La Comarca do Ribeiro, con capital en la villa de Ribadavia, se extiende por el noroeste ourensano dejando tras de sí un intenso aroma a vino de la tierra y a tradición. Pero no sólo hay vides y termas en O Ribeiro. Es tierra de monasterios medievales, iglesias, conventos y puentes. El patrimonio arquitectónico y artístico no se limita a hablarnos del Medievo, si no también de pueblos que habitaron la zona en tiempos remotos, con la presencia de castros, túmulos y dólmenes que se esparcen por toda la comarca.
Es en este contexto donde se alza el Monasterio de Santa María, en la pequeña población de Melón, conocida por sus famosas pozas y su cercanía con el conjunto de Hórreos y Calvario de Quins. El Monasterio de Santa María de Melón fue fundado en el s. XII y pronto se convirtió, con el de Santa María de Oseira, en uno de los centros más importantes de la Orden Cisterciense en Galicia. En la actualidad se conserva sólo parte de su iglesia y sus dos claustros se mantienen en pie a duras penas, dando fe de su antiguo esplendor.
Se cree que el monasterio tuvo mucho que ver con el nacimiento del vino Ribeiro, pues los monjes cistercienses que habitaron este cenobio ordenaban cultivar las tierras colindantes que se iban incorporando al monasterio mediante adquisiciones, y que fue ese afán productivo el que fomentó la plantación de numerosas vides, llevando a la elaboración del famoso Ribeiro, vino de la comarca con Denominación de Origen.
Pese a la falta de documentación, la teoría más afianzada dice que el monasterio fue fundado en el año 1142 a instancias del rey Alfonso VII, sin embargo, su origen responde a distintas teorías y está lleno de incógnitas. Lo cierto es que el conjunto monacal prosperó con rapidez gracias a las donaciones que recibió en el s. XIII, aunque los siglos posteriores fueron de decadencia hasta llegar a 1836. Fue este año con la Desamortización de Mendizábal, como muchos otros cenobios gallegos, cuando los monjes dejaron el edificio y este entró en estado de abandono. Muchas de sus piezas fueron vendidas o utilizadas para construir algún templo de la zona, como la iglesia de A Cañiza.
Del antiguo monasterio sólo quedan en pie la iglesia, del s. XII de estilo románico de transición, y parte de los claustros. El primero de ellos es el conocido como el Claustro de la Hospedería, posiblemente del s. XVII, que se comunica con el de las Procesiones o Claustro Viejo, que se situaba adosado al lado sur de la iglesia, tal como indicaban las normas cistercienses. Obra de Bartolomé de Hermosa y construido en el s. XVI, albergaba también gran parte de las celdas destinadas a estancias de los monjes.
La iglesia era de tres naves en cruz latina en la que se abren dos capillas absidales y una girola con columnas exentas de gran valor artístico y, anexa al lado norte del crucero, destaca una pequeña estancia llamada Capilla del Cristo de la Salud, datada alrededor de 1120 y también románica de transición como la iglesia de la abadía.
El Monasterio de Melón es parte importante del patrimonio gallego y desde el año 2008 se ha visto inmerso en un estado de abandono y deterioro importante, debido a saqueos y falta de mantenimiento. En 1961 se declaró Monumento Nacional y en la actualidad se han destinado 1,5 millones de euros a su rehabilitación, con un plan inicial para convertirlo en hospedería, que finalmente ha sido rechazado, primando la rehabilitación de la edificación original.
Emma Sexto