Todo aquel viajero que se acerca a conocer O Courel queda maravillado ante la naturaleza indómita de una de las sierras más ricas del noroeste español desde el punto de vista geológico. Formada por valles frondosos con gran variedad de robles, hayas, castaños y avellanos, en ella conviven cabras, corzos, ciervos, jabalíes, zorros y lobos en perfecta armonía con el entorno y con los humanos que allí habitan. 

Hasta hace algo menos de un siglo O Courel estaba tan aislado que ni siquiera tenía carretera que lo comunicara con el resto del mundo. Sus habitantes iban de un pueblo a otro por sendas que cruzaban valles y bosques, que hoy son rutas señalizadas de senderismo. Fue precisamente ese aislamiento el que propició que muchas de las costumbres, fiestas populares y construcciones de esta zona de montaña hayan llegado hasta nuestros días sin contaminarse, tal como fueron creadas por la tradición. 

Además de su interés etnográfico, la Serra do Courel es una maravilla paisajística en la que destaca la Devesa da Rogueira, considerado el bosque gallego por excelencia y el primero en España en certificar la conservación de la biodiversidad. En este enclave, con suerte, todavía se pueden avistar osos en libertad. 

Son muchos los encantos de O Courel, pero hoy queremos acercarte algunos de los más curiosos y menos conocidos, desde alvarizas que protegen las colmenas a cascadas escondidas tras una vegetación desbordante

1. Las "alvarizas" que cobijan la miel

"Alvarizas" (Foto: Turismo de Galicia)

Como buena zona montañosa O Courel tiene una importante tradición apícola y ligada a esta actividad surgen las alvarizas o albarizas, unas construcciones circulares que protegen las colmenas de los ataques de los osos u otros animales y que forman parte del patrimonio etnográfico gallego. 

Las alvarizas se levantaron con materiales del entorno, como pizarras o esquistos con los que también se construían las viviendas próximas, y se les dio forma circular u ovalada de unos 5 ó 6 metros de diámetro con una altura aproximada de dos metros que impedía acceder a los animales. Para acceder a ellas, un hueco cerrado con una puerta de madera muy elemental era suficiente. Se situaban en cimas altas y con desnivel, buscando la luz del sol y en zonas despejadas para facilitar la trayectoria de las abejas. 

Las alvarizas no son exclusivas de Galicia, ya que también hay en Asturias, donde se conocen como “cortines”. En O Courel pueden encontrarse hasta 192 de estas construcciones tradicionales, situadas en las laderas orientadas al sur.

2. Las "fervenzas" de O Courel

Fervenza de Vilamor (Fuente: Fervenzas de Galicia vía Blogger)

En las montañas de O Courel abundan las cascadas regadas por el río Lor y sus afluentes; se pueden observar gran parte del año, aunque conviene visitarlas tras unos días de lluvias ya que su caudal aumenta y lucen en todo su esplendor. Encontramos algunas tan atractivas como la Fervenza da Albardaira, en Folgoso do Courel, una zona donde se concentran numerosos riachuelos o lo que en Galicia se conocen como “regatos” o “regos”. 

Otras de las cascadas que podemos admirar son la Fervenza da Pedreira, nutrida por el rego dos Carballidos, que cae sobre un barranco, la llamativa Poza da Grada del río Pequeno o la Fervenza de Vilamor, alimentada por el río Covo. 

3. La Aldea de Froxán

Aldea de Froxán (Fuente: Turismo de Galicia))

Uno de los principales encantos de O Courel son sus aldeas tradicionales, con sus casas construidas en piedra y tejado de pizarra. Las poblaciones más conocidas son Seoane y Folgoso do Courel, pero hay otras que siguen manteniendo su autenticidad a pesar de haber pasado por una fase de restauración reciente. 

Es el caso de Froxán, un conjunto de viviendas declaradas Bien de Interés Cultural por su valor etnográfico. La aldea se articula a través de pequeñas y estrechas callejuelas empedradas que siguen la estela de la arquitectura tradicional de la montaña gallega. En sus proximidades podemos ver otros elementos constructivos típicos del rural y con gran carga simbólica, como la Fonte do Milagro, además de zonas de secado de castañas, uno de los productos del bosque más consumidos en estos pueblos. 

Froxán se vuelve más bella, si cabe, por la presencia de la abundante vegetación autóctona que la rodea, en la que destacan castaños y alcornoques

¿Otras aldeas bien bonitas en la zona? Seceda, Moreda, A Seara, Ferreirós de Arriba o A Ferrería do Incio , esta última con un antiguo balneario abandonado, son otros lugares de gran atractivo de obligada parada en O Courel. Puedes recorrer estos enclaves a través de la Ruta de las Aldeas Paleozoicas, creada por el geoparque Montañas do Courel en 2019.

4. El Mirador da Pena do Teso Grande

Mirador da Pena do Teso Grande (Foto: Turismo de Galicia)

No pueden faltar en esta lista los observatorios naturales desde donde admirar la belleza del paisaje de O Courel, con sus apretados bosques donde el color de la vegetación cambia según la época del año. 

Uno de los mejores miradores es el llamado Pena do Teso Grande (haz clic para llega a su ubicación), con una balaustrada de madera bien integrada en el entorno, que se sitúa sobre una zona rocosa (pena) y que ofrece buenas vistas a los bosques de Folgoso do Courel, al valle y, parcialmente, al río que lo cruza. 

5. El Val do Río Pequeno

 Val do río Pequeno (Foto: Turismo de Galicia)

La mejor manera de conocer O Courel es caminando y una de las rutas recomendadas es la PR-G 219 Ruta do Río Pequeno, que cruza gran parte del valle del mismo nombre pasando por aldeas tradicionales como Seoane do Courel, punto de inicio del sendero, y por parajes naturales de gran belleza. 

La ruta es de baja dificultad, bien señalizada y está considerada como la más bonita de O Courel. A lo largo de casi 14 km nos descubre lugares como la antigua Ferrería Locay o Herrería de Seoane, construida en 1808 y activa hasta finales del s. XX. Castaños centenarios y vegetación baja serán nuestros compañeros en esta andadura que desciende por la ladera del Val (valle) do Río Pequeno hasta llegar a Paderne y pasa por distintas aldeas abandonadas hasta alcanzar de nuevo Seoane en recorrido circular. 

Emma Sexto

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