A sólo 15 kilómetros de la ciudad de Lugo se encuentra un bosque que bien pudiera estar encantado, rodeado de una espesa vegetación autóctona compuesta por alisos inmensos y robles que cuentan con más de 300 años. El río Miño, con sus constantes crecidas, inunda la zona con frecuencia, dando lugar a pequeñas lagunas y pozas que adornan el paisaje con su singularidad. 

Estamos en Terras do Miño, en uno de los llamados “bosques de inundación” más importantes de la Península, conocido como Bosque da Fervenza, en el que se hallan numerosos robles, fresnos y alisos, entre otras especies arbóreas y que ha sido declarado Reserva da Biosfera. 

Bosque da Fervenza en Terras do Miño (Foto: turismo.gal)

Esta Reserva da Biosfera abarca desde las sierras del norte hasta el sur de la ciudad amurallada de Lugo, antigua Lucus Augusti, con el río Miño como eje vertebrador del espacio, venerado hasta la actualidad como padre de la naturaleza. Esto supone, en total, el cuarenta por ciento de la provincia de Lugo, que además tiene otras dos reservas nombradas como tal por la UNESCO y que además alberga a más de la mitad de la población de la provincia. 

 Para llegar hasta el Bosque da Fervenza desde la capital lucense hay que recorrer unos 15 kilómetros por pistas llanas, sin acusadas pendientes, entre bosques de ribera, pequeños islotes, paisajes rurales modelados al antojo del río y elementos etnográficos de gran interés como molinos de agua. 

Detalle del río Miño en la Ruta da Fervenza (Foto: turismo.gal)

Una vez hemos alcanzado el Bosque da Fervenza, al que se puede llegar por zona asfaltada o por “corredoiras” (pistas rurales) encontraremos las distintas opciones que nos ofrece esta ruta, ya que algunos de sus tramos se unen y se separan, ofreciendo vías alternativas según la época de la visita y lo alto que esté el nivel de agua del río. En el camino es fácil encontrarse con zonas en las que la fuerza del río revuelve las aguas creando pequeños saltos de agua que en Galicia se conocen como “fervenzas”, de ahí el nombre del bosque. 

Sus distintos caminos nos conducen a diferentes destinos, como los de la parte alta, que llevan al encuentro del agua con los árboles. Otros desembocan en antiguos robledales acompañados de algunas lagunas; o a las distintas charcas o pozas escondidas entre las rocas y la exuberante vegetación.

 Pequeñas pozas en la ruta (Foto: turismo.gal)

La Ruta del Bosque da Fervenza no nos llevará más de dos horas de paseo, pues es de pequeño recorrido con sus 3,5 kilómetros de longitud y de baja dificultad. Hay que tener en cuenta el regreso, lo que añade el doble de distancia y convierte la caminata en algo un poco más serio y, aún así, muy asequible: 7 kilómetros de intensidad visual cruzando un bosque mágico a la vera del río. 

Muralla de Lugo (Foto: turismo.gal) Foto-5.-Muralla-de-Lugo-turismo.gal_

Como plan complementario para esta breve ruta, proponemos pasar la tarde en la cercana ciudad de Lugo, repleta de restos romanos, que siempre sorprende con su paseo por la zona alta de su importante muralla romana, la única de este tipo en el mundo que queda intacta en todo su perímetro. 

Pasear por sus calles es tropezar con tesoros arquitectónicos como su catedral y artísticos como la talla medieval de la Virgen de los Ojos Grandes. Para recuperar fuerzas, nada mejor que hacer otra ruta, esta vez gastronómica, de tapas y vinos, por su animado casco histórico, el remate perfecto a una intensa tarde descubriendo la ciudad de la muralla. 

Emma Sexto

https://unmundoinfinito.com/