El rural gallego tiene mucho que ofrecer al viajero. Lo cierto es que el interior de Galicia esconde en todo su territorio un sinfín de pueblos con encanto que se han logrado mantenerse intactos durante siglos, configurando en el presenta unos paisajes únicos así como un patrimonio histórico y etnográfico de un valor incalculable. Uno de esos lugares enxebres y repletos de autenticidad se mantiene oculto en plena serra dos Ancares, en el macizo Galaico-Leonés, un espacio declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco. En una de las laderas de la vertiente lucense, a los pies del pico Mustallar, es donde se asienta la pintoresca aldea de Piornedo, un rincón perfilado entre hórreos y pallozas tradicionales cuyo Conjunto Histórico-Artístico ha sido reconocido asimismo como Bien de Interés Cultural.
El lugar de Piornedo se encuentra situado a más de 1.000 metros de altitud entre las elevadas montañas del interior de Lugo en la parroquia de San Fiz de Donis (Cervantes). Dicho aislamiento geográfico ha provocado que la aldea haya permanecido alejada de los grandes núcleos poblacionales y resistido a las fuertes influencias externas. En cualquier caso, este extraordinario rincón de Galicia alberga una enorme riqueza natural y paisajística que merece la pena ser descubierta en prácticamente cualquier época del año. De hecho, durante el invierno, este pueblo perdido de Os Ancares se ve envuelto por un denso manto de nieve que da lugar a una de las escenas más bucólicas y singulares del invierno gallego.
Una existencia heredera de la cultura castrexa
Piornedo es el vivo reflejo de la historia más antigua de Galicia; un territorio en cuyos límites se conservan un buen número de construcciones tradicionales de origen prerromano y herederas de la cultura castrexa. De hecho, esta arquitectura ancestral está considerada como la más antigua del noroeste peninsular e incluso conforma una de las más longevas del continente europeo. Estas pallozas se caracterizan por tener una singular forma ovalada, compuesta por tejados cónicos vegetales y un interior que en la mayoría de los casos era compartido por humanos y animales. Entre el grueso de teorías que se plantean sobre la procedencia de estas singulares construcciones destaca una hipótesis que apunta a su relación directa con los castros, apoyada por teóricos como García Bellida o Torres-Balbás.
Sea como fuere, las pallozas fueron utilizadas en diferentes zonas de Galicia, Asturias y León hasta la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, estos habitáculos típicos de montaña han sido reconvertidos en muchos casos en espacios museísticos y etnográficos que permiten a sus visitantes descubrir el interesante legado histórico, arquitectónico y patrimonial detrás de estas construcciones milenarias. En el caso particular de Piornedo, cabe destacar que esta aldea de Cervantes alberga la mayor cantidad de pallozas tradicionales conservadas de toda Galicia (hasta 14 catalogadas como BIC), siendo a su vez uno de los conjuntos más grandes de Europa. Sus callejuelas empedradas y rodeadas de hórreos de cuatro pies y pallozas conforman un auténtico museo al aire libre y confieren al lugar el curioso aspecto de un poblado prerromano.
Además, desde el año 1989, Piornedo también cuenta con una palloza musealizada y abierta al público conocida como Casa do Sesto. Sobre su historia y orígenes más remotos sabemos que estos se sitúan alrededor del año 1770, así como también que fue vivienda habitual de sus actuales propietarios hasta 1970. Hoy en día el espacio constituye una verdadera cápsula del tiempo donde poder conocer la forma de vida y la cultura tradicional de este pequeño pueblo de montaña, manteniendo su estructura primitiva y salvaguardando en su interior todos los elementos, herramientas y aparejos relacionados con sus usos tradicionales.
Más allá de las pallozas: qué ver en Piornedo
A pesar de ser las grandes protagonistas del paisaje de Piornedo, las pallozas no son el único tesoro etnográfico tan representativo de esta pequeña aldea de montaña en el interior de Lugo. Sin ir más lejos, los hórreos constituyen otra de las estructuras tradicionales de Galicia que también pueden observarse a lo largo y ancho de todo el pueblo. Y no unos hórreos cualquiera, sino unos construidos con la misma estructura de piedra y techo vegetal que las pallozas con el fin de proteger el interior de la lluvia y la nieve. Es importante señalar que estas edificaciones típicas suelen adaptar su forma y elementos según la zona en la que se ubican; y es por ello que los hórreos de Piornedo presentan una silueta de cuatro pies de piedra como base de una cámara de madera en la que todavía suelen guardarse los alimentos, la leña o incluso los tradicionales aperos de labranza.
Más allá de la arquitectura popular, el patrimonio religioso también entra dentro de los atractivos de la aldea gallega. En la parte más alta de Piornedo se encuentra la iglesia de San Lourenzo y aunque su cronología resulta desconocida, también forma parte de la riqueza monumental del municipio de Cervantes. El templo presenta una planta rectangular con muros de sillería granítica y un tejado de pizarra, muy habitual en estas zonas de montaña. La fachada principal es sobria y sencilla, formada por una puerta en arco de medio punto, un ventanuco circular y un pequeño campanario con una cruz de piedra. Cabe destacar que en una de las salidas del pueblo también podemos encontrar otra capilla dedicada a San Bartolomeu. Por otra parte, también resulta interesante mencionar una curiosa fuente erigida en el pueblo en el año 1787, construida también en sillería de granito y contemporánea a la ya citada Casa do Sesto.