Si no fuera por la Fervenza do Ézaro, Dumbría pasaría desapercibida en las rutas turísticas que trastean por los lugares más emblemáticos de la coruñesa Costa da Morte. 

Este famoso salto de agua tiene una peculiaridad: el río que lo alimenta, el Xallas, es el único de Europa que se precipita hacia el mar en forma de cascada. A pesar de la central hidroeléctrica que la acompaña, la Fervenza do Ézaro, llamada así por el pueblo en el que se encuentra, es todo un espectáculo visual que merece la pena contemplar. Cualquier época del año es buena para acercarse hasta Ézaro y recorrer las pasarelas de madera que nos dirigen a su mirador, pero el otoño, invierno y primavera, siempre que las lluvias acompañen, son momentos perfectos para toparnos con la cascada en toda su plenitud. 

Fervenza do Ézaro (Fuente: Turismo de Galicia)

Quien busque añadir un plus a esta visita puede recorrer Ézaro en kayak o, en las tardes de verano, quedarse a ver anochecer a los pies de la fervenza y disfrutarla iluminada, vestida de colores. 

No sólo eso. El excepcional Mirador de Ézaro es otra de las visitas que no debemos perdernos en la zona. La subida no es fácil, incluso en coche, ya que alcanza el 30% de desnivel, pero una vez arriba asombran las vistas del Xallas abriéndose camino entre la piedra, en una sinfonía de meandros que lo llevan a fundirse con el mar. La Fervenza do Ézaro no se puede apreciar desde el mirador, pero sí el legendario Monte Pindo, un gigante de piedra de 627 metros de altura a escasos 2 km del mar. 

La playa y el pueblo de Ézaro

Playa de Ézaro (Fuente: Turismo de Dumbría)

La mayoría de los turistas que llegan hasta Ézaro se limitan a ver la fervenza, pero nadie debería abandonar la pequeña población de Ézaro sin fijarse en sus típicas casas marineras de piedra. La acogedora playa de Ézaro también es buen lugar para dar un paseo recorriendo su más de 1 km de longitud coronado por la Bandera Azul que acredita la calidad y salubridad de sus aguas. Es uno de los pocos rincones que asoman al mar en un municipio en el que predomina el territorio interior. 

Y si hay suerte, quizá puedas contemplar algunos de los eventos que tienen lugar en la playa, como campeonatos de volei playa o de pesca sin muerte en kayak

Olveiroa, el pueblo más pintoresco de Dumbría 

Olveiroa (Fuente: caminodesantiago.gal)

Santiago de Olveiroa es una aldea del municipio muy vinculada al Camino de Santiago a Fisterra-Muxía, que pasa por estos lares. Olveiroa es final de etapa de este “epílogo del Camino” y, sin duda, se ha visto revitalizada por el paso constante de peregrinos que llegan hasta aquí desde muy diversas partes del mundo. 

Antes de llegar a Olveiroa, los peregrinos cruzan el Ponte de Olveira, del s. XVII, escenario de viejas batallas napoleónicas. A un par de kilómetros se encuentran con la aldea, con el primer albergue público del Concello de Dumbría, donde los acogerán con los brazos abiertos, y con la mayor concentración de hórreos tradicionales del municipio. Los hórreos se iluminan de noche, formando una estampa curiosa. 

Devesa da Lúa, el paraíso natural de Dumbría

Carballeira de Berdeogas (Fuente: Turismo de Dumbría)

Carballeira de Berdeogas. Es el nombre oficial de un paisaje formado por carballos (robles), que enfilan grandiosos siguiendo el curso del río. Su forma de media luna le hace ser conocida por su otro nombre, Devesa da Lúa. 

No sólo es un lugar tranquilo por donde pasear, si no también una fuente inagotable de riqueza etnográfica en la que encontraremos un viejo palomar, un hórreo tradicional, una iglesia parroquial, la de Berdeogas, y hasta un castro abandonado pendiente de excavación. Con buen tiempo, la carballeira se convierte en escenario de fiestas locales y romerías varias.

Pedra da Arca y el patrimonio arqueológico de Dumbría

Dolmen de Pedra da Arca (Fuente: Turismo de Dumbría)

El pasado de Dumbría dejó sus huellas en forma de castros, petroglifos y algún que otro dolmen. El más importante es el Dolmen de Pedra da Arca (no confundir con los de Malpica o Vimianzo) o Dolmen de Regoelle, ubicado a 318 metros de altura. 

Formado por cinco grandes losas de piedra que sostienen una más grande y ovalada y que dan lugar a su cámara principal, el monumento megalítico conserva varios grabados y está considerado como BIC (Bien de Interés Cultural).

El petroglifo da Pedra Ancha y los castros de Berdeogas, Logoso, Fragoso, Olveiroa y Buxantes, entre otros, conforman el patrimonio arqueológico de Dumbría. 

Cementerio de colores de Dumbría

Cementerio de Cores (Fuente: Turismo de Dumbría)

En un municipio en el que abunda la arquitectura religiosa destaca un novedoso camposanto, uno de los más visitados de Costa da Morte. Proyectado por la arquitecta Rosana Pichel en 2013, el conocido como Cementerio de Colores de Dumbría se encuadra dentro del estilo neoplasticista de Piet Mondrian. 

En contraste con los colores grises de los cementerios tradicionales, este escapa de lo convencional con una paleta de colores intensos y alegres, desde el rojo más vibrante hasta los azules, naranjas y amarillos. Ya se ha convertido en un monumento más que visitar en el municipio. 

Dumbría, territorio Vákner

Vákner (Fuente: Turismo de Dumbría)

Acabamos este recopilatorio de cosas que ver en Dumbría con una leyenda. ¿Te suena el personaje de Vákner? Es una misteriosa bestia salvaje que habitaba las tierras que separaban la meseta del Xallas y la costa de Fisterra. 

La primera persona que constató su existencia fue un singular peregrino, el obispo armenio Mártir de Arzendján, que caminó desde su hogar en la península de Anatolia hasta Fisterra. Su encuentro con la enigmática criatura sucedió a finales del s. XV. Es una leyenda, pero que ha dejado poso en Dumbría. 

Hay una ruta de senderismo que recorre el Territorio Vákner a lo largo de 15 km de ida y vuelta, pasando por los lugares más importantes de Dumbría, como la Ponte de Olveira, la aldea de Olveiroa, la Pedra do Brazal y la pequeña aldea de Hospital. 

¿Es real el Vákner, es un animal salvaje lo que creyó ver el obispo o quizá fruto de su imaginación? Tendrás que ir a Dumbría para descubrirlo. 

Emma Sexto

Un mundo infinito