Dormir en un cubo de cristal con unas impresionantes vistas a la ría de Muros-Noia es posible en Glass Cube, una nueva experiencia de glamping que se suma a la amplia oferta existente en las comarcas de Noia y O Barbanza, en la provincia de A Coruña.
Esta nueva opción hotelera, detrás de la que se encuentra un emprendedor del mundo de la hostelería, está compuesta por cuatro cubos de cristal que conjugan en un mismo paisaje la belleza del verde de la montaña y el azul de mar. "Creemos que no tenemos nada que envidiarle a Sanxenxo", asegura Iván Nine, impulsor de este innovador establecimiento hostelero que se encuentra a 500 metros de la playa de Broña.
Nine estaba seguro del éxito que tendría este tipo de oferta hotelera, así que no dudo en hacer realidad su idea empresarial. "Fui comprando terrenos hasta que conseguí el espacio suficiente para montar este complejo", explica.
Rodeado de naturaleza, estas estructuras tienen un protagonista: el cristal. A este material, se suma la madera y el hormigón. Aunque este último ahora mismo es bastante visible, la intención es que con el paso del tiempo este vaya tomando tonalidades verdes al ser cubierto por musgo y otras especies vegetales. La idea, explica Iván, es que los cubos "estén integrados en el entorno".
Construidas a una altura de 6 metros para garantizar las mejores vistas, las cuatro suites, completamente acristaladas, que componen este complejo turístico cuentan con habitación, cocina y baño. Tres de ellas tienen una capacidad de dos adultos y un niño; y la cuarta, el family cube, tiene cabida para cuatro adultos o una pareja con más de un niño. Cualquiera de las cuatro dispone de cama King Size y jacuzzi exterior.
Las suites están diferencias por temáticas: pop, rock y gold. La primera es muy colorida y su decoración recuerda al arte pop; la segunda está decorada con guitarras y demás elementos musicales; y la última, la gold, se caracteriza por una decoración marcada por el color dorado.
Apenas lleva tres meses en funcionamiento (abrió su puertas el 24 de julio) y la acogida entre los clientes es "brutal", en palabras de Iván, quien, pese a la dificultades agravadas por la crisis sanitaria, apostó por abrir este nuevo concepto de establecimiento turístico que se adapta a la perfección a la nueva normalidad.
Glass Cube busca ser un fortín contra el coronavirus. El cliente tiene "contacto cero" con el resto de huéspedes, pues los habitáculos disponen de todas las prestaciones de una casa. Además, si el cliente así lo desea, tanto el desayuno como las comidas o cenas son entregadas en la puerta de la habitación. El copioso desayuno es elaborado en Glass Cube, que dispone además de una carta de comida y cena para que sus huéspedes se vayan con un buen sabor de boca.
"El 80% de los clientes provienen de A Coruña", apunta Ivan quien, en un corto periodo de tiempo, ha conseguido que Glass Cube lograse hacerse con un hueco en la oferta glamping de Galicia: está a punto de colgar el cartel de completo para los findes de semana que restan de este año 2020.