Son uno de los elementos naturales más característicos de Galicia y forman parte de su paisaje, que no se entiende sin ríos ni “fervenzas”, esas cascadas o caídas de agua que adornan paseos fluviales y zonas de ribera con su belleza.
Algunas son altas y grandiosas, otras más pequeñas y menos impactantes, pero todas ellas merecen ser contempladas y, si es posible, mejor en invierno, cuando el caudal de los ríos aumenta con las lluvias y hace de estas fervenzas todo un espectáculo visual y sonoro.
Prepara tus botas de senderismo y no olvides tu cámara de fotos para inmortalizar algunas de las fervenzas más bonitas y accesibles de Galicia para visitar en invierno.
1. Pozo do Inferno, Ortigueira
Esta curiosa cascada se encuentra en la parroquia de Santo Adrián de Veiga, Ortigueira, y para llegar hasta ella hay que hacer una ruta de senderismo de baja dificultad que pueden asumir niños de cualquier edad.
No hay problema para contemplar el Pozo do Inferno, ya que se ha construido una zona de pasarelas de madera y un mirador para disfrutar de ella con comodidad.
2. Fervenza do río Xestosa en Ourol, Lugo
La Fervenza do río Xestosa está en el Concello de Ourol, en una de las zonas más atractivas de la Mariña Lucense. Para encontrarnos con ella hay que dejar el coche en un área de descanso con zona de aparcamiento habilitada en la carretera de Ouro a Muras y desde allí seguir un sencillo sendero que nos llevará hasta la base de la cascada.
La fervenza se precipita hacia una pequeña poza desde más de 20 metros de altura, formando distintos saltos de agua que acaban en una gran caída.
3. Fervenza de Belelle en Neda, Ferrolterra
A 40 minutos en coche de la ciudad de A Coruña y muy cerca de Ferrol está ubicada la segunda cascada de nuestra lista, la Fervenza de Belelle, que parte del río del mismo nombre. El Belelle nace en las Fragas do Eume, pero se desvía hacia Neda, donde encontramos la cascada. Esta fervenza mide alrededor de 45 metros y es una de las más altas de Galicia, muy cerca de los 50 metros de caída de la pontevedresa Fervenza do Toxa.
Para llegar a ella hay varias opciones, pero lo más recomendable es visitarla desde el Pazo de Isabel II, donde un sendero de no más de 2 kilómetros nos conducirá hasta ella. El trayecto es llano y sencillo y además está asfaltado en gran parte, lo que facilita el acceso a la fervenza en invierno.
4. Fervenza das Brañas, Toques
Este salto de agua situado en el Concello de Toques bebe del río Furelos y tiene una altura de 40 metros, por lo que su caída es espectacular, sobre todo en época de lluvias que es cuando puede verse en plenitud. La fuerza del agua es tal que para aprovecharla hay un antiguo molino a los pies de la cascada, conocido como el "Muiño da Fervenza"; en época de grandes precipitaciones el agua llega a pasar por encima del tejado.
En los alrededores de la Fervenza de Brañas encontramos, además, el Castro de A Graña, la iglesia de A Capela y el dolmen de Forno dos Mouros.
5. Fervenza do Toxa, Silleda
El Sendero do Deza desemboca en la Fervenza do Toxa, en la localidad pontevedresa de Silleda. Es una ruta sencilla que parte del Monasterio de Carboeiro y que lleva hasta la cascada, una de las más altas de Galicia con sus más de 70 metros de altura, que en invierno va cargada de agua produciendo un gran estruendo.
Para quien no quiera caminar, hay un amplio aparcamiento próximo a la fervenza desde el que sale un camino que lleva a un mirador. Este permite contemplar la cascada desde su parte superior, una panorámica no tan atractiva como la inferior pero que ayuda a hacerse la idea de la espectacularidad de esta fervenza.
6. Fervenza de Rus, Carballo
Llegamos a Costa da Morte para conocer este salto de agua que merece la pena por la belleza de la propia fervenza y del entorno que lo rodea. Se conoce también como Fervenza de Ramil o Rego da Férveda y llegamos a ella a través de una ruta de senderismo homologada, la PR-G142 Rota das Férvedas, que une la cascada de Rus con otra cascada interesante: la Fervenza de San Paio de Entrecruces, donde el río Outón salva casi 50 metros de desnivel.
Hacia el final del recorrido está la Capilla de San Paio y una pequeña área recreativa donde descansar.
7. Fervenza de Castriz en Santa Comba
Es esta una de las fervenzas de nuestra lista más cómodas de visitar ya que se encuentra muy cerca de la localidad de Castriz, donde se puede dejar el coche. Hay que situarse junto a su cruceiro y desde ese punto parte el camino hasta la Fervenza de Castriz.
En sus inmediaciones encontramos un conjunto de molinos a falta de restaurar.
8. Fervenza de Parga, Zas
Formando parte de una de las rutas de moda en Galicia en los últimos meses, la Ruta da Auga de Zas, encontramos la Fervenza de Parga. Merece la pena hacer la ruta completa para deleitarse con la belleza del paisaje y de las otras dos fervenzas que la forman: la de Budián y la de Rabiñoso.
De lo contrario, se puede acceder con facilidad a la Fervenza de Parga desde la localidad del mismo nombre, donde se puede aparcar y caminar pocos metros para descubrir la bella cascada.
9. Fervenzas do río Barosa, Barro
Es uno de los conjuntos de cascadas más importantes de las Rías Baixas, de un atractivo sin parangón. A ello contribuye no solo la espectacularidad de las fervenzas, si no también el entorno rodeado de molinos de agua y de naturaleza que en invierno se vuelve desbordante.
Las Fervenzas do río Barosa son de fácil acceso en coche y se acompañan de una zona de merendero.
10. Fervenza da Feixa-Reboreda, Redondela
La última de nuestras propuestas es uno de los principales reclamos turísticos de Redondela, localidad de las Rías Baixas cercana a Pontevedra, ya que además de ser una cascada muy bonita se llega a ella sin dificultad.
A Fervenza da Reboreda se encuentra a pocos metros del centro urbano de Redondela, dispone de pasarelas y de un mirador y es uno de los escenarios de paseo preferidos por los vecinos de la localidad.
Emma Sexto