Se desconoce la fecha exacta de su construcción. Quizá fue fundado en el s. VI como su vecino Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy convertido en parador nacional. Lo cierto es que la existencia del antiguo Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil se documenta en el siglo IX y la de su templo, uno de los mejores ejemplos del románico rural gallego, entre los s. XII y XIII.
Santa Cristina de Ribas de Sil y su esplendor medieval
Sus inicios son algo difusos, pero se dice que pudo haber surgido como refugio de eremitas para transformarse después en monasterio, llegando a ser uno de los más importantes de la Ribeira Sacra durante la Edad Media, período en el que dominaba gran parte del curso del río Sil.
Situado en un entorno de inigualable belleza, en el castañar de Merilán, perteneciente a la localidad ourensana de Parada de Sil, el monasterio subsistía de la explotación agrícola, fluvial y de los diezmos que recogía, alcanzando su época de bonanza en el s. XII. Tras siglos de decadencia, en 1.508 pasó a depender de Santo Estevo y, aunque a nivel arquitectónico y artístico esto fue positivo, llevando a la reconstrucción del claustro y a decorar con frescos el ábside de su iglesia, fue el punto de inicio para su declive, que alcanzó definitivamente en el s. XIX con la Desamortización de Mendizábal.
Tras este suceso el monasterio y sus tierras pasaron a mano de particulares, que lo utilizaron como granja y sus dependencias como almacenes, cuadras para el ganado y pajares, lo que supuso un gran deterioro del cenobio.
Recuperado en gran parte, de la construcción original se conservan la bella iglesia románica, la torre y parte del claustro y del convento, que son visitables.
Exterior e interior de Santa Cristina: un valioso patrimonio artístico y arquitectónico
La arquitectura original del monasterio, que se disponía en torno a un claustro, era de estilo románico puro como dictaban las normas de la orden benedictina, una construcción de la que sólo permanecen en pie dos alas y una magnífica portada y como curiosidad, los “armarium claustri”, unas hornacinas en las paredes donde los monjes dejaban sus libros.
Aunque la iglesia es románica, con planta de cruz latina, en el s. XIII se le agregaron elementos góticos, sobre todo arcos, entre los que destacan los de su fachada principal, sustentados por columnas adornadas con capiteles. Rematando en conjunto, de gran verticalidad, brilla por sí mismo su gran rosetón. La torre que lo acompaña, desde la que se contempla buena parte del Sil, acaba en forma piramidal, algo curioso y poco frecuente en las construcciones de esta época.
Si el exterior de Santa Cristina de Ribas de Sil es de una belleza sublime a pesar de su sencillez, algo que se intensifica por el entorno que la rodea, el interior no se queda atrás, pues alberga retablos barrocos, pinturas al fresco y altares profusamente decorados, así como escudos en las paredes de la sacristía. Como ejemplo escultórico, una llamativa imagen de San Pedro, realizada por Juan de Angés en el s. XVI.
Cómo visitar el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil
Llegar al monasterio no es tarea fácil, pero es una aventura imprescindible en cualquier ruta por la Ribeira Sacra. Hay que ir por la carretera local que va desde Rabacallos hasta Parada de Sil y después tomar dirección Castro, subiendo una pista de gran pendiente, que en su tramo final hasta el monasterio se encuentra llena de losas.
Para consultar horarios de visita conviene visitar la página oficial del Consorcio de Turismo de Ribeira Sacra, ya que en temporada alta ya no se puede acceder en coche particular hasta el monasterio, teniendo que llegar en autobús lanzadera que sale de las proximidades del campin de Castro y de la Oficina de Turismo de Parada de Sil. Para hacer uso de este servicio hay que reservar (haz clic para consultas y reservas).
Qué ver cerca del Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil
En los alrededores del monasterio se encuentra otro cenobio de gran valor artístico, el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, que hoy funciona como parador nacional, las Pasarelas do río Mao y numerosos miradores que permiten observar los cañones del Sil, como el Mirador de Cabezoás, el Mirador Pena da Cividá o los Balcóns de Madrid.
Entre ambos monasterios está el Embarcadero de Santo Estevo, donde tomar un catamarán para contemplar desde otra perspectiva, la del río, los imponentes paisajes de Ribeira Sacra.
Emma Sexto