Galicia es territorio de castillos y fortalezas; y así lo demuestra su geografía, repleta de norte a sur de antiguas construcciones que en su día fueron tanto símbolo de poder de los señores feudales como importantes elementos defensivos surgidos ante los conflictos con otras potencias extranjeras. Todas ellas (incluidas torres, fuertes o baterías) forman parte hoy por hoy del patrimonio histórico-cultural asociado a este tipo de fortificaciones en Galicia, construidas en su mayoría durante la Edad Media y la Edad Moderna.

Una de las fortalezas más importantes de Galicia se localiza en una pequeña aldea marinera del norte de Galicia: el conocido como Castillo de San Felipe, enmarcado en el corazón de la parroquia ferrolana de Brión y que en tiempos remotos sirvió para la defensa de la ría de Ferrol y los ataques por tierra. Hablamos de una fortaleza defensiva de estilo neoclásico predominante, construida alrededor del año 1589 por iniciativa del rey Felipe II, del cual toma su nombre. Es importante señalar que el castillo en cuestión experimentó diferentes reformas en su estructura entre 1731 y 1775, llegando a convertirse en esta última época en uno de los ejemplos más representativos de las grandes baterías abaluartadas del siglo XVIII. 

Breve historia de la fortaleza

Entrada de la ría de Ferro y Castillo de San Felipe. Foto: Turismo de Galicia Turismo de Galicia

Con la bocana de la ría de Ferrol como telón de fondo, y situado en el trazado costero de la aldea marinera de Brión (Ferol), el Castillo de San Felipe forma parte de un conjunto de bastiones defensivos ―con el Castillo de Nuestra Señora de La Palma y el de San Martín― erigidos a lo largo de toda la ría para la salvaguarda del puerto de Ferrol (base de abastecimineto para la Armada Real) ante los posibles ataques por mar de piratas, corsarios o cualquier otro ejército de invasores. Cabe destacar sobre su relevancia y valor histórico que esta joya de la arquitectura fortificada en Galicia fue declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1994

En cuanto a su origen más remoto, este nos traslada hasta nada menos que el siglo XVI, aunque como ya mencionamos unas líneas más arriba, el castillo experimentó varias metamorfosis constructivas hasta bien entrado el siglo XVIII. Entre las últimas reformas propiciadas por el ingeniero de origen francés, Francisco Montaigú, destaca la construcción de un hornabeque, un foso y el proyecto de la puerta principal de entrada al castillo. Este diseño más moderno estaba basado en la adaptación al terreno y las enseñanzas de las técnicas Vauban, inspiradas en un mariscal e ingeniero militar francés (Marqués de Vauban) conocido por su habilidad tanto para el diseño de fortificaciones como por su conquista. 

Uno de los hitos más importantes en la historia del Castillo de San Felipe tuvo lugar en el año 1800, fecha en la que la fortaleza tuvo que hacer frente a un poderoso escuadrón inglés de más de 100 barcos y 15.000 hombres comandados por el contralmirante John Borlase Warren. Se trata de la conocida  Batalla de Bión en la cual los ferrolanos lograron la retirada de la brigada inglesa al no conseguir conquistar el fuerte de San Felipe. En su relato más reciente, durante la Guerra Civil española la fortaleza gallega fue utilizada como cárcel y paredón para soldados. Desde finales de los años 70 el fuerte prácticamente no tuvo ningún cometido militar y ya en el año 200 fue adquirido por el Ayuntamiento de Ferrol. En la actualidad, el Castillo de San Felipe puede ser visitado de forma libre en el horario habitual del castillo. 

Otros encantos en el entorno de San Felipe

La playa del Castillo. Foto: Wikimedia

Más allá de la riqueza patrimonial que supone el Castillo de San Felipe y sus homónimos situados a lo largo de todo el estrecho, la parroquia de Brión ofrece otros encantos a tener en cuenta a la hora de visitar esta pequeña aldea de origen marinero. No sólo la historia recorre todo el trazado costero de la ría de Ferrol, también los arenales son uno de los grandes atractivos de este rincón del norte de Galicia. Sin ir más lejos, la fortaleza de San Felipe también esconde su propia lengua de arena conocida como playa del Castillo. En los alrededores de la cosntrucción, en ambas direcciones podemos encontrar varias pequeñas calas en las que poder disfrutar del sol y la arena, entre ellas la playa da Caseta, la Cala do Almirante o el famoso arenal de San Felipe con su tradicional muelle, entre otros.  

El patrimonio etnográfico y religioso también se extiende por los límites de esta parroquia ferrolana en forma de tradicionales lavaderos, pequeñas capillas como la Capela de San Cristovo o la Iglesia de Santa María de Brión; viejos molinos como los del Rego da Ponte e incluso ruinas de antiguas baterías militares como la de San Carlos. Además, en la zona también podemos encontrar varios miradores naturales que ofrecen una panorámica increíble de la ría de Ferrol y todo su trazado costero tales como el Miradoiro de San Filipe, ubicado en altura muy cerca de las ruinas del polvorín de las baterías en Punta do Bispón; o el entorno de la Cruz de San Cristóbal, situada en el lugar de San Cristovo en la parroquia de Brión.