El glamping es un concepto realtivamente joven que combina la experiencia de acampar en el medio de la naturaleza con las comodidades de un hotel, y esta filosofía es la que han trasladado los lucenses Pablo Yanes y su mujer Verónica a las Cabanas das Chousas. Este proyecto de turismo sostenible lleva en funcionamiento una semana y se centra en tres cabañas de madera ubicadas en un entorno cercano a la ruta das Chousas y el río Mera en O Veral (Lugo), a menos de 10 kilómetros del centro de la ciudad.
La zona donde están las cabañas es peculiar porque era donde antiguamente se ubicaban las denominadas chousas, es decir, las fincas cerradas con muros de piedra tradicionales que se usaban para el pasto o recoger bellotas para los animales. Además, muy cera de estas instalaciones se encuentra el Aula de la naturaleza de O Veral y el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre que depende de la Xunta, al margen de una antigua cantera donde suelen ir los aficionados a la escalada.
A pesar de la situación de la pandemia en la comunidad, los responsables de Cabanas das Chousas decidieron lanzarse con el proyecto porque llevaban con todo listo desde hace dos meses y no se equivocaron en su apuesta, ya que durante el fin de semana colgaron el cartel de completo y para este sábado y domingo la situación será idéntica. De momento, debido a los cierres perimetrales solo puede vivir esta experiencia la gente que resida en el ayuntamiento de Lugo.
"Ir de camping sin montar la tienda"
Yanes y su mujer son delineantes y el proyecto de las cabañas es como su hobby, del que aseguran que disfrutan porque les gusta el trato con los clientes, además de "la madera, el bosque y la naturaleza pura". Ambos eran aficionados a ir a bungalows y surgió montar As Cabanas das Chousas porque "notaban que faltaba privacidad y un contacto más profundo con el entorno al estar los bungalows muy pegados entre ellos habitualmente". Hace tiempo tuvieron una casa cerca de O Veral que habilitaron para turismo rural y donde empezó todo, ya que allí instalaron una pequeña cabaña de madera para niños.
"Nosotros somo de glamping, naturaleza pura donde ir de camping sin montar la tienda", aseguran, sobre lo que matizan que sus cabañas son "un alojamiento en un entorno natural". Realizan esta matización porque comentan que llama gente para preguntar por el jacuzzi, un servicio que sí está presente en las denominadas Cabañitas del Bosque de Outes (A Coruña) que recientemente han ganado el premio nacional de Arquitectura y Urbanismo, pero Yanes matiza que son propuestas diferentes porque ellos no ofrecen servicios de comidas (tal vez de desayunos, pero más adelante).
Cabana dos Bidueiros, do Río y dos Carballos
Las Cabanas das Chousas se dividen en: Cabana dos Bidueiros (abedules), Cabana do Río y Cabana dos Carballos. La primera de ellas ha sido bautizada con este nombre porque está en medio de una mata de abedules, tiene 30 metros cuadrados (siete de terraza), baño, una cama de 1.70 y un sofá-cama de 1,40, televisión, wifi y cocina. "Está pensado para un matrimonio con dos hijos por ejemplo, es como un mini apartamento con grandes ventanales que dan ganas de no levantarse de la cama y deleitarse con la naturaleza", describe Yanes. En cuanto a su altura, como el terreno está en pendiente, se parte de 1.60 metros hasta los tres, con una escalera de 10 peldaños y "una sensación de estar a cuatro metros sobre el suelo", matiza el responsable.
La Cabana do Río se llama así porque es el mejor punto para observar el transcurso del cauce del Mera, con la particularidad de que es accesible porque está adaptada para personas con discapacidad. Dispone de una rampa por la que pueden subir fácilmente las sillas de ruedas, para después acceder a una terraza cubierta, que comunica con una amplia cocina y un baño adaptado. Dispone de una cama de 1,60 y un sofá-cama de 1,40 y está pensada para cuatro personas.
La Cabana dos Carballos está en una zona donde predominan estos árboles y se accede por una escalera desde donde se parte de 2,30 metros de altura y se acaba en 2,70. La disposición es original porque la terraza está divida en dos por el carballo, debido a que los dueños de las instalaciones han respetado al árbol "porque estaba allí antes que el alojamiento", y no está cubierta porque los árboles generan sombra natural. Tiene cinco plazas y cuenta con un sistema de camas especial consistente en una especie de literas: una de matrimonio, otra cama para dos un poco más pequeña y otra individual. "Este sistema es como un juguete para los niños y es la cabaña que más gusta", reconoce Yanes.
Estructuras a base de madera y tubos que imitan a los troncos
Actualmente las cabañas están separadas unas de otras pero hay contacto visual, algo que cambiará en aproximadamente un mes cuando empiecen a brotar las hojas de los árboles del bosque, que formarán una barrera natural. Esto ayuda a que las cabañas pasen desapercibidas en el entorno, según Yanes, además de que los pilares imitan la textura de los troncos de los árboles. Están hechas a base de madera con una pequeña cimentación de hormigón (por motivos de seguridad de la estructura) y cuentan con un aislamiento de fibras de madera, aparte de este material en la carpintería, ventanas y puertas.
Los precios varían en función del número de huéspedes y la época del año. Una cabaña para dos personas en temporada baja tiene un precio de 130 euros diarios y en alta unos 150 euros, con la condición de que la estancia debe ser como mínimo de dos noches por temas de limpieza y desinfección. En el caso de ser tres personas, se deberá abonar un suplemento de 30 euros y si se lleva una mascota eso supondrá el pago de 10 euros a mayores. Los clientes pueden llevar comida para preparar en estos peculiares "apartamentos en los árboles" y los dueños de las cabañas ofrecen una cafetera de cápsulas semiprofesional con café ecológico, azucarillos o ColaCao, entre otros. Además, el menaje lo dispone el alojamiento (tanto toallas como edredones nórdicos).
En un futuro, estudian la posibilidad de añadir a la experiencia diferentes actividades en el entorno, para lo que valoran aliarse con empresas de la provincia que las puedan llevar a cabo. Mientras, seguirán con su fuerte apuesta por el turismo sostenible, "aprovechando los materiales que ofrece la naturaleza, cuanto más cercanos mejor", apuntan. "Este complejo supone una gran inversión y nos arriesgamos porque a Lugo le puede aportar mucho", concluyen con optimismo y los brazos abiertos a recibir a todos los clientes que se animen a probar.