Doniños: un rincón de mar, naturaleza y leyenda en Ferrol
La playa ferrolana cuenta con una laguna protegida por su valor ecológico y sus alrededores albergan los restos de un castro
21 febrero, 2021 06:00Doniños es una de las playas más famosas y con más afluencia de Ferrol. Con sus dos kilómetros de arenal, su fuerte oleaje y su laguna, se ha convertido en una atracción turística y uno de los destinos preferidos de los surfistas. Pero Doniños es mucho más que una playa. Su litoral es un espacio protegido por su valor ecológico y la diversidad de su fauna y flora. Su historia, una fuente de misterios con pasado celta. Doniños es un rincón de mar, naturaleza y leyendas.
Lo más conocido de Doniños es su playa. Prueba de ello es que en los meses de julio y agosto conseguir un sitio para poner la toalla se convierte en misión imposible, aunque cuente con dos kilómetros de arenal. El hecho de ser la playa de mar abierto más cercana al casco urbano y estar galardonada con la bandera azul aumenta su éxito. Cuenta también con un paseo de madera que la recorre en toda su longitud, chiringuitos, varios aparcamientos y una zona de recreo para niños.
Además de turistas y ferrolanos en busca de rayos de sol, Doniños cuenta con una importante afluencia de surfistas debido a su fuerte (y a veces peligroso) oleaje. Es una de esas playas donde rara vez se ve una bandera verde.
Complejo dunar y laguna
Pero ir a la playa no es el único plan que se puede hacer en Doniños. Paralelo a su arenal, se extiende un complejo dunar que alberga una laguna costera. Está catalogada como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) por su biodiversidad.
La laguna tiene una superficie de unos dos kilómetros cuadrados y una profundidad máxima de 11 metros. En su día se creyó que en el medio de sus aguas había un pozo sin fondo. Así lo describía el Diccionario geográfico de España, que data del siglo XVIII: "Al lago en su centro no se le encuentra fondo". En la misma publicación, se hace referencia a especies marinas de grandes proporciones. Una especie de versión gallega del Lago Ness.
Las dunas funcionan como barrera entre el mar y la laguna, así que el índice de salinidad del agua es bajo. Ese es el motivo de la diversidad de su vegetación: desde flores terrestres, como las orquídeas, hasta plantas acuáticas, como los nenúfares, pasando por especies anfibias consideradas de interés ecológico. Estas características de la flora facilitan la existencia de una gran diversidad de especies animales, sobre todo de aves migratorias
Aunque la laguna se mantiene separada del mar casi todo el año, en épocas de lluvia se abre paso por las dunas hasta el océano. Algo similar a lo que sucede en la Laguna de A Frouxeira, en Valdoviño.
¿La Atlántida ferrolana?
La laguna de Doniños es uno de esos lugares con un origen místico. Cuenta la leyenda que allí hubo una ciudad llamada Valverde. Un día, un pobre llegó a la ciudad para pedir limosna, pero nadie le dio nada. Solo una mujer le ofreció un trozo de pan. Él le dijo que caería un castigo sobre los habitantes por su maldad y le recomendó que subiese a un monte cercano. Entonces, una ola inundó el pueblo, ahogando a todos sus moradores. Solo sobrevivieron los hijos de la mujer que ayudó al mendigo.
Otras versiones cuentan que fue Jesús llegó a Valverde a pedir limosna. Algunas incluso hablan de que la virgen apareció en pueblo y castigó a sus habitantes por admirar a ídolos paganos. En cualquier caso, todas las historias acaban con el mismo final: la ciudad sumergida y dos niños como únicos supervivientes. Se dice que esos dos niños dan el nombre a la laguna.
Asentamiento celta
Pese a la leyendas sobre la ciudad sumergida y el debate lingüístico sobre la posibilidad de que el nombre de Doniños proceda de dos niños, la hipótesis más aceptada es que el topónimo tiene su origen en el pueblo celta Dummios. Lo cierto es que en la zona hubo asentamientos celtas. Prueba de ello es el castro de Lobadiz, situado en una penísula del extremo norte de la playa,
Sobre su población se sabe poco. Vivieron en Doniños hará unos 2.000 años. De ellos solo quedaron cerámica, losa y molinos de mano, además de los restos de alguna vivienda. Se cree que el asentamiento estaba amurallado y llegó a tener un torreón, según el Catálogo de Castros de Ferrolterra.
Incluso la historia del castro de Lobadiz tiene su dosis de misterio. Frente a él se sitúan las islas Gabeiras, donde se encontraron restos de cerámica y una vasija. Se cuenta que el poblado estaba unido a ellas mediante un puente de "goma".
Los restos del castro celta no son los únicos que se encuentran en la península. También hay ruinas de una batería de artillería de costa que datan del siglo XVIII. Un elemento bastante común en todo el litoral ferrolano.