Desde que en mayo de 2021 Portugal inauguró el puente colgante 516 Arouca sobre el río Paiva, que con sus 516 metros se convierte en el más largo del mundo, son muchos los que buscan cruzar y fotografiar puentes similares. 

En Galicia tenemos unos cuantos, no tan largos como el portugués pero algunos espectaculares, que cruzan ríos y se rodean de paisajes de gran belleza, a los que se llega tras recorrer senderos bucólicos en plena naturaleza.  

Eso sí, ¡prohibido tener vértigo!

Puente colgante de Xirimbao o “da Mariola”

Puente de Xirimbao (Fuente: Turismo Rías Baixas)

Con 80 metros de longitud, el Puente colgante de Xirimbao, que conecta las provincias de A Coruña y Pontevedra, es una de las estructuras colgantes más largas de Galicia. También conocido como Ponte da Mariola, se trata de un atractivo puente metálico que cruza el río Ulla entre Teo y A Estrada, construido en un inicio para unir dos cotos de pesca de salmón, pero que ya es uno de los emblemas turísticos de la zona. 

Al estar vinculado a la práctica de la pesca sólo es accesible al público general entre mayo y septiembre, mientras que el resto del año permanece cerrado. En sus alrededores hay un área recreativa con merendero y zona de aparcamiento para autocaravanas.

Puente colgante de Soutomaior o “del Verdugo”

Puente de Soutomaior (Fuente: Turismo de Galicia)

Mucho más rústico que el anterior, el Puente de Soutomaior, en Pontevedra, está construido en madera y se eleva unos seis metros sobre una poza con área de playa fluvial, la Poza das Bestas, justo en la desembocadura del río Oitavén en el río Verdugo. 

Se trata de un lugar muy fotogénico y no es raro ver a lugareños y visitantes tomando fotografías en el lugar, aunque su entorno se presta a ser recorrido a través de la ruta de senderismo que transcurre por las riberas del río, en la que disfrutar de antiguos molinos de agua a la sombra de una frondosa vegetación. 

Puente colgante del Tambre en Noia

Puente del Tambre en Noia (Fuente: Turismo de Noia)

Otro puente metálico, situado esta vez en las proximidades de la villa de Noia, es el Puente del Tambre, a orillas del río del mismo nombre. Su pasarela colgante permite admirar el bonito paisaje fluvial que la rodea, pero lo mejor está en las distintas rutas de senderismo que parten de este punto, sobre todo la que conduce hasta el Ponte Nafonso, un monumental puente de piedra que se cree que fue construido en època de Alfonso IX. 

A pocos metros del puente colgante se encuentra la Central Eléctrica do Tambre, que destaca por ser una auténtica joya del Modernismo y un buen ejemplo de cuidada arquitectura industrial, construida por Antonio Palacios.

Puentes colgantes de Fragas do Eume

Puente de Cal Grande (Fuente: Deputación da Coruña)

El Parque Natural das Fragas do Eume es uno de los espacios naturales más conocidos de Galicia y una de las pocas muestras de bosque atlántico que quedan en Europa. Situadas en el curso del río Eume, en la provincia de A Coruña, este espacio protegido combina su oferta natural de rutas de senderismo y miradores al río con muestras de arquitectura como puentes de piedra o monasterios medievales ocultos en la espesura del bosque

Uno de sus elementos más pintorescos son los puentes colgantes que cruzan el río y comunican la orilla más agreste con la zona asfaltada. Son el Puente de Cal Grande y el Puente de Fornelos, que penden sobre el Eume sirviendo no sólo de nexo entre riberas, si no también de escenario fotográfico para lograr imágenes de gran encanto.

Puente colgante de Cotobade o “de Calvelo”

Puente de Cotobade (Fuente: Turismo de Galicia)

Considerado uno de los puentes colgantes más bellos de Galicia, el Puente de Cotobade, situado en el Concello de Poio y llamado también Puente colgante de Calvelo, se alza sobre el río Lérez poniendo en contacto las orillas de A Retorta y Calvelo. 

Es una estructura muy llamativa, formada por una plataforma de madera que se sostiene gracias a unos gruesos cables de acero. No es de los más largos, con 30 metros de longitud, pero se levanta unos 15 metros del río, por lo que no es apto, como la mayor parte de los puentes de esta lista, para personas con vértigo. 

El valle que lo rodea es de una gran belleza y muy cerca está la playa fluvial de Calvelo o Praia do Canal, para aquellos/as que se atrevan a refrescarse en sus frías aguas. 

Puente colgante de A Ínsua en Outeiro de Rei

Puente de A Ínsua (Fuente: Turismo de Galicia)

La Ínsua de Seivane, en el municipio lucense de Outeiro de Rei, es una pequeña isla de gran valor ecológico y medioambiental y por ello es espacio protegido que forma parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño y del ZEC-Zona Especial de Conservación Parga-Ladra-Támoga. En definitiva, una zona cuya diversidad y belleza no admite discusión. 

Y si además su acceso es a través de una pasarela colgante con base de madera, ya tenemos todos los elementos para disfrutar de uno de los espacios naturales más vistosos y a la vez desconocidos de la provincia de Lugo. Es posible rodear la diminuta isla haciendo un recorrido senderista de no más de 2 kilómetros a la ribera del río Miño, protegidos por la espesura de su bosque autóctono formado por fresnos, sauces y robles, entre otros árboles.

Puente colgante de Leiro

Puente de Leiro (Fuente: Shutterstock)

Nuestro último puente colgante lo encontramos en el municipio ourensano de Leiro. Cruzando el río Avia, esta moderna pasarela metálica pintada de blanco destaca sobre el verde natural de la vegetación. 

Forma parte de una ruta de senderismo que une la pequeña aldea de Pazos de Arenteiro con la villa de Ribadavia, y en sus proximidades hallamos una pequeña playa fluvial, elemento muy socorrido en los calurosos veranos de Ourense.

Emma Sexto

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