Un municipio rural olvidado en Terra de Soneira, interior de Costa da Morte, sólo nombrado cuando se trata de mencionar el dolmen Arca da Piosa, el señorial pazo de Torres do Allo o el medieval puente romano de Brandomil. Parece que Zas se está dando a conocer últimamente a través de una de las rutas de senderismo “de moda” en Galicia: la Ruta da Auga.
Denominada PR-G 250 Ruta da Auga de Zas, este sendero natural de pequeño recorrido se alarga durante 10 kilómetros para ofrecer al caminante paisajes dignos de guardar en su retina para siempre. Un río, tres fervenzas (cascadas), varios molinos y un batán, un par de aldeas con sus construcciones tradicionales, un castro y hasta una abellariza, conforman los principales puntos de interés de esta ruta de baja dificultad, apta para todo tipo de públicos e ideal para hacer en familia.
El hilo conductor de la Ruta da Auga es la huella del río, que iremos siguiendo a cada paso, perdiéndonos en los senderos de ribera de la parroquia de Gándara. Según afirma el Concello de Zas, ya en 1753 había 17 molinos de río registrados en el catastro del Marqués de Ensenada, una muestra de la importancia de la abundancia del agua en esta zona.
Recorriendo la Ruta da Auga de Zas
La Ruta da Auga es en su mayor parte circular, excepto en un escaso primer tramo lineal de inicio. Comienza en Ponte do Sisto (haz clic para ver la ubicación), en la carretera de Zas dirección A Piolla, y en sus primeros metros ya encontramos una gran concentración de molinos, hasta 6 de ellos, que nos hablan del agua como principal fuerza motriz para ponerlos en marcha.
Tras los molinos, pasamos Budián, una aldea con las construcciones tradicionales propias del rural gallego (hórreos, viviendas típicas en piedra…). En menos de un kilómetro se llega al primer salto de agua, la Fervenza de Budián, que se alcanza en un descenso con desnivel de unos 40 metros, por lo que hay que extremar los cuidados con niños. Allí encontramos uno de los puntos más fotografiados de esta ruta, el famoso banco de madera en el que aparece grabado “Aperta, enxebre, orballo, bico, quérote…Galicia fascina, o galego namora”. Hay que sentarse en él, hacerse la foto, sí, pero sobre todo hay que admirar la escena que tenemos enfrente, con la pequeña y bonita cascada que forma un pozo a sus pies, un rincón de lo más bucólico.
En la segunda aldea que cruzaremos, Parga, hay que pararse a ver una abellariza o albariza, construcción tradicional de piedra para proteger las colmenas de miel.
La segunda cascada que alcanzamos es la Fervenza do Pozo do Muiño, con leyenda incluida. Se dice que en ella perdió la vida una joven por males de amor y que las noches de luna llena se pueden oír sus gritos llamando a su enamorado. Antes de llegar a la fervenza hay que fijarse en un molino y un batán, el único que encontraremos en esta caminata.
Tras esta cascada, también conocida como de Parga, nos quedan tan sólo un par de kilómetros para volver al punto de inicio. No sin antes disfrutar de la tercera y última caída de agua, la Fervenza do Rabiñoso, un idílico lugar de gran tranquilidad donde se ha instalado un columpio frente a la poza.
Más cosas que hacer en Zas
Una vez finalizada la ruta podemos completar nuestra estancia en Zas visitando la carballeira de Baio o descansando en el área recreativa Pena Vixía. Como hemos dicho en la introducción, Zas en un municipio con interesantes restos arqueológicos del megalitismo, como el Arca da Piosa, en el límite del Concello de Zas con Vimianzo. También alberga restos romanos como el Ponte de Brandomil.
Para finalizar, una visita a las Torres de Allo, un pazo en excelente estado de conservación (tras su restauración) que es Bien de Interés Cultural y está considerado como uno de los más antiguos de Galicia. Dispone de un museo etnográfico que recrea la vida en el pazo y su acceso es gratuito.
Emma Sexto