Los viajes largos y al extranjero se hacen complicados para disfrutar a fondo estas vacaciones, al menos en comparación a como se hacían antes de la pandemia. Mucha gente opta por el turismo nacional y, sin duda, uno de los atractivos son las casas rurales, un negocio cada vez más en auge en temporada veraniega, pero siempre con dudas en el invierno.
Uno de los alojamientos que más éxito ha tenido en la Costa da Morte en los últimos meses es La Casiña. Ubicada en Seiruga, en el municipio de Malpica de Bergantiños (A Coruña), se estrenó en el negocio de las casas rurales este año y en apenas dos días les empezaron a llover reservas.
Un año de trabajo
La Casiña es el negocio de dos hermanos mellizos, Antonio y Manuel Docampo, que tenían la propiedad desde hace años y la alquilaban a una empresa de campamentos de surf. Manuel estaba viviendo en Londres y decidió volver a Galicia unos meses antes de que estallase la pandemia. Ante la dificultad para encontrar trabajo, los hermanos se lanzaron a la aventura para sacar rendimiento de la casa de Seiruga.
"Aunque la casa estaba en buen estado, era necesario reformarla de arriba a abajo" comenta Alba Figueiras, pareja de Antonio que también les ayuda en la gestión del negocio. Durante meses, los hermanos dedicaron su tiempo libre a adecentar la finca instalando la piscina, una ducha exterior, un jardín y un huerto aromático. "Todo lo hicieron por su cuenta, incluso los arreglos de fontanería y el alumbrado", reconoce Figueiras.
Hasta diez personas se pueden alojar en la casa rural. Es ideal para familias con niños gracias a la piscina y el porche con mesa justo a un lado. Y es un negocio pet friendly, por lo que se pueden llevar mascotas a las vacaciones grupales.
En el interior hay dos cuartos de baño (más una ducha exterior) y cinco habitaciones, cuatro dobles con cama de matrimonio y otra con dos individuales. Las individuales están pensadas para los más pequeños y, en función de las necesidades, se puede añadir una cama adicional. Cuenta con zona de barbacoa, dos porches y huerto aromático con plantaciones de diversas hierbas y especias que los huéspedes pueden utilizar para aderezar sus platos durante la estancia. Además, las instalaciones cuentan con una mesa de ping pong para competir niños y adultos.
Recibimiento con manjares
En esta casa rural la experiencia empieza con algo más que una entrega de llaves. Los propietarios siempre preparan algo de comer y de beber para los huéspedes nada más llegar. A Alba Figueiras le encanta cocinar y tiene un proyecto en Instagram sobre cocina, por lo que decidieron poner en marcha esta iniciativa que ha encantado a todos los visitantes. En las últimas semanas el recibimiento incluía un bizcocho de naranja y limonada casera. Además, para los niños siempre hay alguna sorpresa en forma de juguetes para que jueguen en la piscina.
Durante el verano, las reservas de La Casiña eran de un mínimo de seis días a 360€ la noche. A partir de septiembre, la tarifa baja a 280€ y la estancia tendrá que ser de al menos dos días. Con este nuevo precio fuera de temporada alta empiezan a recibir reservas de grupos de amigos y menos escapadas familiares. De cualquier manera, el lugar no será un problema para los coches. Dentro del recinto caben como mínimo cuatro vehículos, más otros dos que pueden estar en la entrada. La zona es muy tranquila, por lo que no hay ningún riesgo al dejar los coches fuera.
Localización perfecta
La vivienda está ubicada en la parroquia de San Pedro de Barizo, apenas a 200 metros de la playa de Seiruga, ideal para familias y que cuenta con una ría sin ningún riesgo para bañarse. Cerca de la casa también hay un parque infantil. Pero, además de las facilidades de ocio en los alrededores, se sitúa en el medio y medio del Camiño dos Faros. La ruta senderista de la Costa da Morte "pasa literalmente por delante de nuestra casa", cuentan los propietarios. A veces invitan a descansar a algunos excursionistas que pasan por delante de la finca e, incluso, muchos huéspedes se animan a probar algunas rutas a pie por la zona.
Y sino es por tierra, también se puede ir por mar. La Casiña tiene acuerdos con negocios de la zona para realizar paseos en barco, visitar las Islas Sisargas y llegar a calas únicas en las que disfrutar del paisaje y la intimidad.
Para los próximos meses tienen planes alternativos al turismo de sol y playa. Algunas reservas van a ofrecer la posibilidad de participar en actividades agrarias, bien en el huerto aromático de la propia casa o en parcelas vecinas para la recogida de la patata o la plantación de productos de invierno como las verzas. Para los más cercanos, tienen intención de organizar jornadas gastronómicas con productos y platos de temporada como el cocido.
Quien prefiera comer antes que plantar no tendrá nada de lo que quejarse. Se puede ir andando al Restaurante Xeiruga, especializado en mariscos y arroces. Y para más exquisitez está As Garzas, el restaurante del chef Fernando Agrasar que cuenta con una estrella Michelin y ofrece varios menús degustación.
Las opciones tanto fuera como dentro de La Casiña son ilimitadas. Y siempre es un buen plan pasar unos días de relax en la piscina junto a la familia o los amigos.