En pie pese a los Irmandiños. Así permanece el Castillo de Pambre, que sobrevivió con orgullo a la Revuelta Irmandiña de 1467, al igual que lo hicieron las fortalezas de Monterrei o Soutomaior frente a una de las revoluciones populares más tensas de la Galicia medieval.
Historia de la fortaleza de Pambre
El Castillo de Pambre se alza, imponente, en las inmediaciones de la localidad de Palas de Rei, Lugo, dominando un desmonte sobre el río que le da nombre en la Comarca da Ulloa. Es la mejor muestra de arquitectura militar de toda Galicia, declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España. Su construcción se remonta al s. XIV, a los tiempos de Gonzalo Ozores de Ulloa, su promotor, que pretendía con la edificación de la fortaleza defender sus propiedades a los márgenes de los ríos Pambre y Narla. A duras penas ha llegado hasta nuestros días, pues ha sido escenario de numerosas luchas y entre nobles. Una de ellas enfrentó a Pedro I “el cruel” , apoyado por Ozores de Ulloa, y Enrique de Trastámara.
Tras varios periplos y batallas, el castillo pasó a manos de los Condes de Monterrei en 1484, mientras que en 1895, siendo propiedad de la Casa de Alba, el Duque de Alba vendió la fortaleza a un vecino de Palas de Rei.
En la actualidad el Castillo de Pambre es propiedad de la Xunta de Galicia, que en 2016 invirtió más de 2 millones de euros en su rehabilitación, inaugurando un Centro de Interpretación con varias salas. En ellas se realizan proyecciones y hay información sobre la historia del castillo y su relación con las distintas familias nobiliarias que lo tuvieron en propiedad.
En las tripas del castillo
Lo primero que el visitante se encuentra cuando llega al castillo son sus grandes murallas, que se adaptan a la orografía del terreno, con dos metros y medio de espesor y hasta 5 metros en el portón de acceso, una puerta con arco de medio punto adornada en su clave con los escudos de los Ulloa. De frente se ve el patio o plaza de armas, donde se levanta una capilla de aspecto románico de finales del s.XII que antaño fue iglesia parroquial de San Pedro de Pambre y llegó a formar parte del patrimonio del Monasterio de Samos. En ella fueron hallados varios antiguos sepulcros.
Protegiendo a la Torre del Homenaje se alza un segundo recinto amurallado con cuatro torres en en sus esquinas. La gran torre, de planta cuadrada y 11 metros de altura, aún conserva muchas de sus almenas. Es posible subir a lo alto, desde donde se puede observar un frondoso bosque salpicado de árboles y el discurrir del río de perfecto fondo.
Se cree que destacados canteros alarifes pudieron haber intervenido en la construcción del castillo, pues este presenta ángulos de arista viva, típico de la arquitectura árabe y elementos afines a la Alhambra de Granada en el remate de sus almenas.
El Castillo de Pambre y la Revuelta Irmandiña
Uno de los acontecimientos más importantes del que fue escenario del Castillo de Pambre fueron las Revueltas Irmandiñas, en las que Galicia vivió una de las primeras revoluciones modernas: el alzamiento del pueblo llano contra las grandes familias nobles. Cuando los irmandiños se levantaron contra la nobleza gallega, allá por 1467, el castillo era propiedad de Sancho Sánchez de Ulloa, nieto de su constructor, Gonzalo Ozores de Ulloa.
Parece que fue Sancho quien hubo de afrontar la rebelión irmandiña tras la histórica reunión de Melide, en la que los rebeldes exigieron que se les entregara de inmediato el castillo. Tras esta petición, Sancho, temiendo por su vida, puso pies en polvorosa, abandonando la fortaleza, sin saber que con este gesto había salvado el castillo del asalto, pues los irmandiños respetaron el castillo, que fue pasando a ser propiedad de los sucesivos herederos de la familia Ulloa.
Para acercarse a la historia de esta magna construcción, nada mejor que leer “O Castelo de Pambre” (1895) obra del autor compostelano Antonio López Ferreiro, donde se narran acontecimientos históricos acaecidos en las tierras de Ulloa en la segunda mitad del s. XVI, alternando una historia de amor con los conflictos entre la Casa de Ulloa y otros nobles partidarios de la Casa de Trastámara.
Si se prefiere una versión más contemporánea, Manuel Vázquez Seijas, en su obra “Fortalezas de Lugo y su provincia”, se adentra en los detalles y leyendas de este singular castillo medieval que se sostiene en pie, invencible, a pesar de todo.
Emma Sexto