Es una de las cuatro sendas incluidas en las Rutas do Salnés y de las más bonitas que se pueden hacer en las Rías Baixas. Aunque ha cobrado especial relevancia últimamente por ser transitada por políticos y deportistas, la PR-G 170 Ruta da Pedra e da Auga, como se la conoce oficialmente, es un camino muy antiguo que llevaba hasta los molinos de agua de la zona y que también transitaban los romeros cada lunes de Pascua para llegar a la misa del Monasterio de Santa María de Armenteira

Es precisamente en el monasterio cisterciense donde finaliza la ruta, que pasa por los municipios de Meis y Ribadumia y tiene una extensión de 6,5 kilómetros, por lo que habría que sumar la misma distancia al camino de vuelta ya que la ruta no es circular, sino lineal.

Molino en la Ruta da Pedra e da Auga (turismo.gal)

A lo largo del paseo se pueden contemplar más de 30 molinos situados al pie del río Armenteira, que va guiando el camino en casi toda su extensión. Los molinos se construyeron en el año 1700 en la orilla izquierda del río y durante siglos han utilizado la fuerza del agua para moler distintos tipos de grano o cereal. Algunos de ellos están abandonados pero otros lucen restaurados para dar a conocer su importancia etnográfica. 

La Ruta da Pedra e da Auga (haz click para ver ubicación) comienza en Barrantes, una pequeña parroquia del municipio de Ribadumia conocida por su Festa do Viño Tinto. Desde allí parte un sendero al borde del río Armenteira, río que no deberemos perder de vista ya que el trayecto transcurre siempre por sus orillas. Iremos caminando por un bosque de ribera, lo suficientemente frondoso para evitar el sol intenso del verano, por lo que cualquier época del año es perfecta para emprender esta ruta, siendo preferible hacerla en primavera, verano u otoño para evitar los caminos embarrados del invierno.

Aldea Labrega (turismoriasbaixas.com)

A los 2,5 kilómetros de la andadura el senderista se encuentra de frente con la Aldea Labrega, ubicada en la ladera del monte Cabeza de Boi, junto a los Muiños do Serén. Es la reproducción en piedra de una aldea tradicional gallega con sus típicas construcciones: hórreo, iglesia y cruceiro. Junto a ellos hay varias esculturas humanas y de animales domésticos también en piedra, que recrean escenas de la vida rural en la Galicia de principios del s. XIX. Sin duda, este es uno de los puntos fuertes de esta ruta, que gustará a niños y mayores. 

Saltos de agua en la ruta (turismo.gal)

Muchos de los molinos que nos vamos encontrando tienen nombre propio, como el de Avispa, Aldea de Abaixo, do Crego o el de Castiñeiras con su curiosa poza. Junto al Muiño de O Con hay una losa con un petroglifo datado entre los s. V y X, que podía servir para señalizar el camino. En otro, el Muiño de O Souto, podemos ver una sierra de agua, elemento poco habitual en estas edificaciones. 

Llegando a Armenteira, a medida que nos internamos por el bosque de robles, abedules, avellanos y laureles, la dificultad de la ruta aumenta un poco. Es la zona del conjunto de Muiños de Armenteira, donde podemos contemplar algunos saltos de agua debido al desnivel del terreno. Es una de las partes más agradables y bonitas de la ruta, que concluye junto al Monasterio de Santa María de Armenteira. 

Monasterio de Armenteira (turismo.gal)

Antes de emprender el camino de regreso conviene hacer una visita a este conjunto monacal cisterciense fundado en el s. XII, aunque del edificio original sólo queda en pie la iglesia, que destaca por su sencillez y austeridad. El crucero está cubierto por una cúpula de influencia mudéjar, única en Galicia y en uno de sus elementos más significativos, el nuevo claustro, del s. XVI, se aprecian sus diferentes etapas constructivas a lo largo de más de un siglo, reflejadas a través de la gran variedad de sus claves de bóveda. Del claustro primitivo tan sólo queda la puerta de acceso. 

Emma Sexto

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