Dice la sabiduría popular que el entorno de As Ermidas en el concello ourensano de O Bolo, fue refugio de anacoretas desde los inicios del cristianismo. Allí, en las escarpadas laderas que parecen precipitarse hacia el río Bibei, construyeron varias ermitas para dar rienda libre a su nuevo culto. Así nació el actual Santuario de Nosa Señora das Ermidas, también llamado Santa María das Ermidas un templo que parece agarrarse con fuerza a la vertical ladera en la que se sitúa, amenazando con arrojarse a las aguas del Bibei, que corren bajo sus cimientos. 

El origen del culto a la Virgen en este santuario, como en tantos otros en Galicia, nace entorno a una leyenda. Esta cuenta que unos pastores que llevaban a pacer a sus vacas por estas laderas, notaban comportamientos nerviosos y anómalos en los animales cuando pasaban por determinados lugares, por lo que se decidieron a rastrear la zona en busca de algún fenómeno extraordinario. 

Santuario das Ermidas (Fuente: Turismo de Galicia)

Lo encontraron. Oculta entre la maleza hallaron una cueva y, en su interior, una bella imagen de la Virgen con el niño en brazos. Pudiera ser que los primeros ermitaños ocultaran la imagen de la Virgen para protegerla de los musulmanes y por eso se encontraba en un lugar tan recóndito. No se sabe a ciencia cierta, lo único probado es que ese fue el primer santuario donde se rindió culto a Nuestra Señora y para ello se construyó una pequeña capilla que hoy no se conserva. 

Más tarde, en 1624, volvieron a confirmarse los poderes curativos del lugar, cuando el obispo de Astorga, Alonso Mejía de Tovar, estaba de visita en una parroquia vecina al lugar. Comenzó a encontrarse mal y, siendo desahuciado por los médicos, se encomendó a la Virgen y se curó. En agradecimiento, el obispo se dirigió a la capilla de As Ermidas y prometió a la Virgen construir un gran templo para sustituir a la pequeña capilla original. 

Cañón sobre el río Bibei (Fuente: Turismo de Galicia)

Así fue como comenzó a levantarse el gran santuario, que estiró su construcción durante los s. XVII y XVIII debido a la dureza de la roca de esa zona. A lo largo de los siglos y debido a su especial y elevada situación, el Santuario de Nosa Señora das Ermidas sufrió el derrumbe de las rocas cercanas, que causaron muchos desperfectos. En varias ocasiones el agua ocasionó movimientos de terreno que afectaron a la estructura del monumento. 

La visión del templo, en todo caso, es impactante, con el gran santuario casi fundiéndose con una de las paredes del cañón del río Bibei, que le da cobijo. De estilo barroco en el que destaca su fachada principal, el edificio tiene planta de cruz latina y tres naves. Para añadir dos de ellas hubo que excavar parte de la montaña y asegurar el terreno en la zona de caída de la ladera, todo un ejercicio de pericia constructiva para sus arquitectos.

Portada del Santuario das Ermidas (Fuente: Turismo de Galicia)

El conjunto se compone de la iglesia y un pórtico, el atrio con un singular cruceiro de piedra que representa al Árbol de la Salvación y otros edificios secundarios, y fue declarado Bien de Interés Cultural por su valor arquitectónico, su especial enclave natural y su especial simbología como importante centro de peregrinación religiosa. 

Durante todo el año, el Santuario das Ermidas recibe numerosos peregrinos y cada vez más turistas, sobre todo durante las romerías que se celebran en honor a Nosa Señora en los meses de septiembre y octubre.

Detalle de la portada del santuario (Fuente: Turismo de Galicia)

Los alrededores del santuario también son dignos de visitar, con la casas tradicionales de la aldea de As Ermidas, que parecen trepar por las inclinadas laderas. A la entrada del pueblo hay un Vía Crucis barroco del s. XVIII con tallas de madera de tamaño natural, uno de los pocos de Europa de este estilo. Próxima al santuario, la imagen en piedra de una mujer reposando en un cántaro corona una pequeña y bonita fuente, muy querida por los habitantes de As Ermidas: es la llamada A Dormiñona. 

Además de la presencia de otros elementos etnográficos, como su Muíño Fariñeiro, el gran encanto de este lugar es el espacio natural en el que se asienta: el río Bibei, su cañón y sus laderas en las que aún se aprecian vides creciendo en terrazas escalonadas, y su bella playa fluvial a los pies del santuario. Sin duda, una imagen inolvidable para aquellos que buscan parajes relajados en sus viajes pero con mucha historia a sus espaldas.

 Viana do Bolo y el río Bibei (Fuente: Turismo de Galicia)

El Souto de Rozavales, el Castelo do Bolo, Manzaneda o Pena Trevinca, la cima más alta de Galicia, son otros lugares que merece la pena conocer en los alrededores del Santuario das Ermidas. 

Emma Sexto

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