La Mariña Lucense es la comarca más oriental de la costa gallega, situada al norte de la provincia de Lugo y bañada por el Mar Cantábrico al que aún le faltan varias millas para unirse al extenso Atlántico. Aquí se encuentra la Playa de Augasantas, conocida popularmente como Playa de las Catedrales o As Catedrais, la última playa del Concello de Ribadeo desde su límite con Asturias.
Con sus 28,94 hectáreas de monumento natural, de las cuales 20 son aguas marinas, y considerada LIC – Lugar de Importancia Comunitaria, hay muchos motivos para acercarse a este bello prodigio de la naturaleza, donde el mar ha pulido las rocas a su antojo. Estos son algunos de ellos.
1. Por su curioso enclave natural
Gran parte del litoral cantábrico desde Burela hasta la localidad asturiana de San Vicente de la Barquera se asienta en una formación geomorfológica denominada Rasa Cantábrica, una plataforma o andén costero cubierto por el agua que fue modelada por la acción abrasiva del mar. Sobre ella se observan sedimentos continentales de diversa génesis unidos a sedimentos de origen marino.
De esta Rasa Cantábrica surgen arenales a pie de los acantilados y grandes playas separadas por farallones, siendo la más importante de estas playas la que nos ocupa: la Playa de las Catedrales. Y es este curioso fenómeno el que ha dado lugar a las impresionantes formaciones rocosas que la hacen tan singular.
2. Por su espectacular arquitectura gótica
Augasantas es una auténtica catedral junto al mar, no hay más que ver los impactantes arcos de piedra con forma de ojiva gótica que llegan a alcanzar en algunos puntos los treinta metros de altura. Esculpidos por la constante y brutal fuerza del agua contra las rocas, estos colosales arbotantes recuerdan a la estructura de una gran basílica pétrea, con la diferencia de haber sido esculpida por la naturaleza y no por la mano del hombre.
Recuerda consultar la tabla de mareas para realizar la visita con marea baja y así podrás llegar hasta la arena de esta espectacular playa para contemplar estas curiosas arcadas pétreas y descubrir pequeñas cuevas, pasadizos naturales y fotogénicos rincones de este paraje único en el mundo.
3. Por el azul intenso del Cantábrico
Nos hallamos en el último tramo del Cantábrico antes de unirse con el inmenso Océano Atlántico en el Cabo de Estaca de Bares. Los habitantes de Ribadeo todavía recuerdan una época, no hace mucho, en la que la Playa de las Catedrales no era conocida más que por los lugareños, que podían disfrutar a solas no sólo de su espectacular belleza, si no también de relajados paseos junto al mar turquesa de esta costa, sin miedo a las aglomeraciones.
Hoy en día, para contemplar la grandeza de este mar y la singularidad de este arenal, ya famoso a nivel nacional, se requiere un permiso en temporada alta. Hay que solicitar una autorización a la Xunta de Galicia, ya que el número de visitas suele ser elevado y se trata de garantizar no sólo la protección del entorno, si no también la seguridad de los visitantes.
4. Por su cercanía a Ribadeo
Ensombrecida por el protagonismo de la Playa de las Catedrales, la villa de Ribadeo tiene uno de los cascos históricos más bellos del norte de la comunidad gallega. Ribadeo fue un importante centro de veraneo durante el siglo XIX debido a su esplendor económico de entonces. Su centro antiguo fue declarado Bien de Interés Cultural en 2004, debido a su rico patrimonio cultural y a la importancia de sus construcciones indianas del siglo XX.
Un paseo por Ribadeo debería incluir una visita a alguno de sus pazos, siendo el más antiguo de ellos el Pazo de Cedofeita, del siglo XV protagonista de algunas de las estampas más conocidas de la localidad. Como edificios religiosos destacables no hay que perderse la iglesia parroquial de Santa María do Campo ni el Convento de Santa Clara, con su bonito claustro del siglo XVIII.
De obligado cumplimiento es llegar hasta su puerto y subir en el ascensor panorámico para obtener unas de las mejores vistas del Ribadeo urbano y sus alrededores, o visitar la pequeña Illa Pancha con su curioso faro.
5. Por sus atractivos alrededores
La Playa de las Catedrais es la excusa ideal para perderse en sus alrededores y descubrir rincones de la Mariña Oriental tan bonitos como Rinlo, un pintoresco pueblo marinero de origen medieval con más de 500 años de antigüedad, situado en la Ensenada da Areosa.
Desde Rinlo es posible caminar hasta As Catedrais en un agradable paseo costero que se alarga durante 5 kilómetros entre cetáreas, playas, pequeñas calas y grandes extensiones de cultivo.
Emma Sexto