Es un árbol imponente y en torno a él han surgido infinidad de leyendas y curiosidades. Su nombre procede del jefe cherokee Sequoyah, un nativo americano nacido en el s. XVIII que ideó un sistema para plasmar la lengua cherokee en escritura, inventando así su propio silabario.
La secuoya es el árbol más grande del mundo: algunos ejemplares superan los 7 metros de diámetro y los 115 metros de altura. En concreto el ejemplar conocido como Hyperion es el ser vivo más alto del mundo con 115,55 metros de altura y 4,84 metros de diámetro. Aunque hay otras secuoyas con mayor diámetro, ninguna ha alcanzado, por el momento, su envergadura.
Hyperion, junto con otras enormes secuoyas como Helios o Ícaro (114,58 y 113,14 metros de altura respectivamente ) se encuentra en el Parque Nacional Redwood, al norte de California, en Estados Unidos. Las secuoyas son endémicas de esta zona del oeste americano. Con sus 600 años de edad Hyperion es muy longevo, como suelen ser estos árboles que llegan a vivir hasta 1800 años, aunque se ha localizado un ejemplar, el más antiguo, con 3200 años de antiguedad.
La secuoya es un árbol perenne cuyo nombre científico es secuoia sempervirens, también llamada, secuoya roja, y su madera es la más cara del mundo: el metro cúbico se valora en 1.500 euros. Además tiene una gran durabilidad, tanta que los billetes de dólar se hacen con la madera de esta especie arbórea.
En Galicia tenemos dos importantes bosques de secuoyas. Pero ¿cómo llegó a tierras gallegas este magno árbol endémico de los estados americanos de California y Oregón? Se sabe que en el Cuaternario, antes de las glaciaciones que afectaron a la fauna y flora provocando extinciones masivas de las mismas, la secuoia sempervivens vivía en gran parte de Europa. En Galicia se encontraron vestigios de su existencia en muestras de polen de las turberas de As Pontes de García Rodríguez.
Pero vayamos al grano. ¿Dónde podemos ver secuoyas en Galicia?
Bosque de secuoyas del Galiñeiro, el más grande de Galicia y de Europa
Sólo el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal, Cantabria, con 848 de estos árboles, superaba en amplitud y número al Bosque de Secuoyas de Poio, el más conocido de Galicia. Pero desde 2017 hay una nueva plantación de secuoyas en la Serra do Galiñeiro en Gondomar (Pontevedra), la más grande de Europa.
Son 1.200 árboles repartidos en 6 hectáreas, que la Comunidad de Montes de Vincios decidió plantar en la zona para luchar contra los incendios, habituales en esta sierra. ¿La razón? La corteza de la secuoya, suave, gruesa y de color pardo rojizo, es ignífuga y actúa como un efectivo cortafuegos. Una curiosidad más del gigante americano.
Por el momento las secuoyas de O Galiñeiro son muy pequeñas, pero se espera que en unos años formen una arboleda compacta para combatir los incendios. La mala noticia: está previsto que estas secuoyas se destinen para la explotación maderera y no como un enclave natural o turístico. La de la secuoya es una madera muy apreciada en el sector por su gran calidad y durabilidad, aunque es más adecuada para el diseño de puertas, ventanas o mobiliario de lujo, ya que por su escasa flexibilidad no es apta para la construcción de estructuras.
El Bosque de Colón en Poio, las secuoyas más famosas de Galicia
Los curiosos y visitantes que quieran disfrutar de un auténtico bosque de secuoyas en Galicia tienen que dirigirse al Concello de Poio donde se encuentra el Bosque de Secuoyas de Poio, también conocido como Bosque de Colón.
De reciente creación, su origen de remonta a 1992, cuando el gobierno americano decide regalar a los españoles 500 ejemplares de secuoya roja en conmemoración por el 500 aniversario de la llegada de Colón a América. La secuoia sempervivens se convierte así en un símbolo que hermana el Viejo y el Nuevo Mundo, al menos esa fue la intención del presidente George Bush (padre) con este gesto.
Se desconoce por qué fue Poio el lugar elegido para ubicar las secuoyas, pero la vinculación de este municipio con la figura de Cristóbal Colón se evidencia en la Casa Museo de Colón en Poio y en las distintas hipótesis que apoyan el origen gallego de Colón.
El Bosque de Colón tiene más de 2 hectáreas de extensión y es todo un remanso de paz desde el que obtener una buena panorámica a la Ría de Pontevedra. Para llegar hasta él es conveniente dejar el coche en el Área Recreativa de O Castro y acercarse caminando hasta el bosque por las sendas forestales que lo rodean.
Las secuoyas del Monte da Pena Moa, las más antiguas
Hay otra plantación de secuoyas en Galicia no tan conocida ni numerosa como la anterior; sin embargo, es la más antigua. Se trata del Bosque de Secuoyas del Monte da Pena Moa en Buchabade, en el municipio pontevedrés de Ponte Caldelas.
Fueron los técnicos del Centro de Investigación Forestal de Lourizán los que plantaron este bosque en la década de 1960. Con tan mala suerte que a principios de los años 70 un gran incendio calcinó este monte y (supuestamente) destruyó las secuoyas, ejemplares aún jóvenes e indefensos. Cabe recordar que las secuoyas no adquieren su característica ignífuga hasta pasados unos 20 años de vida, cuando su corteza comienza a endurecerse.
Muchos años después, a finales de 2016, cuando el bosque ya se había dado por perdido, un investigador y especialista en sanidad forestal encargado de revisar esta parcela observó que, entre los numerosos eucaliptos que invadían la zona, se alzaban orgullosos 40 ejemplares de secuoia sempervivens. Parece pues, que el mito de que las secuoyas viven para siempre es más o menos cierto.
Este singular bosque de secuoyas que se resistió a morir se encuentra muy cerca de Pontevedra y, como en el caso del de Poio, su acceso es por caminos forestales de tierra, en un entorno natural con un suelo y un clima excepcional que favorecieron su conservación y su crecimiento.
Emma Sexto