Un bocado de historia

Aunque a día de hoy los edificios que en su momento pertenecieron a los Condes de Andrade y Vilalba forman parte de las posesiones de la Casa de Alba, no se puede negar la influencia de los Andrade en Galicia durante la Edad Media. Los primeros Andrade fueron vasallos de la importante familia Traba y mantuvieron una discreta posición como hidalgos en la sociedad de la época hasta que en el siglo XIV alcanzó el poder la Casa de Trastámara, que mejoró la posición de los Andrade en las comarcas de Ferrol, Vilalba y Pontedeume hasta convertirlos en una de las familias gallegas más prestigiosas e influyentes de entonces. 

Iglesia de San Francisco en Betanzos

Con Fernán Pérez de Andrade “O Bó” y sus descendientes comenzó una época de bonanza para esta familia, que consiguió ser noble con Fernando de Andrade en el siglo XVI, el primero de su estirpe en lograr el título de conde. 

Así que a partir de ahora serán conocidos como los Condes de Andrade y los siglos de XIV al XVI se convierten en su fase más prolífica, con la construcción de importantes edificios que perduran hasta nuestros días. 

Los Andrade en Betanzos

Llegamos a la Ciudad de los Caballeros y nos encontramos con la Praza de Fernán Pérez de Andrade “O Bó”, llamado así por ser uno de los grandes benefactores de la villa. La plaza es uno de los centros neurálgicos de Betanzos, donde se ubican las iglesias góticas de Santa María do Azogue y San Francisco. 

Sepulcro de Fernán Pérez de Andrade O Bó

Es en ésta última, en la Iglesia de San Francisco, del siglo XIV, levantó la capilla mayor Fernando de Andrade en 1538. Además aquí se guardan los restos del noble más conocido de su linaje: el Sepulcro de Fernán Pérez de Andrade “O Bó”, que tiene un gran valor artístico. El sarcófago se apoya sobre los dos animales totémicos de los Andrade, el jabalí y el oso y en sus laterales se ven escenas de caza, toda una descripción de lo que era la vida de los nobles del Medievo. 

Los Andradre en Pontedeume

Pero si en Betanzos la familia Andrade estaba bien considerada entre la plebe por sus obras sociales a la comunidad, es en Pontedeume donde cobra toda su importancia. Aquí se pueden admirar los restos de su fortaleza palaciega, que actualmente ocupan el mercado y la Fuente del Pilón. Y es que a pesar de ser declarado Monumento Histórico Artístico unos años antes, el antiguo palacio fue demolido en 1935, perdiéndose así uno de los mejores ejemplos gallegos de arquitectura civil gótica. 

Torreón de los Andrade en Pontedeume

De la fortaleza sólo se mantiene en pie y en buen estado de conservación el Torreón de los Andrade, de 20 metros de altura, que hoy acoge la Oficina de Turismo y el Centro de Interpretación de los Andrade para dar a conocer la huella dejada por esta familia en Pontedeume. 

A escasos kilómetros del anterior y ya en el municipio de Monfero está el Castillo de los Andrade, en Nogueirosa, que se alza sobre Pena Leboreira a 300 metros de altitud, una construcción que provocó muchas discusiones entre la familia y los monjes de Sobrado, que eran dueños del terreno. Desde allí la noble familia dominaba todo el Valle del Eume, las fragas, la Ría de Ares y, en definitiva, casi toda la comarca de Pontedeume. 

Hoy es castillo es visitable, al igual que el Torreón, al módico precio de 1 euro, aunque dadas las circunstancias es mejor confirmarlo en el Concello de Pontedeume, que también organiza visitas guiadas por el casco histórico de la villa. 

Castillo de los Andrade

Este castillo es una fuente constante de leyendas, pues se dice que en él existía un pasadizo secreto que lo comunicaba con el palacio de los condes en Pontedeume. La segunda leyenda es la de “O castelo da fame”, ya que en uno de los calabozos de la fortaleza una pareja de amantes fue condenada a morir de hambre, supuestamente, a consecuencia de los celos de un malvado alcalde. 

También en Monfero hallamos otro importante testimonio de la historia de los Andrade, el Monasterio de Monfero, donde se encuentran los restos de la mayor parte de los miembros de esta familia, conservados en sarcófagos. Aquí reposan para siempre Nuno Freire de Andrade “O Mao”, representado con su armadura completa, su hijo Pedro Fernández de Andrade, cuarto señor de Pontedeume que murió en 1435 y Diego de Andrade, fallecido en 1492 y cuyos restos están a ras de suelo. 

Monasterio de Monfero

A Fernán Pérez de Andrade también se le atribuye una de las restauraciones del Puente sobre el Eume, uno de los símbolos de Pontedeume, y la muralla de la villa, de la que sólo queda una pequeña muestra junto a la Iglesia de San Francisco. 

Huella de los Andrade en Vilalba

Los tentáculos de los Andrade llegaron hasta la provincia de Lugo, en concreto hasta Vilalba, capital de la Terra Chá, donde se conserva la Torre del Homenaje, construida en el siglo XI por los Castro y donada por el rey Pedro I a Fernán Pérez de Andrade. La torre es de planta octogonal, poco habital para la época, con 40 metros de altura, construida en granito y pizarra y está considerada desde 1994 como Bien de Interés Cultural. En su momento formó parte de un gran castillo con tres torreones que protegía la villa de Vilalba, que se encontraba en una encrucijada importante que favorecía el comercio en la zona pero al mismo tiempo necesitaba de una buena fortaleza defensiva. 

Estuvo a punto de ser derribada varias veces pero finalmente resistió los caprichos de los sucesivos monarcas y sobrevive desde 1960 como parte del Parador Nacional de Turismo de Vilalba y alberga un restaurante en su interior (llamado Enxebre y que en estos momentos no está abierto). 

Torre de los Andrade en Vilalba

Hay más ejemplos de arquitectura en Galicia relacionada con la familia Andrade, pero estos son los ejemplos más reseñables, que nos permiten hacernos la idea de cómo era la vida de los nobles y vasallos en la Baja Edad Media y que nos acercan a algunos de los elementos artísticos y culturales más representativos de la época. 

Emma Sexto

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