Es uno de los monasterios más importantes de Galicia, hoy convertido en parador nacional, y está situado en una zona mágica de la comunidad, en la cima de una escarpada ladera del Sil, en la mágica Ribeira Sacra, situada en en interior de la provincia de Ourense.
Breve historia de Santo Estevo
El primitivo Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil parece datar del siglo VI y su fundación de atribuye a San Martín Dumiense, aunque no hay evidencias escritas de su existencia hasta el año 921 cuando, con el privilegio de Ordoño II, se autorizó al abad Franquila a realizar su reconstrucción.
En ese momento el edificio original y sus terrenos se encontraban deteriorados y a partir de entonces el abad y su comunidad de ermitaños restauraron y ampliaron el cenobio, dando lugar a la base del actual monasterio. Ya a finales del siglo XV, el monasterio se incorpora a la Congregación de San Benito de Valladolid y desde 1530 hasta 1875, cuando los religiosos lo abandonaron, funcionó como Colegio de Artes.
Santo Estevo fue sufriendo varias remodelaciones a lo largo de los tiempos, que lo han dotado de diversos añadidos barrocos. En los últimos años, el conjunto monacal se ha sometido a un intenso proceso de rehabilitación para transformarlo en un prestigioso Parador Nacional de Turismo, inaugurado en 2004.
Visitando Santo Estevo: fachada y claustros
Lo primero en que fijamos nuestra vista al llegar a Santo Estevo es en la fachada de estilo barroco del monasterio, del siglo XVII y con una puerta adintelada flanqueada por columnas dóricas y unas hornacionas que albergan las imágenes de San Benito y San Franquila. Sobre ellas, dos escudos: a la izquierda el del monasterio y a la derecha el de la Congregación de Valladolid.
El interior del gran cenobio se organiza alrededor de tres claustros. El más antiguo de ellos es el Claustro de los Obispos, en el que se mezclan distintos estilos arquitectónicos desde principios del siglo XII hasta el XVI. Aquí yacen enterrados los nueve religiosos, considerados como obispos, que se retiraron del monasterio hasta ser trasladados a la iglesia.
El mayor de los claustros es el Claustro de portería o de los Caballeros, obra de Diego de la Isla, que constituye una de las muestras de arquitectura renacentista más ostentosas de Galicia, con una gran cristalera en uno de sus laterales. También hay que destacar la belleza de la escalinata de honor y el buen estado de conservación de la cocina, con una gran lareira central realizada en piedra que, con el refectorio, formaban el conjunto del tercero y más pequeño de los claustros, el Claustro de la Cocina, también renacentista e igualmente construido por Diego de la Isla.
El interior de la iglesia y sus retablos
Decíamos que la factura inicial de la iglesia es románica, de siglo XII o principios del XIII, aunque sufrió varias modificaciones posteriores que implicaron la combinación de diferentes estilos arquitectónicos. Es de planta basilical con tres naves y tres ábsides en la cabecera, con la curiosidad de que el central es de menos altura que los otros para dar cabida a un rosetón que ilumina la capilla.
El templo alberga distintos retablos de incuestionable valor pero el más significativo es un retablo en piedra, esculpido por ambas caras en el que se representa a Cristo con los Apóstoles.
El Parador Nacional de Santo Estevo, descanso y lujo a raudales
El actual conjunto arquitectónico de Santo Estevo es de tal belleza e importancia que fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1923. Desde 2004 acoge un alojamiento de lujo de la red de Paradores Nacionales que respeta el aura monástica del antiguo edificio, con más de 70 habitaciones, la mayoría con vistas a los Cañones del Sil.
Dispone de un restaurante con terraza, cafetería y amplios salones donde celebrar bodas y otros eventos. Sus increíbles jardines y su moderno spa completan uno de los mejores establecimientos de este tipo que tenemos en Galicia.
El entorno: el corazón de la Ribeira Sacra
Todo esto en un entorno sin igual, la Ribeira Sacra, un paisaje de viñedos asomados a las orillas del Sil, caudaloso río que se interna en la montaña formando uno de los cañones más famosos y admirados de la comunidad gallega.
Es un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza, de rutas a pie admirando estos verdes parajes, de descubrir otros monasterios perdidos en este enclave casi virgen y de dar cabida al turismo experiencial, con visitas a bodegas o cruceros de ensueño por el Sil, admirando la grandeza del paisaje.
Emma Sexto