfia pasa cuando no acaban de ver que tienen la masa muscular suficiente. Entran en un círculo vicioso en el que nada les parece suficiente"

Manuel Avelino Giráldez García, profesor de Educación Física y Deportiva de la Universidade da Coruña (UDC)

Y es que a la hora de apoyar a su hijo a hacer deporte, los expertos en actividad física recomiendan prestar atención al porqué quieren hacer ese deporte en concreto. Si solo es por estética, es mejor tener ojo avizor: "Ahí es donde puede surgir un problema de imagen corporal. Es lo que se llama vigorexia o dismorfia. Esto pasa cuando no acaban de ver que tienen la masa muscular suficiente, a pesar de que tengan mucha. Entran en un círculo vicioso en el que nada les parece suficiente", explica Giráldez. 

Y, ¿cuándo comienza a ser preocupante la cantidad de horas que están en el gimnasio? Para Eliseo Iglesias "en la dosis está el veneno". "Ese tipo de actividades bien ejecutadas y dosificadas las cargas, adaptadas a la capacidad de cada uno en cada momento, no serían un inconveniente. Cuando se ejecutan mal o con una dosis de intensidad o nivel de carga inadecuado, sí que podría ser un problema", aclara. 

El consumo de bebidas energéticas y exceso de proteína, males añadidos

Sin embargo, también hay miradas críticas o reticentes con el ejercicio de musculación. La Asociación Galega de Pediatría defiende que es vital promover el deporte entre los jóvenes, aunque la presidenta Amparo Rodríguez prefiere priorizar los deportes en equipo. "Les da valores, les hace sentir que pertenecen a un grupo e inluso pueda evitar que consuman sustancias como alcohol o tabaco", explica.

Sobre los ejercicios de musculación alerta de que los adolescentes pueden caer en un uso excesivo de las pesas. Además, les preocupa, más que la práctica deportiva, lo que puede ir asociado a la misma. "Esa inseguridad, esa necesidad de sentirse perfecto y de que su cuerpo esté bien puede llevar no solo a ese exceso de ejercicio, sino a trastornos de la conducta alimenticia", alerta.

"Esa inseguridad, esa necesidad de sentirse perfecto y de que su cuerpo esté bien puede llevar no solo a ese exceso de ejercicio, sino a trastornos de la conducta alimenticia"

Amparo Rodríguez, presidenta de la Asociación Galega de Pediatría.

Esa obsesión con ganar masa muscular también puede repercutir en la forma de alimentarse. Por ejemplo, obsesionarse por comer un exceso de sustancias proteicas con el objetivo de ganar músculo. 

De hecho, basta con acudir a un gimnasio comercial para ver como son habituales ciertos comportamientos poco saludables. Un ejemplo es tomar bebidas energéticas como "preentreno" con el objetivo de tener más energía y cargar más peso. Y es que una lata de bebida energética tiene tres veces más cafeína que una de Coca-Cola. Además, es normal que su consumo cree una adicción, pues cada vez los jóvenes necesitan tomar más para notar el efecto.

"A veces los ves con su lata de Monster y demás, y ves que el siguiente paso al Monster es un combinando con alcohol porque respecto a las adicciones los adolescentes tienen más falta de control en el uso que los adultos", explica Amaro Rodríguez.

En general la presidenta de la Asociación Galega de Pediatría está de acuerdo con que los niños practiquen deporte, pero recomienda otro tipo de formatos por los riesgos existentes. "El problema es cuando ya pasamos de algo que es recomendable y un hábito saludable a una obsesión o una adicción", dice sobre el entrenamiento con pesas.