Hay que visitar San Andrés de Teixido (Santo André) de vivo, y eso lo sabe cualquier gallego o gallega que se precie de serlo. De lo contrario irás de muerto, aunque convertido en lagartija o en cualquier pequeño reptil, sapo o insecto de los que a menudo se encuentran en las proximidades del santuario. ¡Ojo con pisarlos! Con toda probabilidad son almas en pena que no cumplieron su cometido en vida: peregrinar hasta San Andrés de Teixido.
La mayoría de los visitantes que se acercan a esta pequeña aldea de la Serra da Capelada lo hacen en coche, no sólo atraídos por el misticismo del Santuario de Santo André, el segundo más visitado de Galicia, sino por contemplar uno de los paisajes costeros más imponentes de la región, sobre el que se alza la aldea: los acantilados de Vixía de Herbeira, los más altos de Europa continental con sus 613 metros de altitud.
Alcanzar San Andrés de Teixido en coche es fácil y cómodo: no hay reto. Hacerlo caminando ya es harina de otro costal: supone un esfuerzo físico que, dependiendo de la ruta que se tome para llegar al santuario, puede alargarse durante 100 km (5 etapas). La experiencia merece la pena, pues el llamado Camiño de Santo André recorre algunos de los mejores paisajes y aldeas más tradicionales del norte de la provincia coruñesa y la Costa Ártabra.
Leyendas y costumbres de la peregrinación
Cuenta la leyenda que el Apóstol San Andrés llegó por mar hasta este inhóspito enclave situado entre acantilados y aquí su embarcación volcó, tal como le sucedió a la Virgen en Muxía, otro lugar coruñés de gran espiritualidad. Se dice que los restos de esta barca de piedra se convirtieron en peñote, dando lugar a los islotes conocidos como As Gabeiras, que en días nublados evocan la imagen de un gran navío.
Parece que el Apóstol no estaba conforme con establecer aquí su templo, que se encontraba aislado, pues los peregrinos preferían caminar hasta Compostela para visitar las reliquias de Santiago. Elevó a Dios sus quejas y éste le respondió “Quédate aquí San Andrés, que de vivos o de muertos todos te vendrán a ver”. Así pues, todo aquel que quisiera entrar en el Reino de los Cielos tenía que conocer antes el Santuario de San Andrés de Teixido y, quien no lo hiciese en vida, sería castigado a hacerlo de muerto, tomando forma de “bicho”, insecto o pequeño reptil, y vagando eternamente por sus alrededores.
Con esta sentencia divina comienza la Leyenda de Santo André, que obliga a los gallegos/as a peregrinar al santuario al menos una vez en la vida si quieren obtener la otra: la vida eterna.
No te quedes sólo con la leyenda, ya que hay muchas curiosidades alrededor de San Andrés de Teixido y cosas que hacer al llegar, como poner una vela al santo, comprar un “sanandresiño” (figuras protectoras hechas de miga de pan), beber agua de la Fuente de los Tres Caños o recoger “herba de namorar” si quieres conquistar a alguien.
Los diferentes caminos que llevan a Santo André
Decíamos que a San Andrés de Teixido se puede llegar en coche. Es la forma más cómoda de hacerlo, pero la menos peregrina y la que menos se adapta a la leyenda. Hay varias rutas a pie que permiten recorrer, en distintas jornadas, los llamados Camiños de Santo André que conducen al santuario y que permiten cumplir el comentido de “ir de vivo” hasta la aldea.
El más romántico de ellos es el Camiño Vello, que fue trazado por el Padre Sarmiento en 1755 en su andadura desde Xubia, parroquia de Narón, que le llevó a pasar por tierras de Valdoviño hasta alcanzar Cedeira, municipio donde se ubica el santuario, y posteriormente San Andrés de Teixido. Son 40 km que pueden dividirse en dos etapas para mayor comodidad y mejor disfrute del recorrido, que pasa por molinos, fuentes de aguas milagrosas y puentes medievales hasta llegar a la Serra da Capelada.
Este camino, el primero y original, se fue acompañando con el paso de los años de otras variantes, cada una tan bella como la anterior y tan cargada de historia y simbolismo como la siguiente. Resumiendo: todas merecen la pena y el único problema es elegir cuál hacer, pues la decisión no es fácil.
Otra de las rutas más transitadas es el GR-55 Camiño de Santo André, que sube de exigencia con casi 76 km de trazado en cuatro etapas, partiendo de Betanzos y llegando a Teixido tras haber cruzado por el interior de la provincia. Combina el atractivo natural de sus paisajes como la Fervenza de Belelle y las Fragas do Eume, con el interés histórico de sus monumentos, los monasterios medievales de Caaveiro y Monfero o los castillos de Naraío y Moeche.
Hay alternativas más breves, como el Camiño dos Cantís, que en sólo 20,5 km conduce desde Cariño hasta Santo André, pasando por uno de los cabos más fotogénicos de Galicia: Cabo Ortegal. La Ruta dos Peiraos es otra opción corta que sale desde el Castillo de la Concepción en Cedeira y nos regala magníficos paisajes de la Costa Ártabra en tan sólo 15 km que se completan en pocas horas.
Para quien prefiera partir desde Ribadeo existe una variante del Camino Norte de Santiago que discurre por parte de la Mariña Lucense, entra en Mañón y desde ahí sigue hasta San Andrés de Teixido, con importante patrimonio cultural y paisajes como la Ría de Ortigueira y Ladrido. Es el conocido como Camiño do Mar.
Todos estos caminos son válidos para cumplir con lo encomendado por la leyenda de Santo André: llegar de vivo al santuario…o de lo contrario rondarlo eternamente de muerto.
El Santuario, la meta del Camiño de Santo André
Una vez llegados a Texido hay que visitar el santuario. No se sabe a ciencia cierta cuándo se fundó, aunque hay documentos que aseguran la existencia de un monasterio en ese mismo lugar en el s. XII. La primera mención al santuario es del año 1391 y se recoge en el testamento de una vecina de Viveiro que reza ”Mando ir en mi lugar en romería a Santo André de Teixido porque se lo tengo prometido, y que le pongan en su altar una vela del tamaño de una mujer de mi estado”.
El edificio actual se construyó entre los siglos XVI y XVII, de gran sencillez, con un campanario en su parte izquierda y un retablo mayor barroco de gran valor, además de los fragmentos de huesos del propio santo en el interior de un relicario.
El incendio de 2013, provocado por un rayo, destruyó el interior del edificio, el altar mayor y el retablo central, dejando a salvo parte de los retablos laterales y la cúpula central. Ya se ha reconstruido y es visitable, permitiendo que se sigan cumpliendo los usos y costumbres que hay alrededor del santuario, como inundarlo de velas con peticiones curativas o invocar a la fecundidad en sus numerosas romerías.
Emma Sexto